Rato y Rajoy, al borde del ataque
El pasado 4 de julio, viernes, José María Aznar hizo gala de su especial sentido del humor al informar a los miembros del Gabinete, tras la reunión del Consejo de Ministros, que podían irse tranquilos de vacaciones porque sólo después formularía su propuesta de candidato a presidente del Gobierno. Ayer, tras declarar levantada la sesión del Consejo de Ministros, Aznar, según uno de los presentes, no se dirigió a todos sino a uno de ellos. Miró a Javier Arenas, secretario general del PP.
-Javier, convoca al comité ejecutivo del partido el lunes por la tarde para considerar la propuesta del candidato a presidente del Gobierno, y la junta directiva el martes por la mañana para resolver.
¡Toma ya! Los miembros del Gabinete sintieron un escalofrío, según el relato de otro ministro, pero permanecieron fulminados en sus asientos. No hubo una sola pregunta y, menos, comentarios. Desde aquel cónclave de Perbes (A Coruña) de 1989, hace ahora 14 años, en el que participaron varios de los ministros presentes ayer, los populares nunca volvieron a adoptar una decisión tan relevante como la de elegir a su líder.
El ucase verbal, frío, administrativo, con que Aznar despachó ayer el asunto entraba dentro del cálculo de probabilidades que contemplaban algunos ministros. "Había tres hipótesis de trabajo. La primera, que lo anunciara enseguida, nada más reiniciarse el ciclo político; la segunda, que se hiciera a finales de septiembre, y la tercera, que aplazara el anuncio hasta noviembre, una vez celebradas las elecciones en la Comunidad de Madrid y Cataluña", dijo un miembro del Gabinete. Y añadió, a modo de conclusión: "No podía dejar que este asunto se pudriera. Cuanto antes se sepa, mejor".
Aznar ha elegido un nuevo momento dulce para el PP, de creer el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas. La idea es que el PP debe iniciar un sprint electoral sin escalas hasta las legislativas del próximo marzo. Y ello, en un momento delicado del principal contrincante, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que puede, incluso, agravarse si el PSOE sufre una derrota sonada en la Comunidad de Madrid, vista en círculos del PP como la primera vuelta de cara a las generales.
Los dos candidatos -Mariano Rajoy y Rodrigo Rato- han quedado al borde del ataque de nervios desde el mismo momento en que oyeron las instrucciones que impartió Aznar, exhibiendo sangre de pato, a Arenas. Ninguno de los dos, según gente que ha estado en contacto con ellos en las últimas horas, tiene pistas para saber si Aznar le ha escogido para pasarle el cetro y la corona.
¿Cabe la posibilidad de que haya todavía un tapado sumergido en la mente de Aznar? Todas las fuentes aseguran que, si bien existe un gran suspense, la selección del sucesor se limitará a los dos nombres citados. De acuerdo a la tradición del partido, Rato sería el candidato natural. Por razones de aparato interno, pero también porque anota en su haber otros dos puntos: su gestión en el timón de la economía durante ocho años de expansión y por ser, después de Aznar, quien más sólidas conexiones internacionales, con Europa y Estados Unidos, ha desarrollado. Sin embargo, Rajoy es un peso pesado al que el presidente del Gobierno atribuye una muñeca política de primera magnitud.
Hay un punto que siempre ha estado presente en esta selección. El futuro de los equipos del PP. Será difícil que Rato acepte formar parte de un Gobierno presidido por Rajoy, y es más probable que en el caso de no ser seleccionado opte por archivar su largo ciclo político. La permanencia de Rajoy en un Gobierno presidido por Rato, en cambio, sería viable. Mucho depende, pues, de si Aznar considera vital que en un futuro Gobierno popular -caso de victoria sobre los socialistas en marzo de 2004- participen los dos o, en cambio, estima que no lo es.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.