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Columna
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Catedral

Para mí la metáfora del mundo se encuentra en Mejorada del Campo, en Madrid. Allí entre chalets adosados se eleva una enorme catedral construida con objetos de la calle y materiales sobrantes de otras obras, tales como cristales rotos, baldosas y vigas abandonadas. Con ellos su dueño y único constructor, a lo largo de muchos años, ha ido poniendo una torre aquí, una vidriera allá, una capilla en el otro lado, según se lo iba pidiendo el cuerpo y sin ningún plan determinado porque, como el mundo, el objetivo de esta obra es no ser acabada nunca. Como en el mundo sus columnas están empedradas de chapas de cerveza y como el mundo sus cúpulas están atravesadas por sombríos rayos de luz.

A veces cuando empiezo a creer en el intelecto humano, en los grandes diseños económicos, en lo que dicen los políticos, cuando incluso empiezo a creer en mí misma de la manera tan angustiosa en que recomiendan los manuales de autoayuda y cuando ya estoy a punto de caer en el autobombo me voy a contemplar esa mole mastodóntica e íntima, humana y fea, que se alza ante mi vista de la misma forma que nuestra civilización, llena de artilugios raros y toscos y sin sentido, sería observada por un ojo cósmico.

Pero ojalá que nuestra civilización estuviese tan bien apuntalada como ese monumento al reciclaje continuo porque en el planeta y en nuestro país en particular todo son chapuzas a corto plazo. Eso sí, chapuzas sonadas, como la que se piensa perpetrar en la Puerta del Sol, en tanto que las infraestructuras sanitarias y de servicios sociales (las destinadas al bienestar de los ancianos, por ejemplo) se desmoronan o no existen.

Cuando los cimientos son pobres y se van añadiendo pegotes sobre la marcha, la seguridad es mala, como demuestra el desastre de la refinería de Repsol de Puertollano. O el fallo de la red eléctrica de Estados Unidos, un país donde todo el mundo tiene refrigeración y sandwichera, y cuyas ciudades ciegan al ojo cósmico con su permanente luz.

Como se dice en la película El odio (Mathieu Kassovitz): "Por ahora todo va bien, por ahora todo va bien, lo peor será la caída". Larga vida a la catedral de Mejorada.

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