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Entrevista:JOSÉ BONO | PRESIDENTE DE CASTILLA-LA MANCHA | ENTREVISTA

"Hay que ser moderado y no hace falta sacar los estandartes apolillados de las viejas consignas"

Anda faenando en la casa como arremangado y sudoroso como si le fuera la vida en ello. Pero su cabeza está en otra parte; mejor dicho, sigue en el mismo lugar enfebrecido de siempre. Tocando el PODER, con mayúscula, con la punta de los dedos. Sus silencios y evasivas son, en realidad, cargas de profundidad.

Pregunta. Le veía a usted hace unos días, señor Bono, en una reunión de Zapatero con los barones del partido, y la verdad es que tenía usted cara de no haber roto un plato. Pero no sé yo si Zapatero acabará de creérselo alguna vez...

Respuesta. Mi apoyo a Zapatero es sincero y leal desde que ganó el congreso y... cualquier duda a ese respecto está alimentada por quienes piensan que a Bono le gusta estar en la recámara, pero siempre voy a cara descubierta. Cualquier duda sobre mi lealtad a Zapatero se estrella siempre con la realidad.

"No quiero situarme ante una derrota del PSOE. Pero en esa hipótesis, Zapatero tiene derecho a tomar la decisión que considere conveniente... y tendrá mi apoyo a lo que resuelva"
"Los Tamayo y compañía son personas a las que yo no les hubiese comprado ni una bicicleta de segunda mano. Me alegro de no haber contado nunca ni con su apoyo ni con su amistad"
"Zapatero ha conseguido en tres años una unión entre los socialistas que no existía en la época de Guerra y Felipe. Yo no lo habría podido conseguir"
"El PSOE tiene más posibilidades de ganar trabajando en favor de la sociedad en su conjunto que limitándose a los tradicionales votantes de la izquierda"
"En Castilla-La Mancha no hay un solo diputado de Izquierda Unida y hay muchas personas del Partido Popular que votan al partido socialista"
"No pienso pedir perdón por tener amigos en el campo de la derecha; la amistad es fruto de los sentimientos, y no de una articulación ideológica"

P. La realidad es que... es inevitable pensar, señor Bono, que Zapatero prefiera tenerle a usted dentro de su equipo electoral que fuera, dándole vueltas a su ambición (perdón, a su cabeza, quería decir) y en una campaña electoral que no cesa. ¿Cree que Zapatero se fía de usted?

R. Se fía de mí y además lo dice en público y en privado. Y además Zapatero es inteligente y sabe que mi mayor aportación no son mis palabras, sino los votos que conseguimos desde Castilla-La Mancha para el partido socialista, y...

P. Pero, ¿se fía de usted Zapatero?

R. Ya se lo he dicho. Pero seguiré contestando a su interrogatorio. ¿Tendré que gritar para que me oigan algunos? Tengo el convencimiento más absoluto de que mi lealtad a José Luis está correspondida con su afecto y su gratitud. Él sabe que yo soy leal en las alegrías y en las tristezas y que prefiero que sean los hechos los que me avalen. Lo que no haré es pedir perdón por haber ganado las elecciones o por haber perdido en el congreso. Lamentablemente, hay especialistas en crear inquietud donde no la hay. Soy militante del partido socialista desde hace 33 años, y cuanto soy se lo debo a mi partido, a mi familia y a mi región. Aspiro a sentir la satisfacción de ser leal siempre, mientras viva.

P. Pues... en la susodicha foto de los barones rodeando a Zapatero también tenía usted una expresión como la del que acaba de hacer un aterrizaje forzoso, como si el que no acabara de creérselo (lo de Zapatero, quiero decir) fuera usted.

R. Mire..., no busque tres pies al gato. Además, la foto era de archivo. Es evidente que no voté a Zapatero en el XXXV Congreso. Pero también es cierto que pedí a quienes me habían votado que le apoyaran a él. Y me atrevo a decir que hoy, en el PSOE, hay más vocación de suma que nunca, y que solamente desde posiciones que, desde luego desconozco, podría levantarse una bandera de división. Nadie quiere volver a la bicefalia, ni permanecer en la oposición y todos queremos que José Luis se convierta en el próximo presidente del Gobierno, y...

