¿'President' López?
El pasado 4 de julio fue la celebración de la fiesta nacional con más latinos en la historia de Estados Unidos. Los jardines que rodean los emblemáticos monumentos y museos en el centro de Washington congregaron a más de medio millón de personas para presenciar orgullosamente, durante casi media hora, unos espectaculares fuegos artificiales con todas las variaciones de los colores de la bandera norteamericana que imaginarse pueda. Pero en la mayoría de los corrillos alguien hablaba español.
Los latinos de EE UU, la mayor minoría del país con casi 39 millones de censados, hace tiempo que dejaron de ser un grupúsculo relegado a las catacumbas del sistema. No pueden permanecer aislados o refugiados en sus casas. Se hacen ver y notar. Pero aún siguen lejos de las instituciones que ostentan el poder real.
La exitosa serie 'George López' cumplirá este otoño su tercera temporada en ABC, la cadena a la que se reconoce más comprometida con la diversidad y las minorías
La importancia de la minoría hispana ha movilizado ya a los cuarteles generales de los republicanos y los demócratas ante las próximas elecciones presidenciales
Una realidad incontestable
En apenas una semana los norteamericanos han podido corroborar tres fuentes de datos más que reveladores de la nueva realidad que se está conformando en su país. Una realidad con un acento irremediablemente hispano, como ha podido comprobar en su gira de esta semana el presidente del Gobierno, José María Aznar. En primer lugar, la Oficina del Censo ratificó oficialmente el estudio ya adelantado en marzo sobre los 288,4 millones de personas que forman el mapa actual del país. Los hispanos que se catalogaron en ese apartado a 1 de julio de 2002, cuando se cerró ese censo, eran 38,8 millones, 3,5 millones más que en el anterior (abril de 2000). Es decir, un 9,8% más. La tasa de crecimiento global fue del 2,5%. Los latinos nacidos en este periodo son la mitad de todos los nuevos bebés.
El censo ofrece, con su amalgama de datos, varias confirmaciones trascendentes. Los hispanos, además de estar ya por encima de la minoría negra, son más jóvenes, tienen más hijos y empiezan a salir del pozo de la pobreza para atisbar su propia manera de realizar el sueño americano. Aún no son una clase media poderosa, pero sus posibilidades de crecimiento resultan cada vez más atractivas para los mercados y para los cazadores de votos.
El superasesor político del presidente George W. Bush, Karl Rove, reconoció recientemente a la revista The New Yorker su plan para diseñar una campaña especial de captación de este electorado, con visitas y tratamientos diferenciados a los Estados donde los hispanos están más asentados.
El propio responsable de esa Oficina del Censo, Louis Kincannon, valoró la importancia del acontecimiento "como el resultado del crecimiento de una vibrante y diversa población que resulta vital para el futuro de Estados Unidos". Especialmente cuando la conocida como generación baby boom, la de la posguerra, es cada vez más vieja y requiere de mayores gastos para el mantenimiento de su particular y derrochador Estado del bienestar.
En la misma semana en que el vuelco del censo se hizo oficial, dos grandes encuestas revelaron bastante científicamente otras dos aristas de este espectacular fenómeno. Los latinos siguen sin disfrutar de una gran presencia en las grandes cadenas nacionales de comunicación, particularmente en el apartado de las noticias. Algo especialmente extraño y molesto si se tiene en cuenta la moda cada vez más corriente de introducir personajes con diálogos hispanos en series de éxito, el calado de muchos artistas y músicos latinos o incluso el interés no menos comercial por construir caracteres de acompañamiento de este tipo en algunos de los dibujos animados de mayor repercusión entre los más jóvenes consumidores. Otro gran sondeo corroboró también, la semana pasada, la trascendencia creciente de algunas grandes empresas y compañías hispanas.
La exitosa serie George López cumplirá este otoño su tercera temporada en ABC, la cadena a la que se reconoce más comprometida con la diversidad y las minorías. Ya están listas para ser estrenadas también Los Ortegas y Luis. Pero el estudio de la Universidad de California, en Los Ángeles, sobre el tiempo en pantalla de los caracteres hispanos en las seis principales cadenas nacionales de televisión refleja una sospechosa realidad que tendrá que cambiar. Los hispanos son ahora el 13,5% de la población norteamericana, pero apenas aparecen un 3% del tiempo de programación de esas redes. El número de noticias sobre hispanos en los periódicos (4%) y las televisiones (6%) ha subido apenas un 0,2% desde 2003. Cifras que poco tienen que ver con el interés de los publicistas por ese sector, que subió el porcentaje de anuncios un 10%, frente al 2,4% general. Ya se ven anuncios de las principales firmas, de coches, refrescos o hamburgueserías, en español en acontecimientos tan sonados como la entrega de los Grammy o la Superbowl.
