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El jefe de las tropas en Irak dice que responderá "sin tibieza" si les atacan

"Estaría más tranquila si fueran como 'cascos azules", confiesa la madre de un militar

Miguel González

"En el caso de que elementos incontrolados intentasen realizar cualquier tipo de acción contra nosotros, estaremos preparados para ello y actuaremos con decisión y sin ningún tinte de tibieza". Las palabras del general Alfredo Cardona, jefe de la Brigada Plus Ultra, como ha sido bautizada la unidad hispano-centroamericana que ayer inició su desplazamiento a Irak, sonó como una advertencia en el patio de la base General Morillo, en Figueirido (Pontevedra).

Fue su única alusión a la posibilidad de que los soldados españoles se conviertan en objetivo de ataques como los que sufren a diario las tropas de EE UU. Las reglas de enfrentamiento limitan el uso de la fuerza a los casos de autodefensa y modulado por el principio de proporcionalidad. "Es decir, no puedes liarte a tiros con quien te lance una piedra", en interpretación de un oficial.

El general Cardona dedicó la mayor parte de su intervención, en el acto oficial de despedida de la brigada, a subrayar su propósito de mantener las mejores relaciones con la población iraquí.

"No vamos con la misión de ocupar territorio alguno", aseguró, "sino de llevarles seguridad y ayudarles a que reorganicen sus propias estructuras sociales, sin inmiscuirnos en sus asuntos internos. En todo caso," agregó, "nuestras acciones irán precedidas del mayor respeto y comprensión a la religión, tradiciones y costumbres del pueblo iraquí".

Como hizo el martes el propio presidente del Gobierno, Cardona intentó ayer tranquilizar a las familias de los militares, recordando que también en Bosnia y Kosovo hubo riesgos, "en algunos casos posiblemente superiores a los actuales".

No lo consiguió, a juzgar por los comentarios de los parientes de los militares. "Toas las operaciones son diferentes, pero ésta es más diferente que las demás", alegaba Raquel, esposa de un capitán, lacónicamente. Más expresiva, María, madre de un cabo, confesó sentir "mucho miedo", sobre todo, "de que no nos cuenten lo que esté pasando allí".

A su lado, Pilar apenas podía contener las lágrimas mientras explicaba: "Mi hijo es sargento y ha estado varias veces en Yugoslavia, pero siempre ha ido a llevar ayuda humanitaria y esto es otra cosa... Esto es meterlos demasiado en un guerra. Estaría más tranquila si fueran como cascos azules... y no así".

El jefe del estado Mayor del Ejército de Tierra, Luis Alejandre, acudió a la sede de la Brigada Ligera Aerotransportable (Brilat) para presidir el acto con que concluyó la fase de concentración de la brigada, iniciada hace tres semanas, antes de que se aprobase formalmente el envío de tropas. Por la tarde, se desplazó a la base aérea de Zaragoza para despedir a los primeros 60 efectivos, cuya misión es preparar el alojamiento para sus compañeros, que viajaron a Kuwait en un B-707 del Ejército del Aire.

A partir de hoy, aviones C-17 Globemaster de EE UU trasladarán desde Zaragoza a los 450 efectivos del escalón avanzado, mientras que el día 26 saldrá de Santiago de Compostela un Hércules con los 60 miembros del puesto de mando. El traslado de los soldados se completará, con aviones estadounidenses, entre el 10 y el 13 de agosto, mientras que el material se llevará en tres buques -dos militares y un mercante civil- que zarparán desde Vigo y Almería.

Aunque canceló la anunciada conferencia de prensa, el jefe del Ejército quiso transmitir personalmente su respaldo a las tropas. "La lealtad es mutua", les dijo, no sólo del inferior al superior, y "yo estaré pendiente de vosotros". Una promesa cargada de sentido en un momento en que, a raíz del accidente del Yak-42, muchos militares y sus familias se han sentido desamparados.

Desfile de tropas en Figueirido (Pontevedra) en el acto de despedida de los soldados que viajarán a Irak.
Desfile de tropas en Figueirido (Pontevedra) en el acto de despedida de los soldados que viajarán a Irak.EFE

"Les chocará una mujer de uniforme"

Elena Zoloña, capitán de helicópteros, no cree que ser mujer suponga una dificultad añadida para su misión en Irak. "Seguramente, les chocará ver a una mujer de uniforme, pero nada más". Zoloña es una de las 57 mujeres (algo más del 5% del total) que forman parte del contingente español. Como sus compañeros, ha recibido charlas sobre las costumbres y creencias de los chiíes, la corriente islámica hegemónica en la zona. "Nos han hablado de cómo tratar a las mujeres, ¡claro!, pero a las iraquíes, no a nosotras", concluye.

Consciente del abismo cultural que separa a ambos países y de que cualquier malentendido podría desencadenar un incidente, el Ejército ha puesto un especial empeño en asegurarse del terreno que pisa. No sólo el servicio secreto ha desplegado agentes en la zona de responsabilidad española, la brigada lleva una unidad de inteligencia y otra de Cimic, encargada de fomentar la cooperación con las autoridades locales. Además, se han incorporado 12 especialistas en Operaciones Psicológicas. En guerra, su función consiste en quebrantar la moral del enemigo. En este caso, se trata de ayudar a que las tropas sean bien recibidas.

Aunque ya ha comenzado el traslado del contingente, siguen sin concretar puntos críticos. Por ejemplo, cuántos guardias civiles se incorporarán a la misión, si es que lo hace alguno. O cuándo llegarán los 1.200 centroamericanos que deben unirse a los 1.262 españoles. De estos últimos, casi un tercio son gallegos. Quizá por eso, el general Cardona les dijo ayer que la zona que deberán controlar en Irak es algo mayor que Galicia. Respecto a la temperatura, no hizo comparaciones.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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