P. Lo que quisiera saber, aunque es probable que no lo consiga,es si usted está de acuerdo, o no,con el tipo de oposición que hace Zapatero.

R. Eh... (je, je, je) yo le haría a usted, primero, una observación: y es que tantas preguntas sobre el mismo tema me suena más a interrogatorio que a entrevista...

P. Claro, claro, la cosa es así...

R. ¡Claro, claro!... En segundo lugar..., si tuviese que hacer una sugerencia o un planteamiento crítico a determinada política del partido, no lo haría en público. Zapatero ha conseguido en tres años una unión entre los socialistas que no existía ni en la época de Guerra y de Felipe. Y a las pruebas me remito. Es más, añado que si hubiese sido yo el secretario general, no creo que lo hubiese podido conseguir.

P. ¿En qué sentido?

R. ¡En el que usted ya sabe!... José Luis ha conseguido que las familias dentro del partido socialista no tengan la más mínima relevancia política interna. Y probablemente yo hubiera tenido que tomar otras medidas.

P. Usted, sin duda, sabe que existe en estos momentos una notable ansiedad en el interior de su partido por el tipo de oposición que hace Zapatero... ¿A usted le parece suficientemente dura o no?

R. ¡Eh!... mire..., los escolásticos tendían a no situarse en hipótesis que les producirían perturbación... y solían contestar a una pregunta incómoda afirmando que "niego el supuesto". Yo apoyo a Zapatero y su política sin reservas, pero si le contestara a su pregunta sería la prueba evidente de que no estoy yo en plenitud de facultades. ¿No cree?

P. ¡Si le dijera lo que yo creo!, pero no viene al caso. Lo que sí me ha producido desconcierto han sido las singulares imágenes de su toma de posesión como presidente de Castilla-La Mancha. Con el Gobierno y el PP rendidos a sus pies y Zapatero de claque y tragando saliva... La verdad es que tiene usted mucho peligro, señor Bono...

R. Sólo soy un peligro para el PP: un peligro que, efectivamente, se ha concretado en un 58,5% de los votos para el PSOE en Castilla-La Mancha. No soy un peligro para mi partido, o, al menos, no tengo conciencia de ello... Le diré que a mi toma de posesión vinieron mis amigos.

P. Entre los cuales están Rajoy y Ruiz-Gallardón, por ejemplo, ¿no?

R. Entre los cuales están, sin duda, Ruiz-Gallardón, Zaplana; está el señor Zapatero, está el señor Chaves, está el arzobispo de Toledo... y muchos otros. Y no pienso pedir perdón por tener amigos en el campo de la derecha; la amistad es fruto de los sentimientos y no de una articulación ideológica, como es bien sabido. Por lo demás, es cierto que lo más importante de aquel acto no fui yo, sino las personas que me acompañaban... Fui consciente de que aquello podría dar lugar a interpretaciones hostiles, pero la verdad es que cada día me limito menos por miedo a los malpensantes que me atribuyen propósitos que no tengo.

P. Pero la interpretación, no sé si perversa, pero si inevitable, es que usted demostró una capacidad de convocatoria apabullante y que Zapatero aparecía allí como el invitado en la sombra.

R. ¡Zapatero fue el primero de todos los presentes al que invité! y... de no haber podido venir probablemente... me hubiese obligado a dar un sesgo a la organización del propio acto. Si Zapatero no hubiera venido hubiera rebajado el nivel de presencias... institucionales para que el acto no se hubiera interpretado en un sentido que yo no quería. Pero lo cierto es que con su presencia, y con la del presidente del partido, Chaves, cualquier insinuación como la suya está más en el terreno de lo psicológico que en el análisis político.

P. No me diga que usted no calculó que la presencia del vicepresidente del Gobierno, Rajoy, se debía más a la oportunidad que le brindaba de humillar a Zapatero halagándole a usted, que a un inocente reconocimiento institucional.

