El nuevo túnel de la risa

Como usuario habitual de la red de cercanías de Madrid conozco perfectamente la necesidad urgente de la apertura de un nuevo túnel de la risa que conecte las estaciones de Chamartín y Atocha. Este tramo del círculo de vías que rodea Madrid se encuentra saturado. Totalmente al límite de su capacidad de circulación de trenes, lo que hace casi imposible el aumentar las frecuencias de los que han de atravesarlo.

Hay que tener en cuenta, además, que la red de cercanías va a sufrir un nuevo incremento de demanda una vez que se vayan habitando la multitud de viviendas actualmente en construcción en los municipios que rodean Madrid.

Dicho esto, y proclamado mi incondicional apoyo a esta obra, quiero hacer constar que me parece un absurdo despilfarro la construcción de dos estaciones tan próximas como las previstas en Sol y en Alonso Martínez.

También me parece una solución complicada desde el punto de vista práctico: los trenes de cercanías de dos pisos pueden desembarcar más de mil personas al mismo tiempo. ¿Se imaginan esas mil personas (o tan sólo la mitad, quinientas) tratando de hacer transbordo al metro en los reducidos andenes de la estación de Sol?

Por ello creo que la mejor opción sería construir la estación de Alonso Martínez, prescindiendo de la de Sol. Mucho más barato, con soluciones técnicas más fáciles, con menos problemas de molestias durante la duración de las obras, más cerca de la zona de Castellana-Recoletos y conectada con líneas de metro modernas y con mayores capacidades de absorción de pasajeros.

Y, además, ahorraría a la Comunidad el montón de millones de euros comprometidos por el señor Gallardón para construir una estación, a mi juicio, redundante.