Ahorrar energía en casa
Desde bombillas de bajo consumo a paneles solares, todo ayuda a tener una vivienda más sostenible
Llega la factura del gas o del agua y nos ponemos las manos en la cabeza. ¿Cómo hemos podido gastar tanto? Perdón, la pregunta debería ser otra: ¿cómo hemos podido llegar a malgastar tanto? Muy fácil. Dejando el grifo abierto mientras nos cepillamos los dientes, poniendo la calefacción a tope en invierno y paseándonos por casa en camiseta de verano o comprando un fantástico frigorífico que tiene más capacidad y potencia de la que realmente necesitamos. Muchas veces no nos damos cuenta, pero con estas acciones estamos derrochando energía, y esto al final se acaba notando en nuestros bolsillos y en el medio ambiento. Sólo un dato: dejar el televisor con el piloto rojo (o stand by) encendido puede llegar a gastar hasta el 25% del consumo del aparato en pleno funcionamiento.
Es entonces cuando oímos hablar de sostenibilidad. Nos puede parecer que ese sustantivo, que últimamente está tan de moda, no va con nosotros. Pero no es así. En realidad, podemos hacer mucho para que nuestra vivienda sea más sostenible y para gastar menos. Laura, de 39 años, lo tiene claro. Vive en Cerdanyola con su pareja y sus dos hijos, de 11 y 7 años, y hace lo que puede para ahorrar energía y agua. "En el comedor tengo dos lámparas de bajo consumo de 23 vatios que equivalen a 100 de las incandescentes y en el despacho también tengo bombillas de bajo consumo", cuenta. En los dormitorios no las tiene porque sabe que si apaga y enciende constantemente las luces, las de bajo consumo no son las más efectivas. Lo tiene todo calculado. En su baño, la cisterna del inodoro tiene doble descarga. "Además, les digo a los niños que la tienen que utilizar lo menos posible". Los grifos de su casa son termoestáticos, es decir, tienen un mecanismo que regula automáticamente la mezcla de agua caliente y fría según la temperatura señalada.
Los mecanismos de interrupción voluntaria de cisternas y los economizadores de grifos que incorporan aire en la salida del chorro, que se pueden encontrar en la mayoría de fontanerías y ferreterías de barrio, también ayudan a rebajar el consumo de agua. Con todo esto, se puede llegar a ahorrar hasta el 50% del consumo. El Centro de Recursos Barcelona Sostenible es un buen sitio al que ir si se quieren obtener más pistas para ahorrar energía en casa.
Los electrodomésticos también pueden ser más o menos sostenibles. En la tienda, debemos fijarnos en su etiqueta de energía, que es obligatoria y clasifica el aparato de mejor (A) a peor (G), según su consumo energético. Los aparatos eficientes (A o B) pueden ser más caros a la hora de comprarlos, pero a la larga resultan más económicos porque consumen menos. La lavadora y el lavavajillas de Laura son del tipo A. "La nevera no porque es vieja, pero cuando la cambie compraré una A", asegura. ¿Y el aire acondicionado? "No, no tengo por principio". Su marido le está dando la lata para comprar un aparato, pero ella dice que resistirá. "Si al final él puede más que yo, compraremos uno que lleve la etiqueta A", dice convencida.
La cosa se complica más con las placas solares térmicas. Laura no las tiene en su piso. No porque no las quiera, sino porque sabe que convencer al resto de los vecinos para instalarlas no es tarea fácil. Éste es el principal obstáculo que se encuentran aquellos que quieren calentar el agua de su casa con este tipo de energía en la ciudad. Los precios de las instalaciones están bajando y, con las subvenciones que otorgan las distintas administraciones (Instituto de Diversificación Energética, Instituto Catalán de Energía, Instituto Municipal del Paisaje Urbano de Barcelona, por ejemplo), instalar placas solares térmicas en el tejado o en la terraza es una opción que cada vez se plantea más gente. Pero, ¿es esta fuente de energía realmente competitiva en la ciudad? En principio sí. Aunque los precios varían entre las empresas, una instalación de 2,5 metros cuadrados para cubrir las necesidades de agua caliente de una familia de cuatro personas puede costar entre 2.000 y 2.500 euros, y las subvenciones pueden llegar a cubrir la mitad de esta cantidad. El ahorro en la factura de electricidad o del gas llega hasta el 85% y la amortización de la instalación dependerá de si se ha pedido subvención o no. Con ella, la inversión se recupera en dos o tres años, y sin, entre cinco y seis.
David Poveda es de Nova Energia, una empresa que instala placas solares, y conoce bien el terreno. Cuenta que hacer este tipo de instalaciones en Barcelona es muy complicado por el tema de los vecinos y que lo más fácil es hacerlas en viviendas unifamiliares. La mayoría de las instalaciones que hacen son para cubrir el consumo de agua caliente. Si a un particular también le interesa que su sistema de calefacción funcione con energía solar, el tema se complica. Necesitará muchas más placas solares, y cuando llegue el verano, si no tiene una piscina que calentar, la energía producida se acabará malgastando. Y esto es precisamente lo que se quiere evitar con las energías renovables.
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