Matices en la niebla
La poesía de Francisco Díaz de Castro (Valencia, 1947) obtiene un justo reconocimiento en la publicación de una antología general de su obra en esta obra, Sol de Niebla, en la cuidada colección del Ayuntamiento de Lucena, en un libro que parece un CD, por aquello de que los libros deben ser también otra cosa.
Sobre la edición y el promotor, ya me gustaría que el ayuntamiento de mi pueblo, de cualquiera de mis dos -o tres- pueblos tuviera una colección de libros como la que tiene Lucena. ¡Quizás sea sólo una cuestión de proponerlo y de proponerse como director!
En fin, no sé si Francisco Díaz de Castro es o no vasco, cónyuge de vasca, al menos, pero sí se que la poesía que escribe se enraíza en ocasiones en el paisaje de esta tierra: en Bilbao, en Bermeo y en Mundaka.
La poesía de Díaz de Castro acampa dentro de lo que se ha venido llamando poesía de la experiencia, que en el fondo, creo que no es sino una mirada nostálgica sobre la propia vida, un juego de espejos entre lo que pudimos ser y no somos, entre lo quisimos y lo que nos tocó en suerte, un juego de matices en la niebla de la existencia. Y así va la nave de la poesía de Francisco Díaz de Castro: volviendo metafísica y meditación, lo que podía haber sido sólo anécdota.
Una escritura confesional, una perfección formal, un trabajo en la dicción, una metáfora suave, una línea clara, el recuerdo sin poder retenerse, un tiempo que pasa y que no llega, una sensación ambigua del ser, una necesidad de decirse en la pérdida. Las llamadas de la poesía de Francisco Díaz de Castro dejan la huella de los días vividos, y también de los no vividos, pero que quisimos con la misma fuerza, porque ya unos y otros se han perdido sin remedio.
En la recreación de los momentos idos, la mano creadora de Francisco Díaz de Castro resulta que aparece como el sol en la niebla, en el matiz, muy atenta a un ritmo creador nada presuroso. Por eso esta recopilación de su obra viene a coincidir con una necesidad de mantener viva una obra poética que crece en la intensidad de la vida vivida y más intensamente recordada.
Una cierta verdad fugaz, una melancolía de viejos días perdidos colorea -a veces, con coraje-, pero al mismo tiempo vividos con intensidad. Intensidad que se pretende transmitir a través de unos versos precisos que hablan de la "alta ocasión que ofrece la vida", y de un Bilbao "de forma inestable".
Francisco Díaz de Castro: Sol de niebla. Ayuntamiento de Lucena, Córdoba, 2003, 178 páginas + índices.
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