El ecuador de la Bienal
Con ocasión del segundo Foro Valldigna, miembros de la Unesco, como Edgar Morín y Doudou Dienne, nos transmitieron sus reflexiones respecto a la necesidad de sobreponerse al bruto egoísmo y a la voracidad de los intereses de la explotación económica internacional, mediante los grandes instrumentos de la paz, como son la cultura y la solidaridad.
El artículo 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que "toda persona tiene derecho a tomar parte en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten".
El pueblo valenciano, representado por su Generalitat y de acuerdo con el programa que aupó al Partido Popular al Gobierno de la misma, ha centrado parte de sus esfuerzos en demostrar tanto a los que vivimos en esta comunidad, como a las personas que nos conocen y/o nos visitan que es capaz de asumir el reto de formar parte activa del conjunto de pueblos y ciudades que luchan y trabajan por la cultura y sobre todo por conseguir que ésta llegue al máximo número de ciudadanos.
"El arte en sus principios sólo puede ser apreciado en su justa medida por una minoría"
En el Encuentro Mundial de las Artes, que bajo el auspicio de la Unesco se viene celebrando en Valencia, una de sus más claras conclusiones fue que no es del aislamiento ultraespecializado de cada una de las artes, sino de la relación transversal entre todas ellas (música, diseño, arquitectura, teatro, danza, escultura, cine, pintura, etc etc.) donde cabe esperar las más fecundas realizaciones. De ahí salió, como natural consecuencia, la asunción de plasmar esos resultados en una Bienal de comunicación entre las Artes para celebrar en Valencia en los años alternos a los del citado encuentro mundial teórico o de las ideas.
La primera edición de la Bienal de Valencia ya se caracterizó por su planteamiento rompedor y sugestivo, pues consiguió ser una Bienal de todas las artes y tener un extraordinario seguimiento presencial, así como mediático, que ocasionó un elevadísimo volumen de impactos en los medios de comunicación y una presencia de más de 200 artistas en nuestra ciudad, sin contar con los que participaron en la inauguración de la misma.
La segunda edición de la Bienal, que se está celebrando en este momento en Valencia, está obteniendo un índice de participación en cuanto a visitas superior a los de la primera Bienal y cuyos números, como es normal, se darán con detalle en el balance que se realice una vez finalizados todos los actos correspondientes a este evento. No será hasta que conozcamos todos los datos correspondientes a la segunda Bienal cuando podamos hacer con la máxima honradez una valoración de los resultados.
Es importante destacar que cuando se planifica un conjunto de actos culturales, como los que forman la segunda Bienal de Valencia, ya se parte de la base de que lo que en ella se expone no necesariamente será valorado de manera positiva por todos aquellos que visitan los diversos locales en los que se desarrollan las exposiciones, talleres, etc.
Una bienal artística que se precie debe estar abierta a la creación y a las nuevas corrientes artísticas. El arte en sus principios siempre es innovador, por lo que sólo puede ser apreciado en su justo valor por una minoría y es el tiempo el que decidirá su pervivencia y su auténtico valor. No obstante, está demostrado que este tipo de manifestaciones abre un camino para el conocimiento y la apreciación de las nuevas tendencias artísticas.
Un hecho que refuerza y demuestra lo anterior es la gran expectación que en determinados países y ciudades europeas más acostumbrados a este tipo de eventos vanguardistas ha despertado la segunda Bienal de Valencia hasta el punto que, como estamos constatando, hay personas que normalmente no residen en la ciudad de Valencia, y que han decidido visitar nuestra ciudad durante estos meses precisamente para conocer lo que se expone en ella.
Quisiera acabar este artículo recordando que siempre que se inicia algo es difícil que desde el principio todo el mundo lo apoye, sirva como ejemplo la constitución de la Unión Europea, pues todos recordamos que al principio solamente seis países dieron el paso adelante para hacer una Europa unida, y en la actualidad casi todas la naciones del viejo continente pertenecen o han solicitado su pertenencia a la misma.
Quizás también en nuestro caso la senda tarde en configurarse más de lo que desearíamos. Pero hay un mañana ambicioso hacia el que debemos atrevernos a dirigirnos hoy y que espero que entre todos una vez más consigamos alcanzarlo.
Consuelo Ciscar es secretaria autonómica de Cultura.
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