"En Marbella se ha usado la legalidad con fines perversos"
La moción de censura que ha derrocado a Julián Muñoz de la alcaldía de Marbella es la "sofisticación del transfuguismo", según Marisa Bustinduy, quien no oculta su sorpresa porque la que fue candidata socialista, Isabel García Marcos, haya acabado "en los brazos de Gil" cuando fue la principal "guerrera contra el gilismo".
Pregunta. ¿Se decanta el PSOE por la disolución del Ayuntamiento de Marbella?
Respuesta. Es una hipótesis a trabajar, se trata de una decisión excepcional, de envergadura, que por lo tanto debía de estar avalada por todos los partidos democráticos, de ahí que hayamos propuesto al PP y al PA mantener una reunión para ver qué soluciones podemos aportar. Planteamos dos escenarios: trabajar de cara a la disolución ya o dar un periodo de tiempo a este gobierno para ver si es capaz de dar solución a los problemas enquistados. Lo que me llama la atención es que vuelven a gobernar los mismos que gobernaban y que en los últimos 12 años han tenido un hilo conductor que es haber hecho de Marbella un Ayuntamiento insumiso que bordea la ley permanentemente.
"No tenemos ninguna confianza en el gobierno salido de esta extrema componenda"
"El GIL se creó al albur de unos intereses muy particulares y se disuelve por lo mismo"
P. De momento lo que hay es un problema de transfuguismo y de crisis política ¿cree que existen argumentos jurídicos suficientes para plantear una medida tan excepcional como la disolución de la Corporación?
R. Es verdad que nunca se ha planteado una solución así, pero tampoco se ha dado nunca una situación de componenda tan extrema como esta. Una situación excepcional requiere una solución excepcional. No tenemos ninguna confianza en el gobierno salido de esta componenda, aun habiéndose conformado en el marco de la legalidad. Lo que ha pasado nos debe obligar a todos a una seria reflexión. Marbella parece un laboratorio de perversión de la legalidad, de cómo se pueden utilizar los instrumentos del sistema democrático para volverlos en contra y trabajar en beneficio de intereses particulares. En Marbella se ha llegado a una sofisticación del transfuguismo, hay tránsfugas de sí mismos. El GIL es un partido que se constituyó al albur de una persona con unos intereses muy particulares y ahora se disuelve en función de lo mismo, y origina tránsfugas para seguir en el mismo fin que generó su constitución. Es perverso y tremendo.
P. ¿Usted no cree que haya que dar una oportunidad al nuevo equipo de gobierno?
R. Es una cuestión que debemos debatir entre los partidos democráticos. Hasta ahora no he oído una razón política real que explique la moción de censura, ni una sola palabra sobre el proyecto a desarrollar. Ahí está la tránsfuga de mi partido, o el del PA, cada uno acudió a las elecciones con un programa, y el GIL con el suyo, que eran absolutamente incompatibles. La realidad es que siguen gobernando los mismos y tengo serias dudas.
P. ¿No tienen los partidos democráticos y las instituciones una cuota de responsabilidad de lo que ha ocurrido en Marbella, a la que durante años se ha dejado como si fuera una isla porque gobernaba Gil?
R. Cuando ocurre algo de esta envergadura que daña el propio sistema democrático, todos los partidos tenemos responsabilidad, eso está claro, y no deben eludirse. Pero también es verdad que se ha trabajado. Yo creo hablar desde una organización llena de razones que ha estado permanentemente denunciando situaciones irregulares ante los tribunales. Ha sido un trabajo complejo y lento, se consiguió la inhabilitación de Jesús Gil, pero sin embargo sigue manipulando y moviendo los resortes para que en Marbella siga ocurriendo lo que a él le beneficia.
P. Y ahora, además, aliado con quien fue principal artífice de esa política de denuncias, Isabel García Marcos.
R. Realmente es inexplicable para todo el mundo que quien durante tanto tiempo ha estado luchando contra Jesús Gil acabe al final en sus brazos.
