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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Una ópera actual conquista Salzburgo

Hans Werner Henze (de 77 años) es el más emblemático de los compositores vivos. Su ópera 'L'Upupa', estrenada en el festival, es una cautivadora aventura imaginaria salpicada de sonidos de pájaros exóticos. El éxito fue aplastante.

La última de las nuevas producciones operísticas de este año en el Festival de Salzburgo ha traído, al fin, la unanimidad. Éxito para el equilibrado grupo de cantantes, éxito para la Filarmónica de Viena dirigida excelentemente por Markus Stenz, éxito para el equipo escénico encabezado por Dieter Dorn. Y varias ovaciones atronadoras, como si de un divo de ópera se tratase, para el compositor alemán Hans Werner Henze. Ni una muestra aislada de protesta. O algo está cambiando en Salzburgo o esto no hay quien lo entienda. El estreno mundial de L'Upupa abrió al público de Salzburgo las puertas a una cautivadora aventura imaginaria.

En la calle y en los medios de comunicación se mantienen las discusiones sobre la conflictiva puesta en escena de Stefan Herheim para El rapto en el serrallo: artículos de opinión en los periódicos sobre cómo se debe montar hoy una ópera de Mozart, debates públicos con el director teatral... La clemencia de Tito es casi incontestable, aunque se oyen algunas voces críticas para el concepto musical de Harnoncourt. El montaje convencional de David McVicar en Los cuentos de Hoffmann no ocupa un segundo de las conversaciones.

La hora de la verdad llegaba, en cualquier caso, con el estreno mundial de la ópera de Henze. Como ocurriese con las dos nuevas óperas del italiano Luciano Berio y la finlandesa Kaija Saariaho auspiciadas por Mortier en su Década prodigiosa, L'Upupa y el triunfo del amor filial ha reconciliado a unos y a otros. ¿Quién teme después de esto a la ópera contemporánea?

Henze es un sabio. Está de vuelta de todas las vanguardias, de todos los experimentalismos, de todos los excesos. Tiene un oficio impoluto, una técnica de composición riquísima y sabe que la sencillez es el camino de los elegidos. Después de haberse curtido en sus obras escénicas con autores como Cervantes, Dostoievski, Kafka, Gozzi, Enzensberger o Ingeborg Bachmann, ha tomado su propio camino literario escribiendo por primera vez el libreto de una ópera. Estaba a punto de caramelo para hacerlo este incansable lector y fino analista teórico. Y lo ha hecho sobre lo que más le motiva en este momento, poniendo a su ópera nombre de pájaro (como a su casa en las afueras de Roma) y recurriendo a los cuentos y leyendas inspiradas en la tradición árabe, Siria o Persia, sobre todo. Henze nos cuenta un cuento -o todos los cuentos- en 11 cuadros con un viejo narrador (Alfred Muff), un demonio angelical (John Mark Ainsley), un héroe bueno (Matthias Goerne), que se enamora de una niña judía que vive en el interior de una flor (Laura Aikin) y un par de personajes exóticos: Malik, el sultán de Pate (Anna Schwarc) y Dijab, el viejo tirano de Kipungani (Günter Missenhardt), para que la historia no decaiga, y el director de escena y su escenógrafo Jürgen Rose, desplieguen conjuntos naïf de flores mágicas o guerreros zancudos. Se invita al espectador a recuperar la infancia en una aventura imaginaria inspirada en fuentes recónditas, cuyo sentido simbólico es conseguir la libertad del Pájaro de la fortuna, como se conoce a L'Upupa, o la libertad a secas. Porque así la fortuna está mucho más al alcance de la mano.

El compositor alemán envuelve la ópera con el sonido de todos los pájaros imaginables, revoloteando por aquí y por allá. Y pone la música al servicio de lo que está contando, con un despliegue de contrastes dinámicos o de sonidos seductores, que no eluden una melodía a tiempo o la utilización de un detalle popular elaborado.

Está ya lejos para el compositor la magnificencia de la imponente Die Bassariden, estrenada en Salzburgo en 1966 y vista hace años en el Real en su versión revisada de 1992. Y también está lejos para este veterano comunista, que nunca ha renunciado a sus utopías, su oratorio dedicado al Che Guevara. Vuelve, en todo caso, a su trabajo anterior, Venus y Adonis, estrenada en Múnich en 1997 (con ovaciones al compositor en cuanto se sentó en un palco, sin necesidad de que la música empezase) y, sobre todo, a sus orígenes con El teatro de las maravillas, de 1949, inspirada en un intermedio de Cervantes.

