El Apocalipsis

Viendo las imágenes de los norteamericanos despavoridos, huyendo hacia ningún sitio como si hubiera llegado el Apocalipsis, uno siente cierta tristeza al contemplar cómo el país más poderoso de la Tierra, atemorizado bajo los efectos del atentado del 11-S y de la histeria colectiva provocada por las advertencias catastrofistas, han debido pensar que llegaba el fin del mundo. Los nuevos profetas han conseguido crear un clima de terror en lEstados Unidos de tal magnitud que no deben sorprender, en absoluto, las reacciones ante el apagón.

Desde la alturas del poder se nos quiere hacer creer a todos que el fin está cerca y que podríamos ser la última generación que habite el planeta, salvo que sigamos al pie de la letra las consignas del Salvador, que sabrá protegernos de todos los demonios, y que, sólo con su ayuda y bendición, estaremos preparados para hacerles frente y salir victoriosos. Hay que desear que el pueblo americano no sufra nuevos ataques para que se pueda desprender, cuanto antes, de esta psicosis colectiva y no caigan, de nuevo, en la trampa de las alucinaciones de algunos iluminados que están sembrando de pánico varios continentes.