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Reportaje:VIVIR MEJOR

La fiesta en casa

Las empresas especializadas en celebraciones proporcionan vajillas, comida, músicos, payasos...

Finales del verano no parece el momento más propicio para que una tienda de artículos para fiestas haga un gran negocio, pero lo cierto es que en El Relámpago no paran. El número uno de las fiestas en casa es la celebración del cumpleaños, y de éstos, claro está, los hay todo el año. La oferta de la tienda es de unos 5.000 registros, entre novedades -unas velas que son bengalas y unos globos con forma de letras y números- y los clásicos inalterables -el vaso y el plato de plástico.

Con una experiencia de 23 años como dependienta, Antònia Abad tiene autoridad para comentar las tendencias en las lides de montarse la fiesta en casa: el carnaval va de subida y las verbenas, de bajada. Excepto la incombustible noche de Sant Joan. Para esta última, por ejemplo, se han hartado de vender unas antorchas de caña que se usan para decorar los jardines y que, además, se pueden ir reutilizando. Las guirnaldas y los farolillos, cada vez más duraderos y utilizados como decoración permanente de las casas, también tienen mucha salida en verano. Otra tendencia: los platos, vasos, copas, manteles, servilletas y cubiertos se venden cada vez más. "La gente no tiene ganas de lavar platos cuando tiene invitados en casa", afirma Abad. En cuanto a los colores, en Navidad triunfan el verde y el rojo; en verano, el amarillo y el azul. Para la fiesta de batalla, el blanco de toda la vida.

Quizás por la misma regla por la que se usa vajilla de usar y tirar, el confeti empieza a desaparecer de las fiestas: se esconde por todos los rincones y resulta difícil de eliminar. La gran estrella, el globo. En El Relámpago ofrecen un servicio de hinchado con helio y entrega a domicilio: el transporte de 25 globos "normalitos" cuesta 90 euros.

En Barcelona hay más tiendas especializadas en este tipo de producto: La Bolsera y El Ingenio son dos de las más surtidas. También servicios de abastecimientos acreditados, como Prats-Fatjó, Semon y Plat-Ring. En este último organizan cenas a domicilio a partir de un gasto de 60 euros. Pero siempre trabajan sobre presupuesto, al gusto del cliente. Cocinar en casa, o no; con camareros, o no; mesas y sillas extra, o no; vajilla, o no... Siempre comida sana, con muy poca grasa, asegura la gerente, Lina García. Y si el cliente lo pide, se ofrecen a contactar con músicos, y, si se trata de una fiesta infantil, con payasos.

Pep Mogas y Vanda Regina, La capsa de sol, son una pareja de payasos que trabajan de animadores de fiestas infantiles, entre otros menesteres relacionados con el mundo del teatro. Como es habitual en este tipo de servicios, Pep y Vanda preparan su número sobre presupuesto (a partir de 200 euros). Ofrecen toda una historia: dos payasos llegan a la fiesta y cuentan a los niños que han perdido su compañía de circo. Con eso, ya la han liado. Les enseñan los rudimentos del mayor espectáculo del mundo -payaso, malabares, equilibrismo, acrobacia- y luego presentan su propio número.

Pero también los mayores demandan cierta diversión, a veces un punto de locura o de burla, en sus fiestas y reuniones. En La Central del Espectáculo tienen una cantera de 60 dobles para todo tipo de encuentros. La última novedad es la pareja de moda, el futbolista David Beckham y la cantante Victoria Adams. Advertencia, la cosa es cara: el viaje en avión desde Gran Bretaña y la participación durante cuatro horas en una fiesta cuesta la friolera de 1.100 euros si se alquila a uno solo, y el doble si se alquila a los dos.

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Pero por un precio más módico, 210 euros, ofrecen la presencia de actores que, con la complicidad de los organizadores de la fiesta, inventan toda suerte de situaciones más o menos comprometidas para los invitados. Explica Daniel Aguirre, gerente de la empresa, que los personajes más socorridos son el tío de América, o el hijo del tío de América que quiere invertir en España, y el hijo de unos amigos que se encuentra solo en la ciudad y a quien hay que introducir en sociedad. Este último es un actor medio punk, tatuado y lleno de piercings que, en un momento dado, se pone a tocar el violín con gran finura y habilidad. La perplejidad y los ejem ejem están servidos. Los argumentos y las situaciones se van afinando con periodicidad, añade Aguirre, cuya empresa también ofrece servicios de abastecimiento a partir de seis personas, y pinchadiscos para añadir música a las fiestas.

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