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La nueva cocina en casa | GENTE
Columna
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Utensilios y aparatos imprescindibles

Hagamos un poco de futurismo: llega la Navidad y con ella los regalos, entre los que encontramos la quinta batidora, la sexta licuadora y una serie de pequeños electrodomésticos que no sabemos muy bien para qué sirven. Llega un momento en que, con tantos aparatos, nos podemos plantear si vale la pena montar una despensa sólo para ellos. Y es que en este tema es importante la racionalidad: compre sólo los aparatos que utilice. Habrá gente que necesitará una docena y habrá otros que pasan sólo con un par. Para mí, entre los aparatos y utensilios que podemos considerar básicos está, en primer lugar, la sartén de teflón, un invento muy joven que hoy día ha sustituido a la clásica sartén de hierro en el 90% de los casos. Si quiere cocinar con calidad, tenga dos o tres sartenes de distintas medidas, porque hacen dos funciones mágicas: una, la de freír con aceite abundante, y dos, la de plancha, cuando con muy poco aceite podemos dorar verduras, pescados, carne, etcétera. Otro utensilio básico es la mandolina, una pequeña herramienta que nos permite cortar en finas láminas productos como el calabacín, la alcachofa, la piña, de un modo que ni el cocinero más preciso sería capaz de cortar. Una máquina de cortar fiambres sería la alternativa de lujo. El siguiente aparato sería una batidora eléctrica, que ha sustituido al pasapurés, a menos que usted quiera hacer un puré de patatas, que es para las pocas cosas que no sirve una batidora. Las horas de trabajo que ahorra este sencillo aparato lo hacen fundamental en la cocina actual, tanto casera como profesional. Por último, un fetiche para nosotros: la licuadora. Con ella podemos hacer las sopas de verduras y de frutas más ligeras y más gustosas. Increíblemente, este aparato se introdujo hace muy poco, a finales de los ochenta, en la cocina profesional, y aún hoy, cuando doy conferencias fuera de España y cuento que en El Bulli utilizamos la licuadora para elaborar nuestros platos, me miran de un modo extraño. Aunque sea engorroso limpiar la licuadora, vale la pena el resultado.

El yogur es un alimento diez: sano, asequible, ligero y bueno, y con unas posibilidades enormes
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- COCINANDO CON CONSERVAS. Lo de cocinar con conservas tiene mala prensa, pero yo soy de los que piensan que cuando las conservas son buenas vale la pena utilizarlas. Y que conste que las hay muy buenas. Para los incrédulos, baste decir que uno de los manjares más valorados, el caviar, se comercializa en conserva. Por otra parte, lo de recurrir a las conservas siempre nos puede salvar de algún apuro cuando no disponemos de mucho tiempo. Un aperitivo delicioso consiste en servir unos palmitos tiernos cortados por la mitad con una anchoa por encima, sazonados con aceite de oliva virgen. Una solución para un puré rápido: caliente ligeramente unos garbanzos en conserva, añádales un poco de nata y tritúrelos. Los pasa por el colador y les echa un chorrito de aceite y menta picada. Si quiere hacer unas alcachofas con almejas, hay alcachofas conservadas en aceite de oliva que darán el pego. Sólo tiene que hacer una salsa verde, echar las alcachofas durante tres o cuatro minutos y por último añadir las almejas hasta que se abran. El resultado le sorprenderá. Para acabar, una tostada con el mejor pimiento en aceite que pueda encontrar, coronada con una ventresca de atún.

- YOGUR. Si tuviéramos que escoger el icono de la alimentación de los últimos treinta años, yo escogería el yogur. Es un alimento diez: sano, asequible, ligero y bueno, y con unas posibilidades gastronómicas enormes. Para una mousse de yogur, mezcle dos terceras partes de yogur y una tercera parte de nata. Lo pone todo en un sifón y obtendrá una mousse de yogur fantástica. Si no tiene sifón, añada nata montada a un yogur. El yogur es ideal como salsa para ensaladas de pepino, endibias, hinojo, etcétera. Basta con añadirle una parte importante de aceite de oliva virgen. Una última receta que me ha explicado mi hermano Albert: una bebida de yogur diluido con agua y pipermín. Él dice que es buenísima, aunque yo, la verdad, aún no la he probado. (Con la colaboración de Xavier Moret).

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