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Reportaje:

Frío contra la fatiga mental

La empresa Coldfire consigue mejorar el rendimiento de los metales

Pedro Gorospe

Que el frío conserva mejor los alimentos era cosa sabida, pero que por debajo de los 180 grados bajo cero también mejora el rendimiento de los metales, su conductividad y reduce la fatiga y el desgaste, se empieza ahora a demostrar de forma práctica.

Coldfire dispone de un equipo para criogenizar herramientas y utensilios metálicos para alargar su vida hasta siete, ocho o nueve veces
El método también se utiliza en EE UU para los palos de golf, para piezas de instrumentos musicales y en pruebas automovilísticas

La empresa Coldfire, SL, radicada en el Parque Tecnológico de Miñano (Álava), dispone de un equipo para criogenizar herramientas y utensilios metálicos y, de esa manera, alargar su vida, dependiendo del tipo de material, hasta siete, ocho y nueve veces. Coldfire, SL, son dos socios, jóvenes ingenieros de menos de 40 años, y explotan una patente estadounidense del mismo nombre prácticamente desconocida en Europa. "Se está utilizando en Estados Unidos y en Japón, pero en la industria europea todavía hay que darla a conocer", asegura el ingeniero Félix J. Estirado.

Estirado explica que el campo de trabajo es enorme, y abarca desde las brocas, las fresas, fresas madres, moldes de inyección, electrodos de soldadura, muelles, discos de frenos y cualquier útil metálico susceptible de fatiga. De momento trabajan dando tratamiento a determinadas piezas para satélites, con fabricantes de herramientas y con la industria del automóvil y auxiliar de este sector, tanto en el País Vasco como en Cataluña. "Primero hacemos una prueba y después ofrecemos a las empresas la demostración de hasta dónde mejoramos el rendimiento en esas piezas", asegura Estirado. "Por ejemplo, hemos conseguido que una fresa trabajando sobre aluminio dure siete veces más".

Tratamiento con frío

La empresa cuenta con un pabellón de 100 metros cuadrados en el parque tecnológico situado en las proximidades de Vitoria y ya ha recibido de la Asociación nacional de Centros Europeos de Empresas e Innovación Españoles la catalogación EIBT (Empresa Innovadora de Base Tecnológica). Allí disponen de un cajón metálico con capacidad para unos 600 kilos de piezas, conectado a una serie de máquinas y a una botella de nitrógeno, en el que introducen las herramientas y dependiendo del material las someten a un tratamiento u otro, la mayoría a 180º y 190º (temperaturas próximas a la de ebullición del nitrógeno, 196º) bajo cero. Los tratamientos pueden durar desde 12 hasta 24 horas, con oscilaciones de temperatura.

El inicio de la investigación del tratamiento con frío comenzó cuando los ingenieros de la NASA detectaron que algunas partes recuperadas de las naves espaciales y del transbordador espacial que habían estado sometidos a temperaturas extremadamente bajas, mejoraban sus características. El sistema Coldfire es fruto de la investigación para reproducir esas condiciones de frío extremas en laboratorio.

"En Estados Unidos se utiliza también para los palos de golf, ya que reduce vibraciones; para determinadas piezas de instrumentos musicales como cuerdas, o cables de audio, y en la industria que rodea las pruebas automovilísticas como Nascar, Le Mans o Indy. Nosotros estamos buscando y desarrollando más aplicaciones junto a los centros tecnológicos Tekniker y Labein", dice Francisco J. Estirado. También mejora el rendimiento del nailon y del teflón. "En fin puede sonar a broma, pero hemos probado con medias de señora para estudiar los resultados con nailon y podemos garantizar que mejoran el rendimiento".

Las bases del proceso

La hipótesis más razonable del porqué se mejoran las prestaciones de los metales, según Estirado, se basa en la propia teoría metalúrgica, que dice que a cero grados Kelvin los cristales son perfectos. Al someterlos a 190 grados bajo cero (93º Kelvin) la estructura cristalina de los metales estaría en un estado de muy baja energía, con lo cual el tamaño del grano se haría más homogéneo, se reducirían posibles defectos intergranulares y dislocaciones microcristalinas, que en su conjunto dejarían una estructura con menos tensiones y, por tanto, más efectiva a las demandas mecánicas. "Además es un proceso absolutamente ecológico, ya que el nitrógeno viene del aire, y después de utilizado vuelve a él", explica el ingeniero navarro.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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