P. ¿Habló García Marcos con usted sobre el asunto antes de presentar la moción de censura?
R. En ningún momento, ni antes ni después.
P. García Marcos insiste en que se autorizó la operación.
R. Quedó desautorizada de momento. Cuando la tarde antes me llamó Salvador Pendón [secretario de Ciudades y Política Municipal en la ejecutiva regional del PSOE] era porque García Marcos lo había llamado a él para acudir a una reunión para hablar de una posibilidad de moción de censura, y eso es lo que se desautorizó. Ni siquiera era si moción sí o si moción no.
P. ¿No sabía la dirección provincial del PSOE que desde antes de las elecciones ya hubo algunos movimientos de los partidos en Marbella y hablaban de moción de censura?
R. Antes de las elecciones hubo algunos rumores, pero parecían intencionados y cuando el GIL presentó su lista y después se constituyó el Ayuntamiento ya no hubo más noticias ni rumores algunos.
P. En las reacciones se su partido se han apreciado ciertas contradicciones. Por ejemplo, cuando la dirección del PA se descuelga de la moción y pide abrir un proceso de diálogo, usted dice que no hay nada de que hablar y el secretario de Organización federal, José Blanco, anunció una reunión con PP y PA.
R. Presumo que fue un error de interpretación. José Blanco habló de la propuesta que hacemos ahora. Desde el primer momento hubo una coordinación perfecta, ni siquiera ha habido diferencias sobre la apreciación de los mecanismos a poner en marcha. El mismo día que se presentó la moción todos estábamos de acuerdo desde el primer momento en pedir a los concejales que depusieran su actitud y que si no eran expulsados de inmediato.
P. ¿Por qué no se abrió ese proceso de diálogo para evitar la moción de censura?
R. No eran posibles fórmulas alternativas porque no había número de concejales suficientes. Además, si habíamos planteado una exigencia a nuestros concejales, el mismo nivel exigíamos también a los ediles del PA y pusimos como condición para reunirnos que retiraran las firmas.
P. Acontecimientos como el de Marbella o el de la Asamblea de Madrid indican que no existen controles adecuados del partido sobre sus listas electorales.
R. Justamente en Marbella no es razonable ese planteamiento. ¿Quién podía imaginar que la persona más guerrera contra el gilismo iba a acabar en los brazos de Gil? ¿Quién lo podía sospechar? Si había alguna candidatura que garantizara que se iba a hacer inflexible con las políticas de Gil era la del PSOE.
P. En ningún otro lugar el partido presenta como candidata a quien ya ha perdido tres veces las elecciones y tiene además una trayectoria interna conflictiva.
R. La trayectoria conflictiva puede estar vinculada a una personalidad fuerte, que por tenerla ha sido capaz de hacer ese trabajo de oposición a Gil durante años. Cualquiera no puede hacerlo, ni nadie de otro partido que ahora se están poniendo tan bien puestos lo ha hecho. Su trabajo estaba sobre el tapete. Es cierto que había perdido tres elecciones y era excepcional que volviera a ser candidata, pero también había expectativas excepcionales porque había conseguido inhabilitar a Gil antes de las elecciones. Marbella está marcada por la excepcionalidad. ¿Se habría visto razonable que no hubiera sido candidata, lo hubiera entendido alguien en este país?
P. ¿Qué opina de la actitud del PP?
R. El PP aquí ha jugado a la coherencia, pero no hay que olvidar que ha tenido muchos desmanes con el GIL, y no nos podemos creer tanta coherencia. Es verdad que ellos no han participado, y hay muchos interrogantes sobre las razones. Pero en el proceso de descomposición del GIL hay una estrecha relación con el PP que en muchos municipios lo fagocitó y lo hizo suyo.
P. ¿Por qué es bueno gobernar con ex giles en Estepona y es tan malo hacerlo en Marbella?
R. En Estepona se constituyó un partido con personas que pertenecieron al GIL y ya no lo son. En Marbella no son ex giles, son tránsfugas de sí mismos que lo que buscan es seguir haciendo lo mismo. Creo que hay una diferencia importante.
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