Historiadores del arte alertan contra la picaresca del coleccionismo

ELISA SILIÓ,

Alos historiadores del arte sentados ayer en la mesa del curso De Tiziano a Picasso: artistas que imitan el arte, en El Escorial, les gustaría que los coleccionistas en España fueran como los mecenas renacentistas que no sólo pagaban por los cuadros, sino que entendían de pintura. "Se deberían dejar asesorar. Sé de uno que pagó 300 millones de pesetas por uno falso y aún se da de cabezazos", contó José Álvarez de Lopera, jefe de Conservación de Pintura Española del Museo del Prado. "No siempre sirve el asesor. Carlos IV se fio de Velázquez y éste se equivocó", contestó Fernando Checa, director durante seis años del citado museo. "En las colecciones de los artistas hay cuadros que no son de quien se supone porque tienen una gran capacidad para engañarse y una visión subjetiva del arte", añadió Álvarez de Lopera.

Ambos expertos y Miguel Morán Turina, director del curso, coinciden en que la autoría de un cuadro pertenezca a un pintor conocido o a su taller no aporta nada a la historia del arte. Son los marchantes y coleccionistas los interesados en saberlo. Así, una Inmaculada atribuida a Velázquez bajó en una subasta de 2.000 millones a 150 millones de pesetas cuando un experto dijo que era de Alonso Cano. Esto lleva a la picaresca de algunos que firman la autenticidad de una obra a golpe de talonario. "La mayoría de los historiadores no se dejan comprar, pero hay quien con un sueldo pequeño se compra una villa", dice Álvarez de Lopera. "Valorar un cuadro no es una labor de esta disciplina. A veces, los marchantes te piden consejo, y yo les pregunto por el mercado, pues me interesa una obra sin publicar", dijo Checa. A juicio de Álvarez de Lopera, los marchantes que sí sabían de arte fueron los de las vanguardias, y Checa recordó la labor de algunos para la creación de pinacotecas como la National Gallery.

Arremetieron contra quienes creen tener un "ojo especial" para distinguir un lienzo verdadero de otro falso. "Yo llevo 20 años estudiando a El Greco y tengo dudas. Todos los pintores tienen pinturas de calidad inferior", dijo Álvarez de Lopera. "Además, las obras tienen modificaciones de añadidos posteriores o de restauraciones con criterios dispares, por eso dos cuadros de un pintor no se parecen", subrayó Checa. "Hay zonas de indefinición a la hora de catalogar. Por ejemplo, Retrato de un arquitecto, de El Greco, fue comprado por Rubens como un tintoretto y en una limpieza apareció su firma. O el cuadro San Pedro arrepentido, que uno dice que es de Velázquez y el resto dice que no, pero sin saber de quién es".

En la picaresca también actúan los parientes. Lo dijo el conservador: "A cualquier sobrino de un constructivista ruso pobre se le tienta fácilmente: Pon que viste pintarlo a tu tío. O Dalí que se falsificaba a sí mismo firmando hojas que le daba a su secretario para que hiciese lo que quisiera con ellas".