_
_
_
_
Crítica:LIBROS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Todo el mundo es malo

Amaya Iríbar

Dilbert es un oficinista cualquiera y el protagonista de una tira cómica cuyo escenario es el mundo de la empresa y que publican decenas de periódicos en todo el mundo.

También es el hilo conductor de una colección de libros satíricos de gestión que han vendido millones de copias.

El que ahora publica en España Ediciones Granica parte de la siguiente teoría: la gran mayoría de las personas son comadrejas, que es como define el autor a las personas que están a medio camino entre las bondadosas y los delincuentes. En esa zona intermedia -la zona comadreja- se mueve la mayoría de las personas y transcurre buena parte de la vida, también la laboral.

El libro, salpicado por tiras cómicas de Dilbert, pretende ser una guía para reconocer a los miembros de esta especie en las empresas. En principio podría parecer que esto no tiene mayor interés, ya que son una gran mayoría. Adams empieza por detallar algunas actitudes típicas de las comadrejas como el escaqueo, criticar a los compañeros, disimular la incompetencia o negarse a transmitir conocimientos a los novatos para hacerse indispensable. Situaciones que reconocerán miles de lectores.

Dilbert y la estrategia de la comadreja

Scott Adams

Ediciones Granica

ISBN 84-7577-971-9

Puesto que estas características abundan en todas las empresas, tienen consecuencias directas en el trabajo de los directivos, que toman sus decisiones sobre la información que les transmiten sus subordinados. El libro dedica a esta categoría un capítulo específico. A estas alturas -página 117, y aún quedan más de 200-, lo que al principio parecía un libro entretenido y, sobre todo, divertido, se ha vuelto monótono. La ironía pierde fuerza con la repetición de situaciones sacadas de contexto y ni los supuestos correos electrónicos con anécdotas recibidos por el escritor ni las tiras de Dilbert que salpican el texto logran mantener un ritmo ágil de lectura. La traducción tampoco ayuda a mantener el interés.

La negociación es una situación idónea para detectar a las comadrejas. Omitir detalles fundamentales, desgastar a su oponente haciéndose el simpático o agotar los plazos al máximo son rasgos que les definen y en los que el lector debe mejorar si quiere convertirse en un verdadero miembro de esta especie.

El autor enumera también las profesiones y perfiles profesionales más proclives a ser ocupadas por comadrejas. Empezando por la suya. En esta lista se incluyen también los escritores y, cómo no, los autores de libros de gestión empresarial, de los que este texto pretende hacer mofa. Para los profesionales de las finanzas, los de compañías aéreas, los expertos en marketing, vendedores y presidentes de empresa, hay páginas específicas.

También clasifica a las comadrejas en subespecies: desde las que siempre sacan partido a los errores en el trabajo hasta las perezosas, pasando por las que dan puñaladas traperas por la espalda.

A pesar del tono pretendidamente ameno y de fácil lectura, el libro resulta excesivamente largo y repetitivo. Y aunque pretende ser caústico, una vez familiarizado con el sentido del humor de su autor, pierde buena parte de la gracia. El lector, si es que llega al final de las 355 páginas, tiene la sensación de haber derrochado demasiado tiempo en un libro que es poco más que un chiste.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_