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Golpe por golpe

La situación italiana se está precipitando. Hace algunos días el tribunal de Milán dictó la sentencia que condena a 11 años al diputado Cesare Previti, uno de los fundadores del partido de Berlusconi, amigo de Berlusconi, abogado de Berlusconi, socio de Berlusconi. "La corrupción más devastadora de la historia de la República italiana", se lee en la sentencia. Las pruebas son aplastantes. Miles y miles de millones de liras para corromper a los jueces, para favorecer el patrimonio de Berlusconi, para permitir que Berlusconi pudiera adquirir la editorial Mondadori y el imperio periodístico que a ésta hace referencia. Las motivaciones de la sentencia se reflejan inevitablemente sobre Berlusconi. Pero Berlusconi, entre tanto, ha recibido una ontológica "gracia" gracias a una ley fruto de la voluntad del presidente de la República Carlo Azeglio Ciampi. Esto no lo digo yo, lo ha afirmado Berlusconi en una radio francesa: "La ley de inmunidad no ha sido cosa mía, sino voluntad de Carlo Azeglio Ciampi".

Cuando el escorpión se ve acorralado, pero con la cola libre para picar, como sabemos, ataca. En caso contrario, sabe que será aplastado. A su disposición tiene un último golpe de cola. Hoy, en Italia, ha llegado el anuncio del golpe de cola. Su portavoz es el diputado Bondi, de Forza Italia (el partido de Berlusconi), que en una entrevista al Foglio (el periódico de la señora Berlusconi, dirigido por Giuliano Ferrara) declara que "la política ya no aguanta más y considera necesario reaccionar golpe por golpe contra los magistrados subversivos". Se responde golpe por golpe, es decir, como propone Bondi, instituyendo una comisión parlamentaria contra la magistratura italiana.

El diputado Bondi es un ex comunista de formación estaliniana, al igual que Giuliano Ferrara, también él de formación soviética, país en el que estudió, aunque más tarde se convirtiera en informador a sueldo de la CIA, como ha afirmado jactanciosamente en su programa televisivo. El diputado Bondi conoce bien, sin duda, la técnica de los golpes de Estado estalinistas promovidos en algunos países del Este a finales de la Segunda Guerra Mundial. Para su declaración se ha dirigido a un colega como Ferrara, director del Foglio, de propiedad de la señora Berlusconi; Ferrara, que estudió en Moscú en los años sesenta y setenta, durante el periodo brezneviano, y que sucesivamente se convirtió en informador a sueldo de la CIA durante los años del terrorismo en Italia, y que más tarde ha acabado siendo el principal consejero de Berlusconi, aquel que le escribe los discursos. ¿Que me repito? Discúlpenme por repetirme, ya soy viejo, sé bien todo lo que ha sucedido en Italia en los últimos treinta años. Simultáneamente (el escorpión tiene muchas colas en Italia), el diario Il Giornale, propiedad de Paolo Berlusconi, hermano de Silvio Berlusconi, aparece el 8 agosto a lomos de una falsa noticia, la adulteración necesaria en toda esta mierda.

Porque naturalmente se trata de mierda, ésa en la que la República italiana está inmersa hasta el cuello, con la moral suasion del presidente Carlo Azeglio Ciampi.

La mierda de Il Giornale es un presunto "escándalo" mantenido vivo por un sujeto encarcelado en Suiza, que sostiene que en el caso Telekom Serbia (un asunto de supuesta corrupción de esta compañía de telecomunicaciones en la antigua Yugoslavia), el Gobierno italiano precedente, en el que el presidente Ciampi, creo, ocupaba un ministerio cualquiera, se benefició presuntamente del dinero de Milosevic, y que ese dinero iba a parar a determinados parlamentarios de centro-izquierda. Resulta inútil decir que en Francia corre la voz de que quienes han recibido sobornos son precisamente el diputado Bondi y la dirección de Il Giornale de Berlusconi. Porque naturalmente a todo esto los jueces italianos, que son gente seria, no prestan atención alguna. En todo caso, si lo quisieran, podríamos poner en su conocimiento otras personas a quienes dirigirse, que tienen mucho que decir. Se trata de unos vagabundos que duermen sobre los bancos del parque con la botella vacía delante, no muy distintos del señor que pretende difundir sus revelaciones desde Suiza.

