La aportación a la Iglesia en el IRPF cae un 40% en cinco años
Sólo la cuarta parte de los contribuyentes marcó la casilla del clero en la última campaña
El número de contribuyentes que elige en su declaración de la renta aportar parte de sus impuestos a financiar a la Iglesia descendió un 40% en los últimos cinco años en Euskadi. A pesar de que la mayor parte de los vascos se declaran católicos, en el último ejercicio, sólo uno de cada cuatro marcó en su declaración del IRPF la casilla del "sostenimiento de la Iglesia Católica". El resto se decantó por las ONG, marcó ambas casillas o la dejó en blanco. 15 años después de su creación, el impuesto religioso sigue sin cumplir su objetivo inicial de garantizar la autofinanciación de la Iglesia.
Desde 1988, en cumplimiento de los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede de 1979, los contribuyentes que lo deseen pueden indicar en la declaración de la renta que el 0,5239% de la cuota íntegra sea destinado por Hacienda al "sostenimiento de la Iglesia Católica". A pesar de que esto no supone ningún esfuerzo para los bolsillos de los contribuyentes, desde la instauración del sistema, el dinero recaudado por este medio no ha dejado de disminuir.
Esta caída en las aportaciones se ha visto acentuada en los últimos cinco años. En este periodo, los ingresos obtenidos por esta vía bajaron un 40%. Así, en 1997, la mitad de los contribuyentes alaveses marcó la casilla de la Iglesia, mientras que en Guipúcoa y Vizcaya la cifra rondó el 40%. Los datos de la última campaña (impuestos de 2002) son bien distintos: sólo un 22,77% de las declaraciones presentadas ante la Hacienda Foral vizcaína llevaban marcada la casilla de la Iglesia, parecidos resultados a los obtenidos en Álava (27,49%) y Guipúzcoa (24,14).
Más para las ONG
Al mismo tiempo, crece el número de contribuyentes que prefieren dedicar esa cuota a "otros fines de interés social" (las ONG), dejan la casilla en blanco o ponen una equis en "ambos" -que supone destinar el doble de la cuota para que se reparta entre las ONG y la Iglesia-.
Esta última opción, existente desde 1999, también debe contar para calcular las aportaciones eclesiásticas. En los impuestos de 2002, el comportamiento fue muy desigual. Los datos de Vizcaya (9,15%) y Álava ( 17,06%) contrastan con los de Guipúzcoa, donde sólo un 1,70% se decató por la doble financiación. Estas diferencias pueden deberse, según fuentes tributarias, a la desigual publicidad que recibe en cada una de las provincias esta opción frente a las demás, .
¿Qué explicación puede darse a este fenómeno en un país que se define mayoritariamente católico? Los teólogos consultados coinciden en que la respuesta es compleja. Javier Vitoria, cura diocesano, señala que muchos católicos emplean la declaración del IRPF para castigar algunas políticas de la Iglesia. "La derecha no nacionalista, por ejemplo, no marca la casilla porque no está muy de acuerdo con ciertas actitudes del clero vasco", supone. "Lo que no saben es que el dinero sale de la Hacienda estatal hacia la conferencia episcopal, y las Haciendas forales no tienen nada que ver".
Carlos García de Andoín, teólogo laico, cree que la caída no se debe al aumento de la increencia en la sociedad vasca. "Lo que crece es un tipo de religión difusa que no se identifica con los evangelios ni con criterios éticos cristianos, al mismo tiempo que sube el número de personas que cree en la reencarnación, por ejemplo". Para García de Andoín "la aportación a través del IRPF no está bien vista por el tejido católico militante".
Lo cierto es que en los tres territorios las aportaciones a las ONG superaron con creces a las eclesiásticas. En Álava -el 46,97% marcaron la casilla de "otros fines de interés social"- llegaron incluso a doblarlas. Parte de esta cantidad, sin embargo, también termina en las arcas de la Iglesia, al menos de forma indirecta, pues en la lista de las ONG favorecidas por el reparto fiscal figuran muchas asociadas al clero como Manos Unidas y Cáritas.
El sistema del impueso religioso se instauró con el objetivo de permitir, en un periodo de tres años, la autofinanciación de la Iglesia. 15 años después, el Estado continúa completando el presupuesto eclesiástico. Así, para algunos, demostrada su incapacidad de garantizar la autosuficiencia financiera, su futuro parece incierto. De momento, el actual sistema ha quedado consagrado por los últimos Presupuestos Generales del Estado hasta 2005. Las fuentes eclesiásticas consultadas no se mostraron, en todo caso, muy satisfechas con el impuesto religioso. "Esto no es un asunto de teología, si no pura fontanería fiscal", señaló una de ellas.
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