Dimite el director de San Telmo ante la prolongada indefinición del museo
Rafael Zulaika, en el cargo desde 1994, achaca la tardanza a la "falta de consenso político"
Rafael Zulaika, hasta ahora director del Museo San Telmo de San Sebastián, abandona el cargo que ha ocupado durante los últimos nueve años por la "falta de una decisión firme" sobre el futuro del recinto museístico municipal. Zulaika ha presentado su dimisión ante la prolongada indefinición que arrastra San Telmo tras casi una década de intentos por dar con una solución que determine los usos museológicos de uno de los equipamientos culturales más importantes de la ciudad. Achaca en parte esta tardanza a "la falta de consenso político e institucional".
Zulaika dejó la dirección del museo donostiarra el pasado 1 de septiembre, el mismo día que cumplía 40 años. "Ha sido una decisión muy dura, pero coherente con lo que pienso y quiero para San Telmo. Ha llegado un momento en que no puedo seguir aportando nada útil para el museo", explica para justificar su dimisión. Con esta decisión, pone fin a nueve años al frente de uno de los equipamientos culturales, junto al Kursaal y el Teatro Victoria Eugenia, más relevantes de San Sebastián.
La marcha de Zulaika está motivada principalmente por la falta de una apuesta decidida y urgente sobre el proyecto definitivo del recinto municipal: "Hace falta una decisión firme, un sí rotundo para poner en marcha el nuevo museo", declara a EL PAÍS. Zulaika reclama "una reforma integral" que despeje las dudas sobre el uso del actual edificio, la gestión de las colecciones artísticas que contiene y los públicos a los que irá dirigida su oferta.
"Me marcho porque mi etapa profesional en San Telmo ha terminado, y quiero agradecer la confianza que han depositado durante este periodo los responsables del Ayuntamiento y el Patronato de Cultura", asegura Zulaika, quien admite una cierta "frustración personal" por no ver hecho realidad el proyecto final.
El futuro del museo donostiarra sigue en el aire después de una década de estudios y proyectos que fueron abandonados o siguen inconclusos. La idea de transformarlo en el museo de la cultura vasca no acabó cuajando, pese a que fue aprobada en 1994 por el Gobierno vasco, la Diputación guipuzcoana y el Ayuntamiento. Más tarde, en 2001, se intentó crear un museo ligado a la ciudad, pero esta idea tampoco prosperó. El último plan, bendecido por la Junta Rectora del Patronato de Cultura en octubre pasado, le asigna la categoría de museo de Bellas Artes, Etnografía y Arqueología y de su pinacoteca histórica. Así se recoge en el documento de bases titulado Donostia: El patrimonio es futuro, obra del propio Zulaika y del director del Museo de Historia de Barcelona, Antoni Nicolau. Este plan tampoco se ha concretado aún.
El proyecto de Tabacalera
Los autores señalan en dicho documento que "en el plano arquitectónico, debe articularse una intervención integral y una renovación de las instalaciones que le permita responder a las nuevas demandas sociales. La acogida del público, la circulación en el edificio, la conservación de las colecciones en espacios acondicionados para ello, son deficiencias graves que San Telmo debe corregir, ineludiblemente, para seguir su trayectoria como museo municipal".
Zulaika considera que "en los últimos años se ha avanzado menos de lo que hubiéramos querido", lo que ha desembocado en un "cierto cansancio personal" que le impide mantenerse en la dirección. A su juicio, la esperada refundación del antiguo convento de los frailes dominicos no llega, entre otros motivos, por las interferencias políticas: "La falta de consenso político e institucional ha sido determinante para que este proceso sea haya alargado tanto". Aunque matiza no deja el cargo "crispado ni descontento" con los responsables políticos.
En la indefinición de San Telmo, apunta Zulaika, también ha intervenido la irrupción del proyecto para la creación de un Centro de Cultura Conbtemporánea en el edificio de Tabacalera, lo que obligó a realizar un replanteamiento sobre el futuro del museo municipal.
San Telmo cuenta con un millón de euros de presupuesto y recibe al año una media de 75.000 visitantes, aunque ha llegado a los 110.000 en alguna ocasión. Fue inaugurado el 5 de octubre de 1902 por Alfonso XIII y adquirido por el Ayuntamiento en 1928. Ocupa 6.000 metros cuadrados al pie del monte Urgull y contiene 600 piezas de arqueología, entre las que destacan las 82 estelas funerarias; 3.500 obras, entre pinturas, esculturas y estampas, y 4.000 objetos etnográficos, además de los lienzos de Sert.
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