Suspenso en 'mates'
Andábamos preocupados por la escasa inversión en I+D y el poco apoyo que presta nuestro país a la investigación y a la innovación y resulta que debemos enfrentarnos a una nueva carencia, esta vez en el terreno educativo, no independiente de las anteriores. Todos los expertos consultados a lo largo del último año y medio por el Senado han concluido que la formación en disciplinas científicas adquirida durante la enseñanza secundaria deja mucho que desear. El dato más reciente es la baja calificación obtenida en matemáticas en las pruebas de selectividad, que se ha saldado con una media de suspenso, sólo compensada por notas superiores en otras materias. Pero no son éstas las únicas evidencias al respecto. Ya se sabía que en todas las encuestas internacionales sobre los conocimientos adquiridos por los escolares nuestro país se ubicaba en los últimos lugares en cuanto a destrezas matemáticas y conocimientos científicos.
Las carencias vienen de lejos, hasta el punto de que hay universidades que se están planteando crear una especie de "curso cero" para intentar paliar las deficiencias con las que les llegan los alumnos; una iniciativa que, desde un punto de vista conceptual, es una verdadera carga de profundidad en nuestro sistema educativo. En España hemos tenido un debate sobre las humanidades que evitó cuidadosamente analizar las necesidades docentes y de conocimientos en nuestra población escolar en el mundo de hoy. Y ahora mismo tenemos al Gobierno, siguiendo las directrices de la Conferencia Episcopal, ocupado en aumentar y generalizar la enseñanza de la Religión, algo que, debido a su carácter confesional y de adoctrinamiento o catequesis, a duras penas puede llamarse asignatura, independientemente de su dudosa constitucionalidad.
Las disciplinas científicas son la cenicienta de esta aproximación educativa, aunque nuestro mundo está profundamente influido por ellas. No sólo es preciso que los profesionales de muchas áreas tengan la formación adecuada, sino que el conjunto de la población disponga de nociones mínimas que le permitan abordar algunos aspectos de la realidad, como los relacionados con la energía, la sanidad, la alimentación o el medio ambiente, desde una perspectiva racional y no mágica, al abrigo de posiciones interesadas o irracionales. Es imprescindible, por tanto, que las autoridades se ocupen de lo que es de verdad importante y diseñen un plan de apoyo a la escuela para que ésta pueda mejorar nuestras pésimas notas en la enseñanza de las ciencias.
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