'Glamour' y 'swing'
Imperio Argentina puede ser considerada como una de las tres personas de la trinidad de la copla, junto a Miguel de Molina y Concha Piquer. No grabó demasiados discos, pero todos ellos son exquisitos. Gran parte de su repertorio lo desarrolló en películas. Magdalena Nile del Río aportó a la copla glamour, swing y maneras muy alejadas del tremendismo y el rictus tragicómico de algunas estrellas de la canción española. Y cantaba, como los ángeles, tangos de su tierra despojados de patetismo y truculencias. Cantó con Gardel en algunos filmes, entre ellos, Melodía de arrabal. Ella fue un producto extraño de fusiones: argentina de nacimiento, padres españoles de ascendencia inglesa.
Debutó como cantante en el teatro de la Comedia de Buenos Aires con el nombre artístico de Petit Imperio, siendo amadrinada por la bailarina y cupletista española Pastora Imperio. Su nombre artístico definitivo se lo puso en Madrid, donde debutó en 1924 en el teatro Romea. A partir de entonces recorre los teatros de variedades y graba sus primeros discos para el sello Parlophone con el guitarrista Rafael Medina. Entre otras canciones, registró en 1933 una versión de Carioca, el baile que habían popularizado Fred Astaire y Ginger Rogers en el filme Volando a Río. Pero preferentemente graba tangos que cantaban en América Tania y Libertad Lamarque. Aquellos discos de pizarra son hoy cotizadísimas piezas de coleccionista.
Fue en los años treinta y cuarenta cuando se consagró, fuertemente apoyada por el cine, como extraordinaria intérprete de la canción española. Algunas de sus versiones jamás han vuelto a ser igualadas por ningún intérprete. Por ejemplo, Carceleras del Puerto, La falsa monea,
Antonio Vargas Heredia, Ojos verdes,
Los piconeros. En la actualidad, y desde distintos ángulos, hay tres artistas que aportan a la copla un empaque y una clase que bien pudiera ser herencia de Imperio Argentina: Gracia Montes, Martirio y Pasión Vega. En octubre de 2001 publicó su autobiografía, en colaboración con Pedro Manuel Villora. El libro es alucinante, como la vida de la artista: se le llegó a insinuar Marlene Dietrich y tuvo algunas relaciones con Hitler y Goebbels. También pertenecía al estrecho círculo de "las intocables de Franco": ella, Lola Flores y la Piquer.
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