R. ¡No descansa usted, señora Iglesias! ¡Que Dios le conserve la lengua! La presencia de Rajoy se explica porque en todas las tomas de posesión de presidentes autonómicos asiste un miembro del Gobierno central. A mí me agradó que la representación del Gobierno de España la llevase una persona como Mariano Rajoy, que nunca me ha engañado y con quien tengo desde hace tiempo una buena y afectuosa relación personal.

P. Pero es evidente que los del PP estaban felices de poder ningunear a Zapatero. Y que Zapatero tendría que sentirse... digamos desbordado por su capacidad de convocatoria, señor Bono...

R. ¡Lo que es evidente es que esas evidencias que usted percibe son de diván de psiquiatra y que no estoy dispuesto a analizarlas con parámetros políticos! No pienso dar explicaciones por llevarme bien con la gente. ¡Quien tiene que dar explicaciones es quien se lleva mal! Para mí es mucho más sorprendente que a la boda de la hija de Aznar no asistiera ningún dirigente de la oposición; porque esto me hace preguntarme si acaso el señor Aznar... ¿no tiene ningún amigo de izquierdas? Eso me parece mucho más grave que el hecho de que yo tenga amigos en el PP. Y como le decía antes... las amistades las establecen los sentimientos, no los aparatos de los partidos, ni las conveniencias puntuales. En ese sentido le diré que mi amistad con Alberto Ruiz-Gallardón, o con Chaves, no es de temporada, ni de conveniencia; es sincera. Y en lo que hace a Zapatero le aseguro que no percibí ninguna incomodidad por su parte, sino que, muy al contrario, por la conversación que tuvimos, por el modo en el que le trataron todos los presentes, en especial los compañeros socialistas, cuando se despidió me dijo que se iba muy satisfecho.

P. Él sabrá por qué... lo cierto es que su particular forma de estar en la política, señor Bono, proporcionó aquella tarde otro elemento de provocación: aquella plana mayor de la Iglesia, sentada en primera fila, que no se sabía muy bien a qué dirigente de qué partido habían ido a rendir pleitesía...

R. A mi toma de posesión asistieron tres obispos. El primado (que, por cierto, ha asistido desde que soy presidente); el obispo auxiliar de Toledo, del que soy buen amigo, y el obispo Nicolás Castellanos, que dejó la mitra y su palacio de Palencia y se fue a ayudar a la gente más humilde del planeta, en Bolivia. Ni detesto la relación con ninguna de estas tres personas ni me avergüenzo de ella. Sería mezquino invitar a esos tres obispos para que dieran color al acto con sus trajes púrpuras. Les invité porque son autoridades religiosas y porque a mí no molesta la presencia pública de la Iglesia a la que pertenezco.

P. Pero la imagen era la que era, señor Bono. Daba la sensación de que usted no se ha enterado de que la dirección de su partido mantiene en estos momentos una pelea, a cara de perro, con la jerarquía de la Iglesia católica a cuenta de la enseñanza de la religión, y que se ha visto obligada a dejar por mentiroso al portavoz de la comisión de enseñanza en la conferencia episcopal.

R. Pues lamento decirle que las relaciones de mi partido con la cúpula de la Iglesia católica no son, como usted dice, a cara de perro; son unas relaciones de cordialidad en las que surgió un conflicto, motivado por... una mala interpretación, y que, después de una nota de la Conferencia Episcopal, las cosas han quedado en su sitio. Hubo un error cuando se afirmó que el PSOE había dado su acuerdo a la nueva ley de enseñanza de la religión.

P. ¿Un error o una mentira?

R. Mentir es dar por verdadero, y a sabiendas, algo que es falso. Y no creo que el obispo responsable de la comisión de educación quisiera presentar lo que era falso como verdadero. Por eso he dicho un error. Y me consta que éste no es un asunto que haya roto el clima de entendimiento y la voluntad de mi partido de llevarse bien con la Iglesia católica.

