John Chambers reorienta la estrategia de Cisco hacia las redes Wi-Fi
En dos años el 20% de su negocio será de Wi-Fi - Por primera vez se acerca al pequeño consumidor para vender aparatos inalámbricos - Universidades y pequeñas ciudades, primeras comunidades enlazadas sin hilo
Chambers tiene un sueño. Ve terrícolas atravesando el mundo enganchados a Internet sin necesidad de cables. Ve a todos hablando por teléfono móvil, pero por Internet.
Los ejecutivos de Cisco escuchan con atención. Saben que las visiones de Chambers hay que convertirlas en realidad. En este trimestre o en el siguiente. En 1998 dijo que en cinco años todo se haría por Internet. Hoy, el 70% de las ventas de Cisco se hacen por la web. El uso interno de Internet le ahorró a la compañía 1.900 millones de euros.
Bajo el férreo mando de Chambers, Cisco se convirtió en un monopolio fantasma: nadie supo que lo era. También en una marca fantasma: no aparecía en ningún producto. Sin embargo, Chambers dirige la 18ª compañía mundial por capitalización bursátil. En el mundo tecnológico, por delante de Cisco sólo hay tres: Microsoft (2ª) y su software, IBM (11ª), con sus servicios completos, e Intel (13ª) con sus chips.
El monopolio de Cisco, y su floreciente negocio, se cimentó en fabricar los equipos que conectan a Internet las redes informáticas empresariales. El 80% de la tecnología por la que circula Internet es Cisco. Pero se ha convertido ya en, lo que llaman, un negocio maduro, es decir, con pocos beneficios.
"Nuestros mejores años están por llegar", sermonea Chambers a su auditorio de ejecutivos y periodistas, en la sede de Cisco en San José (California). Pero los mejores años ya no vendrán con routers y conmutadores para Internet, sino con Wi-Fi, con las instalaciones para crear accesos a Internet sin hilos, no ya en anécdoticos cafés y bares, sino en comunidades como campus universitarios o empresariales, para que cualquier persona mantenga una conexión sin hilos en cualquier sitio a cualquier hora.
Hoy por hoy, sólo el 5% del negocio de Cisco es de movilidad, "pero en cuatro años significará el 20%". Calculando con los resultados anuales de 2002, significaría 4.500 millones de dólares en ingresos, quizás el 50% del mercado total.
Chambers da sus razones para ver un planeta Wi-Fi, un planeta en movilidad: es sencillo, barato, seguro, ahorra costes. Además la gente no para de comprar ordenadores portátiles y la recuperación económica está aquí.
Chambers lo ve: "La recuperación llegará en dos o cuatro meses a la pequeña y mediana empresa, aunque variará por sectores. El descenso del paro es lo que tardará un poco más. Quizás un año".
A diferencia del "negocio tradicional", donde Cisco llegó primero, en el Wi-Fi no. Tiene más competencia, Cisco se lleva el 38% del mercado (tras la absorción de Linksys).
Chambers viene en son de paz. Su Wi-Fi no va contra la telefonía 3G, ni contra el cable. Cisco fabricará aparatos compatibles con cualquier sistema de comunicación. Ha llegado a acuerdos con operadoras móviles, como Vodafone y T-Mobile, preferentemente, aunque también con operadoras fijas, como Telefónica. También va de la mano de Intel y su chip Centrino, diseñado para el mundo móvil: menos calentones y menos gasto de energía.
En la nueva estrategia, la marca Cisco se verá en el hogar: aparatos para redes inalámbricas del hogar y teléfonos móviles para hablar por Internet. Es decir, gratis.
Chambers elogia la productividad de su plantilla: 532.000 dólares por empleado (la media de Silicon Valley es de 184.300 y la nacional, de 82.300). Pero no es bastante; para Chambers nunca es bastante. En tres años quiere 700.000 dólares por empleado y en 10 años, un millón. Para ello, escuchad ejecutivos, sólo hay dos fórmulas: vender más o despedir más.
'Frugality'
Productibity, profitability, survivability; productividad, rentabilidad, supervivencia, pero antes que todo eso, sólo por debajo de la productividad, John Chambers incrusta en los lemas de la empresa: frugality.
La frugalidad llega a las últimas consecuencias, sin excepción, desde el máximo ejecutivo hasta los invitados. Massimo Migliuolo, vicepresidente de Cisco para el negocio del wireless, vuela 32 veces al año entre continentes. Siempre en clase turista. "Si voy en primera clase, me lo pago yo". Migliuolo se conoce todas las ofertas de EasyJet y Virgin, sus líneas aéreas preferidas, y cosecha todo tipo de tarjetas de descuento por millas voladas.
Cuando Migliuolo llega destrozado y con jet-lag al otro lado del mundo, tiene que compartir la habitación con otro directivo de Cisco. De la frugality, palabra impresa en la tarjeta de este milanés insertado en Silicon Valley, no se salva ni el máximo ejecutivo John Chambers. En vista de los tiempos difíciles desde abril del año 2001 se mantiene su sueldo anual en un dólar; pero a un dólar de verdad, sin que las prebendas lleguen por otro lado, como hizo Steve Jobs en Apple.
Sin embargo, Chambers recibirá este año dos millones extra de stock options, una sistema de compensación económica en el que Chambers sigue creyendo para aumentar el ánimo de la plantilla, ya que la frugality ha puesto en la calle a 1.500 de sus empleados.
La acción de Cisco se ha duplicado en 2002, pasando de los 9 dólares en octubre, a los 18 en julio. La empresa ganó 1.893 millones de dólares, el 10% de sus ventas.
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