Es, hasta cierto punto, L'Upupa un teatro de las maravillas. El compositor nos muestra su universo más íntimo, con intención de compartirlo. Tiene la serenidad de los clásicos en el retorno a la naturaleza y en el hechizo por el viaje con o sin retorno.

No se refugia Henze en los guetos de la música contemporánea. Busca al público más exigente, el de Salzburgo, y lo encuentra. El puente entre el repertorio tradicional y el más actual está servido.

L'Upupa está coproducida con la Ópera Alemana de Berlín, el Teatro Massimo de Palermo y el Teatro Real de Madrid. En Madrid se podrá ver en diciembre de 2004, dirigida por Paul Daniels, prácticamente con el mismo reparto que en Salzburgo. Que el Real esté al loro de lo que se hace en los festivales más prestigiosos es una noticia estupenda.

La ópera <i>L&#39;Upupa,</i> de Hans Werner Henze, en el Festival de Salzburgo.
La ópera L'Upupa, de Hans Werner Henze, en el Festival de Salzburgo.CLÄRCHEN Y MATTHIAS BAUS
Tres de los intérpretes de la ópera <i>L&#39;Upupa.</i>
Tres de los intérpretes de la ópera L'Upupa.CLÄRCHEN Y MATTHIAS BAUS

Un regalo para parejas de entre 60 y 69 años

El promedio de gastos diarios en 2002 de los asistentes al Festival de Salzburgo ascendió a 222,22 euros, distribuidos porcentualmente en 44,3% de alojamiento, 28,3% de alimentación, 3,3% de taxis o similares, 14,4% de compras y 9,7% de difícil clasificación. Son datos recientemente publicados en un amplio estudio de la Cámara de Comercio de Salzburgo sobre el sentido económico del festival. España está en el noveno lugar en cuanto a número de visitantes aportando un 0,9% del total, por debajo de Alemania (50,5%), Austria (30,3%), Suiza (3,8%), Italia y Francia (2,4% cada uno), Japón (1,9%), Inglaterra

y EE UU (1,5%). Los hay que vienen también de Venezuela, Namibia o Malta, pero en número no cuantificable estadísticamente.

La franja de edad dominante es la comprendida entre 60

y 69 años (34,2%). Únicamente un 0,8% de los asistentes está entre los 20 y 29 años -con un porcentaje de estudiantes del 0,4%-, siendo el promedio de edad global de 60,2 años.

La mayoría de las personas que acuden al Festival de Salzburgo (88,3%) lo hace en función exclusiva de sus espectáculos. En gran parte son parejas (57,1%). El perfil de grupos es muy reducido, salvo para viajes de incentivos empresariales. Un 60,8% ha asistido 10

o más veces con anterioridad al festival, y un 5,5% lo hizo en 2002 por primera vez. Vienen en coche un 73,8%, en tren un 13,1%, en avión un 12,6% y en autobús un 0,5%. El 66,9% duerme en hotel, el 13% en pensión, el 4,2% en casas particulares, el 10,9% en segunda vivienda y el 5% en su domicilio habitual de Salzburgo.

Según una encuesta privada realizada estos días, los habitantes de Salzburgo se integran con mayor facilidad en manifestaciones como la semana dedicada a Mozart en enero, coincidiendo con la fecha de nacimiento del compositor, entre otras razones porque la atmósfera es más acogedora y los precios más accesibles. Entre los espectáculos de este verano para los salzburgueses han despertado especial interés la ópera de Henze, el maratón dedicado a Hugo Wolf, el recital de Cecilia Bartoli, el cuarteto de los helicópteros de Stockhausen en el aeropuerto y todo el ciclo de teatro, desde el de jóvenes creadores hasta Das weite Land,

de Schnitzler, dirigida por Andrea Breth, con la estimada actriz Corinna Kirchhoff.

Respecto a fuentes exteriores de ingresos, se ha caído la sustanciosa aportación del mecenas cubano-norteamericano Alberto Vilar, quedando como los 5 patrocinadores principales Nestlé, Audi, Siemens, Uniqua y Austrian Airlines. Según Helga Rabl-Stadler, presidenta del Festival de Salzburgo, los efectos económicos con que éste repercute sobre la región son de 168 millones anuales de euros.

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