P. Pues yo no recuerdo ninguna otra situación en la que la dirección del PSOE se haya visto en la necesidad de dejar por mentiroso a un monseñor...

R. Todos podemos equivocarnos, porque es algo que va con la condición humana. Pero si le sorprende este, llamemos incidente, le recordaré a usted aquel telegrama de un alcalde socialista, en el año 31, al presidente de la República, en el que decía: "... proclamada república en este municipio, solicito instrucciones qué hacer con cura"... Hoy ningún alcalde socialista pondría ese telegrama.

P. Pues de algo de eso le quería yo preguntar... no sé si usted, que ha tenido coraje para enfrentarse a Felipe González a cuenta del campo de tiro de Cabañeros, lo tendrá también para lograr que en su comunidad el hecho religioso lo explicaran historiadores laicos, que ilustraran a los niños sobre el papel de la Iglesia católica en la Guerra Civil y en la posguerra.

R. Mire... como gobernante juré, al tomar posesión de mi cargo, cumplir y hacer cumplir la ley... Pues bien, entre otras normas que debo cumplir están los convenios de España con la Santa Sede. Dicho esto, mi opinión es que el acuerdo al que han llegado la Iglesia y el Gobierno de Aznar lo han alcanzado en un tiempo récord, pero tiene un gran fallo: hubiese sido mejor un acuerdo para un tiempo récord y que la enseñanza de la religión no fuese un asunto que cambie según cambia el Gobierno de España. En ese sentido no me parece que hayan hecho un buen negocio para España ni la Conferencia Episcopal ni el Gobierno de Aznar. El problema de fondo es que el derecho de los padres a que sus hijos tengan una educación religiosa determinada no debe comportar una obligación para aquellos chicos cuyos padres, o ellos mismos, no desean ejercitar ese derecho. Éste es un aspecto constitucionalmente muy discutible.

P. En cualquier caso su condición de cristiano, que usted publicita sin complejos, es un factor más de atracción.

R. Mire, en España estamos demasiado acostumbrados a que la derecha crea en Dios, y además lo tenga como de su propiedad privada. Y por eso sorprende que, desde el campo de la izquierda, algunos, cuando se nos pregunta, no ocultemos nuestras ideas y creencias religiosas. Yo soy cristiano y socialista, pero no estoy dispuesto a pedir perdón por ello ni a renunciar a ninguna de las dos facetas de mi personalidad, aunque sé que molesta a los más intransigentes de uno y otro campo.

P. Pero recientemente usted se ha mostrado públicamente partidario de "ir a buscar votos en los caladeros de la derecha"... La verdad es que, además de que usted se sienta atraído por esa empresa, parece un tanto oportunista... ¿No sería mejor buscar por la izquierda?

R. Probablemente la expresión de "caladeros", malinterpretada, puede producir incomodidad... Lo que quise y quiero decir es que el partido socialista tiene más posibilidades de ganar las elecciones trabajando en favor de la sociedad en su conjunto que limitándose exclusivamente a los tradicionales votantes de la izquierda. Lo que quise decir y digo es que en Castilla-La Mancha no hay un solo diputado de IU y que hay muchas personas del Partido Popular que votan al partido socialista. No estoy dispuesto ni a renegar de ese voto ni a pensar que tienen peor condición que los que siempre han votado al PSOE. No quiero dar lecciones a nadie, pero sí le aseguro que mi Gobierno tiene una preocupación por la solidaridad en la que no le aventaja ningún Gobierno autonómico de España. Y estoy convencido que para ser solidario no hace falta sacar los estandartes apolillados de las viejas consignas del siglo XIX que a pocos convencen y que sugieren un dogmatismo que a estas alturas no es aceptable. Si por pensar esto y decirlo se me acusa de ser de derechas, le diré que no me quita el sueño.

P. Supongo que es usted consciente de que su forma de hacer política provoca tanta irritación en la izquierda de su partido como resignada admiración ante sus contundentes victorias electorales, ¿no?