El sujeto arrestado en Suiza por sus ambiguos tráficos ha sido declarado persona no digna de crédito por la magistratura italiana, pero eso al director de Il Giornale no parece importarle. En su lógica golpista no cree en la magistratura italiana, prefiere considerar verídicas las palabras del oscuro personaje encerrado en la cárcel (que por cierto empezó su carrera con un concurso de belleza en una televisión de Berlusconi, y la está terminando con no menor estética).

Qué mierda, pensará el lector que esté leyendo toda esta mierda. Es cierto, lector. Con todo, en esta enorme mierda que es la Italia actual, donde todo puede ir en cualquier dirección, nos llega ahora la voz del diputado Bondi, ex brezneviano pasado al servicio de Berlusconi. Bondi, quien define la magistratura italiana como "una asociación de delincuentes", asociación de la que forma parte también pues Carlo Azeglio Ciampi, visto que es institucionalmente la cabeza de la misma. Pues este diputado propone una comisión de investigación parlamentaria. Ello supone simplemente el anuncio de un golpe de Estado. Un golpe de Estado a la italiana, como el de Mussolini cuando en sus tiempos se apoderó del Parlamento y tras el asesinato de Matteotti, ejecutado por orden suya, declaró que la magistratura italiana no era necesaria porque de aquel problema se ocupaba él mismo. La democracia parlamentaria de la Italia de los Saboya acabó en aquel momento.

El diputado Bondi viene a decir una cosa análoga. El suyo es simplemente el anuncio de un golpe de Estado. Tan de guante blanco como se quiera, por ahora, parecido a esos descritos por Curzio Malaparte (un fascistón convertido en comunista, que de esas cosas entendía) en su Técnica de un golpe de Estado. Porque todo está ya escrito, en Italia, para tranquilidad de ciertos periodistas de los llamados liberales.

Frente a este golpe de Estado serenamente anunciado por parte de Berlusconi a través de la voz del diputado Bondi tal vez sea el caso de lanzar un mensaje a Europa, admitiendo que ésta exista. Sería el caso también de lanzarlo al presidente de la República, visto que debería ser él el garante de las instituciones y la cabeza de la magistratura, que el diputado Bondi considera una asociación de delincuentes y el jefe de Gobierno Berlusconi, un cáncer que debe ser extirpado. Pero, quién sabe por qué, nuestros "garantes" callan. En los Estados Unidos, de un presidente se sabe hasta si se fumó un porro cuando era joven. En Italia, para hacer admitir a un periodista de un periódico independiente que nuestro presidente, llamado repetidamente en la prensa "el presidente que participó en la Resistencia", por el contrario jamás fue un partisano, hace falta dar mucho la lata. Se ve que los buenos periodistas italianos, que en su colegio profesional toleran tranquilamente a un colaborador de la CIA como si fuera algo normal, me refiero al ya mencionado Giuliano Ferrara, tal vez no tengan excesivo interés en contar las biografías de nuestros presidentes.

Pero en casos como éste, un golpe de Estado declarado ante la prensa a través de la voz de un berlusconiano como si se tratase de la crónica de una muerte anunciada, me parece que lo más adecuado, más que a Europa o al presidente de la República, es dirigirse a los ciudadanos italianos. Diciéndoles: prestad atención a fuerzas que se hacen pasar por defensoras de la democracia, pero que en realidad son fuerzas subversivas, secundando los deseos del diputado Bondi. Lo importante es estar en guardia ante nosotros mismos. Los italianos, tras el armisticio del 8 septiembre de 1943, tras la rendición de los Saboya y la invasión de los nazis, supieron luchar por la democracia. Y lo consiguieron. Es el momento hoy, en Italia, de que todos pensemos en ello. Nessun dorma, italianos.

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