Los hispanos, por su parte, prefieren informarse a través de alguna de las cadenas propiamente hispanas, ahora además en una polémica fase de fusión empresarial. Univisión, la más importante con 65 estaciones, pretende adquirir a su rival, HBC (Hispanic Broadcasting Corporation), que sólo posee 27. Lo que podría parecer una simple y menor operación comercial se ha transformado en toda una batalla política. Los demócratas ven detrás la mano de los republicanos y se han sumado a algunos opositores preocupados por la futura carencia de pluralidad. Pero el interés por ese mercado es tan palpable que hasta el propietario del emporio mexicano Televisa, Emilio Azcárraga Jean, dijo recientemente que está pensando en demandar la nacionalidad norteamericana para extender sus dominios a ese país.
Más latinos que nadie
La importancia de la minoría hispana ha movilizado ya a los cuarteles generales de los republicanos y los demócratas ante las elecciones presidenciales, a celebrarse dentro de algo más de un año. Los hispanos serán entonces el 7% del electorado total, pero en cuatro Estados determinantes (California, Tejas, Florida y Nueva York) supondrán más del 20%. En California serán el 43%. El año pasado fue el primero en la historia de California en la que nacieron más latinos que otros bebés.
En esos Estados, que disfrutan de 150 votos electorales de los 270 necesarios para ganar, se juega el próximo presidente del mayor imperio del mundo. En el futuro más a largo plazo, es seguro que esa fuerza será aún mayor. Aunque el presente político es más bien pobre en el capítulo de sus representantes. No existe un solo senador hispano y sólo hay 22 miembros en el Congreso. Bush, empeñado en no disimular sus gestos hacia ese colectivo, hace dos años que intenta infructuosamente colocar a un juez hispano, Miguel Estrada, en una de las principales cortes de apelación del país. El bloqueo de los demócratas y de muchas asociaciones y colectivos hispanos es porque no se fían precisamente de que Estrada sea suficientemente hispano, y sospechan, sin embargo, que sí es bastante conservador.
Los frijoles Goya se lanzan a la reconquista
JOSEPH UNANUE CASAL tiene 77 años y está en la retirada, pero no puede olvidar sus orígenes vascos y, sobre todo, comerciales. El presidente de Goya Foods habla con orgullo de la empresa más importante de distribución y producción de comidas hispanas en Estados Unidos, con unos 800 millones de dólares de facturación al año y muy presente en más de 25.000 puntos de venta por todo el país. Joseph, hijo del fundador de la compañía asentada en New Jersey, está entusiasmado con la eclosión de los hispanos: "Es lo mejor que podía pasar, y ahora, como ya sucedió en 1492 cuando fuimos los primeros, empieza otra vez la reconquista".
Goya Foods no es solamente una empresa más o menos pujante entre el cada vez más goloso mercado hispano de EE UU. Es la cuarta empresa hispana en facturación. Empieza a competir con algunas multinacionales norteamericanas del sector. Joseph Pérez, vicepresidente de compras y descendiente de gallegos, enumera las principales cifras con orgullo, los más de 1.000 productos comercializados, y se detiene en los 2.500 empleados, el 98% hispanos. Pero Pérez piensa en futuro: "El enfoque inicial de la empresa y su corazón era y sigue siendo hispano, pero muchos de nuestros productos han cruzado ya esa barrera hacia el mercado norteamericano".
Prudencio Unanue, el fundador, nació en Euskadi en 1886; emigró a Puerto Rico en 1902, donde conoció a su esposa, y se mudó a Nueva York en 1922, donde empezó a trabajar como agente de aduanas. Y fue entre 1935 y 1936 cuando montaron, con apenas un dólar, la compra de una firma marroquí de importación de alimentos, denominada Goya, que estaba casi en quiebra. Visión que con el paso de los años ha llevado a la tercera generación de Unanue a figurar hoy entre la selecta lista de multimillonarios de la revista Fortune.
Pero el éxito llegó con los frijoles, aceptados y conocidos por el 85% de los norteamericanos. "Somos la autoridad en todo lo que tenga que ver con habichuelas y frijoles", es uno de los lemas de la empresa. Aunque otra de las razones de su éxito es la variedad. Goya dispone de 30 tipos de judías y 23 de arroces, y en algunos de los 25.000 establecimientos con los que trabaja puede copar pasillos de hasta 10 metros.
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