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POSTALES DE VERANO

Warhol gigante

Mónaco recuerda a una de las grandes figuras del pop, al exponer juntas la mayoría de las obras de gran formato del pintor estadounidense. Allí se descubre su evolución con piezas que exaltan tanto a Marilyn Monroe como a la silla eléctrica, en la fusión entre la alta cultura y la popular.

Ahora el arte y la industria pueden intercambiar sus signos: el arte puede convertirse en máquina de reproducción sin dejar de ser arte puesto que la máquina ya sólo es signo. Y la producción puede perder toda finalidad social para realizarse y exaltarse al fin en esos signos prestigiosos, hiperbólicos, estéticos, que son los grandes tinglados industriales, los rascacielos de 400 metros o el misterio cifrado del PNB", escribía Jean Baudrillard en 1976 pensando en Andy Warhol. Éste, con el sentido de la fórmula que le caracterizaba, resumía el problema afirmando que "sizing is a form of thinking". El centro Grimaldi de Mónaco explota esa "manera de pensar" relacionada con la talla al proponer, hasta el 31 de agosto, una exposición titulada SuperWarhol y que presta una atención especial a los grandes formatos. "Es la primera vez que la mayoría de las grandes obras de Warhol de 12 metros de largo son presentadas conjuntamente", explica el comisario de la muestra, el italiano Germano Celant, teórico del arte povera y conservador del departamento de Arte Contemporáneo del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York. Y añade que ésta "es una oportunidad única de descubrir la evolución histórica del imaginario de Warhol".

Las imágenes de Marilyn Monroe, la silla eléctrica, Mao, los accidentes de coche, flores, botellas de Coca-Cola, la Última Cena de Leonardo, las latas de sopa, se alternan para constituir ese universo en que se desvanecen las barreras entre la alta cultura y la popular, la técnica artesana y la industrial, la inspiración y el azar, para con los años convertirse en decorado uniforme de una época. También se presta atención a la serie de las Oxidation Paintings, en las que el trazado abstracto mezcla barniz acrílico y polvo metálico rociado con orina, sometido pues a una oxidación y deterioración imprevisible y no calculable. En otra serie -Rorschach Painting-, el célebre test es reutilizado por el artista para subrayar lo que hay de aleatorio en la interpretación de las formas y, a su manera, para ilustrar su retrato del mundo capitalista en "el que todo el mundo puede pensar lo que quiere porque todo el mundo acaba por pensar lo mismo".

La retrospectiva se interesa también por la monumentalidad ligada a la difusión masiva a través de los mensajes publicitarios, de la repetición incesante de ciertos iconos por parte de los medios de comunicación -Jackie Kennedy o la ya citada Marilyn-, de la presencia obsesiva de algunos símbolos de violencia ligados a la construcción de la sociedad estadounidense -las pistolas, los suicidios, los dólares-, la colaboración con otros artistas -Beuys, Basquiat, Rauschenberg- o la preocupación por la sexualidad.

Las películas de Warhol y de su famosa "factoría" -según su inventor era "el colmo de la artificiosidad, la apoteosis de la deshumanización"- desfilarán en una de las salas del Grimaldi Forum mientras que las telas, fotos o serigrafías se mostrarán en compañía de monitores desde los que Warhol desgranará sus teorías a través de las decenas de entrevistas televisivas que concedió a lo largo de treinta años. "Todo el mundo se parece cada vez más y se comporta de la misma manera. Todos somos así. Creo que deberíamos ser máquinas. Pienso que todo el mundo debería amar a todo el mundo", dice Warhol en una de ellas al tiempo que se admite pop aunque sólo hasta cierto punto: "Lo que me gusta es lo que hace que nos olvidemos del estilo y de ese tipo de cosas. El estilo no es importante. La palabra pop es fea, suena mal. Prefiero dadá, que es un sinónimo y más alegre".

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