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Reportaje:

Un contrincante para Bush

Howard Dean, médico y ex gobernador de Vermont, se perfila como el candidato demócrata a la presidencia de EE UU

Un médico de Vermont que cerró su consulta para saltar a la política se ha convertido en el único aspirante demócrata a la nominación presidencial que se distancia en esa carrera para enfrentarse a George W. Bush en noviembre del próximo año. Howard Dean, que mezcla un lenguaje de izquierdas con un programa de centro, es el "político del momento" en EE UU. Ha conseguido ya el apoyo imprescindible de Hollywood y ha recaudado más que ninguno de sus contrincantes demócratas, que se mueven todavía entre lo aburrido y lo superficial. Dean es el único que se ha atrevido a criticar abiertamente el belicismo de Bush. Ahora, los demás tratan de imitarle.

"¿Es Howard Dean el próximo George McGovern?", se preguntan todos los analistas políticos. McGovern pasó a la historia por hundir al partido demócrata en las elecciones que le enfrentaron al republicano Richard Nixon en 1972. Se había diferenciado del resto de los candidatos demócratas con su crítica insistente a la intervención en Vietnam. EE UU estaba cansado de esa guerra y los demócratas pensaban que con el mensaje pacifista de McGovern le robarían la Casa Blanca a Nixon. Después de las elecciones, McGovern pasó a ser conocido como el 49 porque perdió en 49 de los 50 Estados y, con ello, obviamente, perdió las elecciones.

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Howard Dean es el único candidato demócrata que ha mantenido impertérrita su oposición a la guerra de Irak. Expresó su opinión mucho antes del conflicto y sólo ahora, cuando las armas siguen sin aparecer y la situación sigue sin mejorar, algunos compañeros de partido empiezan a sumarse tímidamente a la crítica, aunque aquí, en política, el pacifismo se contempla como un arma peligrosa.

Hay nueve políticos demócratas que han entrado formalmente en la competición para lograr la designación como candidato presidencial del partido. Nadie quiso sumarse a la carrera hasta que Al Gore no anunció su renuncia a una revancha con Bush. Cuando Gore se descolgó y Bush empezaba a bajar del cielo de las encuestas al que le subió el 11-S, varios demócratas comenzaron a mostrar sus aspiraciones presidenciales.

Hay nueve que ya han creado su comité de campaña, requisito indispensable para competir por la nominación. En la lista están los senadores Joe Lieberman, John Kerry, John Edwards y Bob Graham, los congresistas Dick Gephardt -ex líder de la minoría demócrata en la Cámara- y Dennis Kucinich, la ex senadora Carol Moseley-Braun y el indescriptible reverendo Al Sharpton, un activista neoyorquino que se apunta a cualquier acontecimiento en el que haya una cámara de televisión. De todo este grupo variopinto, sólo Lieberman, Edwards, Gephardt y especialmente Kerry tienen realmente posibilidades de recopilar votos al margen de los de sus respectivas familias.

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Cada uno de estos ocho demócratas tiene, como buen candidato presidencial, un elevado concepto de sí mismo y un cuidado exquisito para no asustar a ningún elector. Sin embargo, la monotonía se rompió con la aparición de un outsider, un político que apenas conoce Washington y presume de moverse al margen del establishment, lejos de los clubes de campo de la capital, las fiestas y las recepciones. A este recién llegado, Howard Dean, se le conoce ya como "el demócrata enfadado", el único que parece genuinamente indignado con algunas de las decisiones del Gobierno de Bush.

Médico de profesión, Dean se pasó a la política local en su Estado, el remoto Vermont, para llegar con el paso del tiempo al puesto de gobernador. Y ahí paró: nunca quiso saltar al Capitolio.

Dean ha construido su popularidad como el candidato que se opuso a la guerra, el único que no se dejó llevar por las exigencias patrióticas cuando el comandante en jefe dio la orden de ataque. Ha criticado a los otros candidatos por su incapacidad para distanciarse de las tesis del Gobierno y su obsesión por situarse en una posición ideológicamente centrada.

En realidad, Dean habla como un líder de izquierdas, pero es poco liberal en muchas de sus posiciones: es fiscalmente conservador, partidario de la pena de muerte y defiende con orgullo el derecho a las armas. A cambio, aboga por el reconocimiento del matrimonio entre homosexuales y promete un sistema sanitario accesible para las clases desfavorecidas. Sin ser especialmente carismático, Dean ha conseguido también el apoyo de una de las principales industrias del país en volumen de contribuciones electorales, la industria del entretenimiento: Martin Sheen, Alec Baldwin, Paul Newman, Rob Reiner o Michael Moore ya se han sumado a su campaña.

Los demócratas sólo han ganado la Casa Blanca dos veces en el último cuarto de siglo, con Carter y Clinton, y en ambas ocasiones lo lograron con alguien que no se movía en los círculos de Washington. Dean es el único de los nueve aspirantes demócratas que cumple ese requisito.

El demócrata Howard, durante un acto político de su partido en Austin, Tejas.
El demócrata Howard, durante un acto político de su partido en Austin, Tejas.AP

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