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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De Mahón a Singapur

El diario sin fechas de una mujer que viaja interminablemente sirve a A. G. Porta para asomarse a las vacilaciones de la memoria a través de fragmentos de intimidad. 'Singapur' es una novela de escritura sutil en la que se trenzan gestos y expresiones.

Lo que hace que la literatura de A. G. Porta resulte tan fascinante es la calidad del estilo, un estilo conciso, seco y distante, pero muy fiel en la captación de gestos y expresiones, lleno de abruptas elipsis destinadas a mostrar o a esconder la esquiva intimidad de los personajes, las vacilaciones de la memoria y las incertidumbres de la existencia. El lector capta sólo fragmentariamente los hechos y las sensaciones que se explican. El placer estético surge precisamente de ahí. De la percepción de que partes profundas de la realidad narrada no están a nuestro alcance. Se nos ofrecen fragmentos, sugerencias, atisbos de algo que se diluye en la materia de una escritura depurada y sutil.

SINGAPUR

A. G. Porta

Acantilado. Barcelona, 2003

160 páginas. 10 euros

El personaje principal de Singapur es Laura, una pintora de éxito que abandonó hace tiempo la profesión, la sustituyó por la fotografía y, finalmente, abandonada esta última, dedica su tiempo a viajar interminablemente. La novela es un diario sin fechas que Laura escribe para dar solidez a su vida ruinosa y sin objetivos y, aunque consciente de su futilidad, lo guarda en cuadernos numerados cuidadosamente. Ahora, la encontramos en un momento en que se ha instalado en Sant Pol, en la casa de su infancia, para cuidar a Margot, su madre, enferma de Alzheimer, y nos cuenta lo que hace ella sola, con su madre o con otras personas entrelazado con recuerdos del pasado referidos sobre todo al padre muerto y enterrado en Singapur (nombre que suena parecido a Sant Pol), un famoso arquitecto llamado Jacobo pero al que casi siempre nombra solemnemente como el Arquitecto. Las complejas relaciones y la frágil unión entre los tres personajes vienen simbolizadas por una postal del museo berlinés del Altes Museum presente de principio a fin y muy bien utilizada por el autor en los momentos culminantes.

El texto contiene múltiples sugerencias: la idea de que el mundo desaparecerá en una gran explosión como indicación de la inutilidad de todo, las repetidas fotos de playas desiertas (una de las muchas series de la obra) para sugerir la soledad irremediable de la protagonista y las crecientes citas de Borges y el tema de la muerte. Si en Braudel por Braudel, la ciudad de Mahón, aunque presente en la narración, era un espacio lejano al espíritu del protagonista que sólo esperaba abandonarlo una vez cumplida su misión, ahora Singapur, ausente del presente narrativo, es la ciudad soñada siempre cercana al espíritu de Margot por ser el ámbito de la felicidad pasada. Dos novelas que se parecen por la función similar que desempeñan estas ciudades.

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