La Sirena
Al contrario que las sirenas tradicionales, que atraían por su canto, la de Petrer emite sus efluvios para que los marinos -o peatones- que circulen por sus inmediaciones se sientan inmediatamente seducidos y penetren en el establecimiento.
A partir de aquí, lo que pueda suceder al visitante solo depende de él, puesto que la barra es libre y a nadie se le obliga a elegir la compañía que satisfará su paladar. Las sugerencias se amontonan; podemos instalarnos en el clasicismo más radical o intentar remontar nuestra idea del bar de tapas para encontrarnos con la alta cocina de los mínimos tamaños, que ya se ha impuesto en otras geografías. Nos contentaremos con una ensaladilla de merluza o nos atreveremos con un hijo del Bulli -adaptado, adoptado- como los muslos de codorniz a la soja; nos quedaremos en las peras de bacalao o tomaremos unas patatas rellenas de mar y montaña -de chistorra y pulpo-. En cualquier caso, los antiguos y los modernos disfrutarán de un producto que se termina, finaliza o completa después de haber sido soñado y solicitado. El arte final no proviene de las diez de la mañana, se ejecuta al momento.
Desde sus orígenes fue así. La barra, al contrario que en la mayoría de las ocasiones, ha seguido al restaurante, en un claro apoyo a la comida que comienza con un revoltijo de curiosidades a compartir por los comensales y termina haciéndose individual, en el mismo lugar o en el comedor anejo. Durante los primeros años, los que van del 83 al 97, la sala del comedor se completó con una pescadería, en la que no se podía degustar sino comprar los pescados que la familia Vélez lleva vendiendo desde los años 50. En un primer momento en el Mercado Central de Elda, y ahora en múltiples puestos del entorno; las capturas que se subastan en Santa Pola, en Altea, en Calp y La Vila Joiosa, e incluso en Dénia o Vinaròs, van a dar a manos de los Vélez, que los sacrifican para nuestro deleite.
En los últimos años todas las guías gastronómicas se han hecho eco de la evolución que se ha producido en su cocina, y por supuesto no han dejado a un lado los aspectos estéticos del invento. La claridad con que se exponen los materiales, la luz bajo la que se nos muestran, están lejos de la concepción de taberna conocida, y mal que algunos no se reconozcan en un frío ambiente -cercano al mínimal- cuando están acompañados de un vaso de tinto o una copa de clarete, habrán de convenir que en el cambio de costumbres y ambientes, nos permite llegar más lejos, y alternar unos bocados, desde siempre elegidos con los alta expresión o incluso el Dom Perignon.
A la vista está, la sirena madre -a la que todos reconocían en el mercado- ya se ha jubilado, pero los cantos de los descendientes atraen a los comensales como si ocupantes del barco de Ulises se tratase.
Datos del Local: Avenida de Madrid, 14. Petrer, Alicante. Teléfono 96 537 17 18. Fax: 96 695 19 03. E-mail: info@lasirena.net(http://www.lasirena.net). Cierra los domingos noche y los lunes. Vacaciones: Semana Santa y tres últimas de agosto. Horario: en barra, de 12.30 a 16.00 y de 20.30 a 23.30 horas. En comedor, de 13.00 a 16.00 y de 21.00 a 23.30 horas.
EL FAVORITO
Tortitas de morcilla de cebolla y jamón de bellota:
Ingredientes: Patatas, cebolla, morcilla de cebolla, sal, jamón de bellota. Elaboración: Asar las patatas al horno con piel. Pelarlas y triturarlas en robot con un poquito de cebolla pochada muy fina y cantidad suficiente de morcilla de cebolla. Rectificar de sal. Formar con la masa pequeñas tortitas y asar en una sartén antiadherente con unas gotas de aceite por ambos lados. Calentar tímidamente el jamón y formar un rollito, disponiéndolo sobre la tortita de morcilla. Servir.
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