Un concierto y una pieza teatral conquistan el cielo de Salzburgo

Es un aeropuerto y, sin embargo, lo que esconde tras los cristales y los hierros es un punto de encuentro entre el arte, la pasión y la tecnología. Los 65.300 metros cúbicos de Hangar-7 del aeropuerto de Salzburgo, diseñados por el arquitecto Volkmar Burgstaller, se han construido con 1.200 toneladas de acero y 380 toneladas de cristal especial. Hoy, en Hangar-7, dentro de la programación del Festival de Salzburgo, con la colaboración de Red Bull, se presentarán dos obras: una musical y otra teatral.

El compositor de música electrónica Karlheinz Stockhausen va a celebrar su 75º cumpleaños con la interpretación de su obra Cuarteto para cuerda helicóptero. El trabajo, que fue estrenado en 1995, está escrito para cuarteto de cuerda, y para su interpretación se necesitan junto a los músicos cuatro helicópteros con pilotos, cuatro transmisores de televisión y cuatro transmisores de sonido. El simbolismo del Cuarteto para cuerda helicóptero radica en la confrontación entre los instrumentos musicales y el bramido de una aeronave. Stockhausen se deleita explotando estas disonancias tanto acústicas como simbólicas.

La obra Cuarteto para cuerda helicóptero se inicia cuando los rotores comienzan a girar. Un sonido atronador corta el aire creando una onda expansiva que bombea enérgicamente. Los sonidos armónicos tropiezan unos sobre otros, la afinación se hace inestable y el sonido acerado de los motores se convierte en una celebración de sí mismo. Y entonces los violines, la viola y el chelo se les unen. Es un concierto de 30 minutos por encima de las nubes. Todo un espectáculo bien diferente al que están acostumbrados los asiduos espectadores del Festival de Salzburgo.

Las casi diez mil personas que está previsto que se acerquen hasta el Hangar-7 podrán contemplar también el espectáculo teatral-aéreo Taurus Rubens, del coreógrafo Hubert Lepka y de los bailarines de Lawine Torrèn, definido por el director como "arte dramático aplicado, como la buena arquitectura y el buen diseño". En el Hangar-7 se van a reunir Palas Atenea, Zeus y sus hermanos para contar su historia. Representados por un caza Typhoon, un Saab Draken, un Hércules C-130 y otros aviones que llegarán volando de Linz, Langenlebarn y Múnich, según una planificación muy estricta para narrar los mitos griegos desde su creación desde el principio de los tiempos hasta la batalla de Troya. A los aviones se unirán paracaidistas, bailarines, actores y equipos técnicos. El protagonista de esta obra es Taurus Rubens, el toro rojo.

Los organizadores del evento habían logrado recaudar hasta ayer 132.500 euros con la venta de 8.500 localidades. El dinero irá destinado a tres instituciones benéficas.

En Hangar-7 se exhibirá también la muestra fotográfica A passion for

wings, con más de doscientas fotografías que recogen la historia de la aviación, incluyendo todos aquellos aspectos que han obsesionado al hombre para superar la gravedad. En la muestra se podrán contemplar dirigibles, globos aerostáticos, paracaidistas, naves espaciales... En uno de los espacios de Hangar-7 se ha instalado una exposición del escultor Jos Pirkner.

El recinto en el que se van a celebrar el concierto y la representación teatral presenta además unas técnicas de iluminación que se consideran espectaculares, que intensifican el efecto de su transparente arquitectura. Además, el Hangar-7 será sede de innovadores eventos interactivos, en los que albergará exposiciones de pintores y escultores y acogerá actuaciones de artistas de todo tipo de géneros.

A pesar del enorme atractivo arquitectónico, culinario, artístico y cultural de Hangar-7, el espectáculo principal, según los responsables del centro, seguirán siendo los 16 aviones Flying Bulls, algunos de los cuales fueron construidos hace varias décadas.