La policía acosa a los hijos de Sharon
Los casos de la construcción 'Isla griega' y del préstamo de Cyril Kern pueden alcanzar al primer ministro de Israel
Los dos hijos del primer ministro israelí, Ariel Sharon, continúan siendo acosados por los investigadores de la unidad antifraude de la policía, que ayer interrogó al más joven, Gilad, en relación con un caso de nepotismo y corrupción. Por su parte el mayor, Omri, optó recientemente por guardar silencio en otro caso de supuesta financiación ilegal del partido y fraude electoral, en el que también está implicado su hermano. Si ambas investigaciones progresan durante los próximos meses y se elevan a los tribunales, podrían afectar seriamente a la carrera política de su padre, que incluso podría verse obligado a dimitir.
Tras más de cuatro horas de interrogatorio, el menor de los Sharon recibió orden de la policía de entregar unas cintas de audio, que según los investigadores están en su posesión y cuyo análisis ayudaría a esclarecer el llamado caso Isla griega. Según las pruebas recogidas hasta el momento, Gilad fue contratado por un conocido empresario de la construcción, David Appel, para realizar unos servicios de consultoría cuando dada su edad y corta experiencia profesional no parecía cualificado para ello.
A pesar de que era un joven economista de sólo 30 años, Appel le ofreció supuestamente un sueldo exagerado: 20.000 dólares mensuales, más dos partidas de 100.000 dólares, cada una a pagar a la empresa familiar que los Sharon tienen en su rancho del Néguev, y una bonificación de tres millones de dólares, a ingresar una vez comenzara un ambicioso proyecto de urbanización a realizar en una isla del mar Egeo.
En esos momentos, principios del año 1999, Ariel Sharon era ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Y dadas las irregularidades en la contratación de Gilad se sospecha que Appel en realidad estuviera comprando el apoyo del padre, para que éste solicitara ayuda a su homólogo griego para conseguir las licencias correspondientes. Se trataba de edificar un gran complejo que contase con todo tipo de servicios y equipamientos, convirtiéndose en un importante polo de atracción turística dentro del Mediterráneo.
La urbanización había de permitir a Appel pegar un pelotazo, que luego habría de revertir en beneficio de Sharon, quien siendo el número dos del Likud estaba a punto de enfrentarse a unas reñidas elecciones primarias, cuya campaña estaba necesitada de financiación. Aunque al final todo se complicó y el proyecto no se llevó a la práctica, también afectó al entonces alcalde de Jerusalén, y actual ministro de Industria, Ehud Olmert. Supuestamente, Olmert hizo uso también de sus contactos internacionales para promover la iniciativa, a cambio también de apoyo en dichos comicios internos del Likud.
Las investigaciones apuntan a que una vez frustrada esta fuente de financiación, los Sharon acudieron a donantes extranjeros, cuyas contribuciones fueron canalizadas a través de la empresa Annex Research, copropiedad de un amigo estadounidense de Sharon, Arie Ginger, y de su actual jefe de Gabinete, Dov Weisglass. Según las pesquisas policiales, esta firma habría actuado a modo de tapadera para centralizar dichas donaciones ilegales, y más adelante aquéllas utilizadas para la campaña de las elecciones a primer ministro que ganó frente al laborista Ehud Barak en marzo del año 2001.
Devolución millonaria
A pesar de que inicialmente no había violado la legislación electoral o penal, sino solamente la normativa interna de su partido, el Tribunal de Cuentas le pidió a Sharon que devolviera 4,7 millones de shequels (un millón de euros) a la sociedad en cuestión. Para ello, el ya primer ministro solicitó un crédito de 4,2 millones de shequels (unos 900.000 euros) al Banco Leumi, el primer banco comercial de Israel, pues ya había devuelto medio millón (unos 106.000 euros) a través de un cheque. Fueron entonces sus hijos los encargados de hacer la gestión financiera, que intentaron avalar mediante la hipoteca de un rancho de la familia.
Pero una vez que vieron que el aval no era posible, Gilad fue capaz de hacer frente al crédito concedido por el Leumi a través de otra cantidad superior, de 1,5 millones de euros, que los dos hermanos Sharon habían recibido a través de una cuenta que ambos tenían en una sucursal del Banco Discount en Tel Aviv. Según la investigación, esta cantidad fue transferida por un surafricano amigo de la familia, Cyril Kern, desde un banco austriaco, lo que levantó las sospechas de financiación ilegal y fraude electoral, que continúan siendo examinadas por la policía.
El nudo gordiano del asunto parece estar ahora en Viena, de donde procedió el préstamo, aunque las autoridades austriacas se han negado hasta ahora a entregar la información solicitada por los investigadores. Curiosamente, en esta ciudad tiene también su sede la empresa Casinos Austria, una de las más importantes del sector del juego a nivel mundial, cuyo presidente, Martin Schlaff, es asimismo amigo personal de Sharon.
Schlaff, que es el principal inversor del casino de Jericó, impulsa ahora la construcción de los que serían los dos primeros casinos en Israel, donde el juego ha estado hasta ahora vetado por la influencia de los partidos religiosos, aunque ésta es cada vez menor. Pero para ello, Schlaff tendrá antes que demostrar no tener conexión alguna con la financiación de las campañas electorales de Sharon, tal como parecen sospechar los investigadores.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.