R. Quien piense que mi Gobierno ha cruzado la raya que separa la derecha de la izquierda, o es un ignorante de lo que hacemos, o, si lo conoce, habla con mala fe... que hemos conseguido el 58% de los votos en las últimas elecciones es un hecho elocuente. Pero también es un dato que en el congreso de mi partido perdí... de eso soy consciente, pero no me impide seguir siendo apasionadamente socialista, ni me impide luchar por mis convicciones. Para mí, el socialismo es moderación, ausencia de dogmatismo y solidaridad con los menos favorecidos.

P. Me pregunto si usted le habría cedido el Ayuntamiento de A Coruña al Gobierno de Aznar como hizo Paco Vázquez en plena crisis del Prestige.

R. Si el presidente del Gobierno, sea quien sea, me pidiera cualquier sede institucional de mi comunidad para que se reuniera el Gobierno de España, sin duda alguna la facilitaría. Pero no hubiese aceptado la condecoración del Gobierno de España en aquel momento. Yo comprendí la actuación de Paco Vázquez y aquel mismo día hablé con él. Por eso supe que logró la ampliación del puerto de La Coruña por valor de muchos miles de millones que pone el Gobierno central... Un tipo listo y eficaz.

P. Hablando de millones, ya le podría decir al señor Aznar que firmara al menos la mitad de los acuerdos que usted ha logrado con él, con sus compañeros Chaves y Rodríguez Ibarra.

R. Es verdad que el Gobierno de Castilla-La Mancha ha firmado un acuerdo cada día y medio el año pasado con el Gobierno del señor Aznar. Pero no con el señor Aznar, que no me ha recibido durante toda la legislatura; creo que he sido el único presidente autonómico que no ha recibido.

P. No quiero que se me vaya sin que se moje en lo de la crisis de la FSM. ¿Está usted de acuerdo en cómo se han hecho las cosas o hubiera sido más expeditivo?

R. Mire, la lealtad con Zapatero no solamente comporta la expresión publica de una coincidencia, sino el estado de ánimo para defender las decisiones que toma la dirección de mi partido. Además, no soy miembro de la dirección del PSOE y no debo dictaminar qué es lo que hay que hacer. Zapatero está administrando bien la crisis.

P. Le estoy preguntando si usted hubiera hecho una depuración más a fondo de todo lo que ha ido creciendo, allí dentro, durante tantos años.

R. Pero... a estas alturas de entrevista ¿me pregunta usted eso? Usted sabe que no le voy a contestar.... Yo manejo realidades y no suelo pronunciarme sobre hipótesis. Si alguna vez atacase a mi partido es porque me equivoco.

P. O porque ha bebido unas copas...

R. Yo bebo poco.

P. En cualquier caso, usted a los Tamayo y compañía no les puede tener mucha simpatía, porque le ayudaron a perder el congreso apoyando a Zapatero.

R. No son personas a las que yo les hubiese comprado ni una bicicleta de segunda mano. Y debo decir que me alegro de no haber contado nunca ni con su apoyo ni con su amistad...

P. Pero sí tuvieron ellos los de otros. ¿Usted cómo se explica que esta gente se haya mantenido en el interior del partido tanto tiempo?

R. Pues es que... cuando aflora el pus de un grano, vemos la evidencia de lo que antes que aflore ese pus no veíamos... Los dirigentes de los partidos pueden ser estafados por aduladores... y mentirosos. Pero le aseguro que la honorabilidad de Zapatero está libre de toda sospecha.

P. Dígame qué puede pasar en su partido si las cosas salen mal... ¿Usted cree que Zapatero podría aguantar cuatro años más en la oposición?

R. ¡Otra vez las hipótesis! Si no lo interpretara como una falta de consideración a usted, le diría que no le contesto porque no quiero situarme en la derrota del PSOE. Pero como insiste, cometeré una imprudencia respondiendo: Zapatero tiene derecho a tomar la decisión que considere conveniente..., y, por supuesto, tendrá mi apoyo a lo que resuelva.

José Bono, en un momento de la entrevista.
José Bono, en un momento de la entrevista.LUIS MAGÁN

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