Dos atentados amenazan con romper la tregua de los grupos radicales palestinos
Dos terroristas suicidas causan dos muertos en un centro comercial y un asentamiento israelíes
Las organizaciones extremistas palestinas perpetraron ayer dos atentados suicidas que se cobraron 2 muertos y 12 heridos y han roto las condiciones estipuladas por la tregua de tres meses que los radicales declararon el pasado 29 de junio. Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa y el movimiento islamista Hamás justificaron las dos acciones terroristas como una reacción puntual a la operación militar israelí que la semana pasada causó cuatro muertos en el campo de refugiados de Askar. Los portavoces de todas las fracciones aseguraron que el precario alto el fuego sigue vigente.
Después de seis semanas sin atentados -en parte debido a la tregua declarada por las organizaciones radicales palestinas y en parte gracias a la eficacia policial israelí- la jornada de ayer se convirtió en escenario de dos nuevas acciones suicidas. La primera, en un centro comercial de la localidad de Rosh Haayin, y la segunda en la parada de autobús del asentamiento de Ariel. Aparentemente descoordinados, los atentados se produjeron en un breve intervalo de una hora, presentando el único denominador común de la corta edad y la procedencia de ambos kamikazes, llegados desde la ciudad cisjordana autónoma de Nablús.
Desde Qatar, el primer ministro palestino, Mahmud Abbás Abu Mazen, condenó los atentados, y señaló que recortará su actual gira por los países del golfo Pérsico para retomar el control de la situación, cada vez más inestable. "Condeno los dos ataques contra ciudadanos israelíes, pero también condeno las provocaciones israelíes", dijo, refiriéndose a las constantes redadas efectuadas por el Ejército israelí en las áreas autónomas palestinas, que no han cesado a pesar de la declaración de tregua. "La Autoridad Nacional Palestina trabajará para mantener la calma y el alto el fuego", añadió Abu Mazen.
Una posición similar fue expresada por el viceministro de Interior, Mohamed Dahlán, quien aseguró que sus servicios de seguridad no tolerarán más violaciones de la tregua y más atentados suicidas. Hablando ante el Canal 1 de la televisión israelí, el portavoz de Dahlan, Elías Zananiri, insistió en que en estos momentos solamente pueden actuar contra los extremistas en las zonas que controlan, la franja de Gaza y el área autónoma de Belén. "Pero el resto de Cisjordania queda bajo competencia del Ejército israelí, dado que lo mantiene bajo su control", señaló el portavoz.
De esta forma, Zananiri salía al paso de la exigencia reiterada ayer por el asesor de política exterior de Ariel Sharon y ex embajador de Israel ante Naciones Unidas, Dore Gold, quien previamente había dicho: "Las dos bombas de hoy deben servir como prueba a la comunidad internacional de que no existe alternativa alguna a que la Autoridad Palestina desmantele completamente la infraestructura del terrorismo en aquellas zonas que están bajo su jurisdicción".
Paradójicamente, los portavoces de las organizaciones radicales palestinas se reafirmaron en su compromiso con el alto el fuego declarado el pasado 29 de junio, pero justificaron los dos atentados como reacción puntual a la redada efectuada hace cinco días en el campo de refugiados de Askar, cerca de Nablús, que causó la muerte a dos presuntos terroristas de Hamás y a dos civiles palestinos. También criticaron las operaciones militares que el Ejército ha seguido efectuando regularmente en las áreas autónomas desde que comenzó la tregua.
Analizando los dos acciones terroristas, la policía israelí no apreció conexión alguna entre ambas, con la excepción de la edad (17 años) y el origen (Nablús) de los dos suicidas. El primer atentado fue perpetrado por un joven palestino que logró pasar el control de entrada a un centro comercial de la localidad de Rosh Haayin, situada junto a la línea verde que separa Israel de Cisjordania. Una vez dentro, el suicida detonó los explosivos que llevaba dentro de una mochila al lado de una farmacia, matando a una persona e hiriendo de diversa consideración a otras diez. Además, la deflagración provocó un aparatoso incendio que tuvo que ser extinguido por los bomberos.
El segundo atentado ocurrió en la parada de autobús del asentamiento de Ariel, situado en la parte noroeste de Cisjordania. Según las explicaciones de la policía, el kamikaze detonó los explosivos tras acercarse a un grupo de adolescentes que esperaban el autobús para ir a Tel Aviv, causando la muerte de uno de ellos e hiriendo de gravedad a otros dos.
Según otras informaciones, la detonación fue desencadenada por los disparos efectuados por agentes de las fuerzas de seguridad, que abrieron fuego una vez que el suicida continuó caminando después de que le hubieran dado el alto.
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