El nuevo ministro portavoz se compromete a "no mentir"

El nuevo portavoz del Gobierno y ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, se comprometió ayer a no mentir en su nuevo cometido. El traspaso de poderes de la última remodelación de José María Aznar fue insólito. No hubo discursos ni de los ministros entrantes ni de los salientes y ni siquiera acto de cesión de la vicepresidencia primera de Mariano Rajoy a Rodrigo Rato.

Todo se zanjó en el caso de La Moncloa con la presencia exclusiva de cámaras y fotógrafos en el despacho del candidato del PP, Mariano Rajoy, quien traspasó a Javier Arenas el Ministerio de la Presidencia y al ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, la Portavocía del Gobierno. Posteriormente, los ministros comparecieron ante los medios de comunicación con los que sostuvieron una conversación informal.

El nuevo vicepresidente segundo y ministro de la Presidencia, Javier Arenas, explicó que la razón de la ausencias de los discurso en La Moncloa estaba calculada. "No quisimos dar imagen de gran cambio con discursos de los entrantes y los salientes a seis meses de las elecciones generales", dijo Arenas.

José María Aznar y Mariano Rajoy quieren enviar con todos sus gestos, desde los propios nombramientos y relevos a la forma de materializarlos, el mensaje político de que este es el último Gobierno de Aznar y que, por tanto, hay continuidad.

Por otra parte, no se produjo la ceremonia del traspaso de poderes de la vicepresidencia primera de Rajoy a Rato, al no considerar ambos que fuera necesario dicho acto porque la vicepresidencia no lleva aparejada un cambio de cartera, ya que Rato sigue siendo ministro de Economía y el Ministerio de la Presidencia, que llevaba Rajoy, lo va a llevar Arenas.

Rato se limitó a jurar el nuevo cargo ante el Rey. Y ni siquiera compareció en la toma de posesión de su amigo y nuevo ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa, en la que se le esperaba. Fuentes próximas a Rato manifestaron que la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, que preside y ayer celebraba su habitual sesión de los jueves, se complicó más de lo habitual.

Rajoy fue la estrella en su breve e informal comparecencia ante los medios de comunicación. Anunció que no quiere prodigarse en los medios sino dosificar sus mensajes políticos como candidato a la presidencia. Ni tampoco multiplicar sus viajes, pese a que este fin de semana realiza dos: hoy al País Vasco, donde se reunirá con la dirección del PP vasco, y el domingo, a Barcelona, donde intervendrá en la Convención que proclamará a Josep Piqué candidato del PP a la Generalitat catalana.

También confirmó que no cambiará el equipo dirigente del partido en la calle Génova y que sólo se llevará de La Moncloa a sus colaboradores más próximos: su jefe de Gabinete, Francisco Villar, y a la jefa de prensa, Belén Bajo. "Es un equipo que ya está rodado y funciona".

Confirmó asimismo que tanto José María Aznar como él mismo habían anunciado a Manuel Fraga, el presidente fundador del PP, su designación como sucesor a través de una llamada telefónica antes de que la noticia se hiciera pública a través de los medios de comunicación.

Arenas anunció una próxima ronda con los grupos parlamentarios del Congreso en su calidad de ministro de la Presidencia, por la que tiene competencia en Relaciones con las Cortes. E informó que había recibido una llamada telefónica de felicitación del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.

Los únicos nuevos ministros que tomaron la palabra, pero de manera muy breve, fueron la de Administraciones Públicas, Julia García-Valdecasas, y el de Ciencia y Tecnología, Juan Costa. A Costa le sustituye en su cargo de secretario de Estado de Comercio Francisco Utrera, hasta ahora secretario general de Comercio Exterior.

García-Valdecasas se comprometió a culminar antes del final de la legislatura la tramitación de la ley de Gobiernos municipales, cuyo anteproyecto fue pactado con el PSOE.