El Touran gana por seguridad y prestaciones

TRES MONOVOLÚMENES compactos que resuelven bien las necesidades de una familia

media.

El VW Touran 2.0 TDi se impone en esta prueba por una diferencia mínima. Incluye el motor más rápido y potente, el comportamiento dinámico más eficaz y el mejor equipo de serie en seguridad. Además es el más amplio por dentro y puede disponer de siete plazas, aunque las dos de la tercera fila se pagan aparte. En cambio, cuesta más caro que sus rivales.

El Renault Scénic 1.9 dCi aporta los precios más asequibles, las mejores soluciones prácticas en el interior y un comportamiento ágil y seguro, aunque algo menos eficaz en las curvas que el del Touran. Y añade detalles innovadores que lo diferencian: apertura por tarjeta, freno de mano electrónico...

El Opel Zafira 2.2 DTi es el mejor para familias con más de dos niños porque viene de serie con las siete plazas. Tiene una línea elegante y estilizada, pero el comportamiento dinámico, el tacto de conducción y el resto del equipamiento son inferiores a los de sus rivales. Además cuesta más caro que el Renault.

Línea elegante, buena presencia y el sello de VW en el frontal. El Touran tiene una carrocería de trazos cuadrados que busca aprovechar al máximo el espacio interior y transmite sensación de robustez.

Conducción: 48 puntos (1º)

El más rápido, estable y eficaz. Aporta la conducción más similar a la de un turismo, con poco balanceo lateral, mucho aplomo y unos mandos suaves y precisos. Además monta el motor más potente (136 CV), y junto a un cambio de seis marchas bien escalonadas responde con más fuerza y ofrece las mejores prestaciones (197 km/h.). La dirección es ágil en ciudad, gira plano en las curvas sin las inercias de los monovolúmenes e incluye unos buenos frenos con ABS que paran sin desequilibrios. También destaca la calidad de conducción, más exacta y refinada que la de sus rivales.

Vida a bordo: 55 puntos (1º)

Las formas cuadradas de la carrocería aumentan el espacio, y las soluciones interiores son muy completas para ofrecer la máxima flexibilidad: los asientos, todos individuales, se regulan en longitud e inclinación, se pliegan y se sacan fácilmente. Delante tiene unas cómodas butacas, pero atrás es el más justo en espacio para las piernas y tiene un asiento central más pequeño. Además, las dos plazas de la tercera fila son opcionales (695 euros). Sin embargo, cuenta con el maletero más grande y tiene muchos huecos: tres guanteras en el techo, dos más en el salpicadero, cajones bajo los asientos delanteros, cofres en el piso de atrás, bandejas en los respaldos, posavasos...

El acabado Trendline, en tonos grises y con plásticos pobres, resulta austero, con una consola central muy simple y sin detalles de diseño. Por lo demás, las suspensiones deportivas opcionales (150 euros) de la unidad de pruebas mejoran la eficacia en curva, pero son algo secas en los baches y penalizan el confort. Y aunque el motor es áspero en las marchas cortas, no resulta ruidoso en carretera.

Seguridad: 17 puntos (1º)

El mejor y más completo. Tiene el comportamiento dinámico más eficaz y viene con todo de serie: seis airbags, ABS y ESP.

Economía: 24 puntos (3º)

El más caro con diferencia: cuesta 3.300 euros más que el Scénic y 2.200 más que el Zafira. Está mejor equipado, sobre todo en seguridad, pero no lo compensa. Incluye de serie climatizador, radio-CD y ordenador de viaje.

Los consumos son como los de sus rivales: siete litros en conducción tranquila y nueve a ritmos rápidos y en tráfico urbano.

El Zafira mantiene una imagen muy actual, con una línea moderna, afilada y elegante que no acusa los años. Un monovolumen estilizado y aerodinámico con un toque deportivo.

Conducción: 39 puntos (3º)

La veteranía del Opel se nota más en la calidad de conducción y el tacto de los mandos que en la mecánica. La posición del volante, inclinado hacia delante, está superada, y el motor 2.2 DTi de 125 CV tarda más en responder al acelerador y es más perezoso al subir de vueltas, en parte también porque lleva un cambio de sólo cinco marchas. A pesar de todo, las prestaciones son similares a las del Scénic porque, como tiene una buena aerodinámica, llanea muy bien y puede mantener buenos ritmos en carretera. En cambio, la estabilidad no está a la altura de sus rivales: la carrocería acusa más las inercias laterales en las curvas y responde con menos precisión en los trazados. Por lo demás, los frenos paran bien e incluyen un ABS eficaz.

Vida a bordo: 54 puntos (3º)

Su gran ventaja sigue siendo el sistema Multiflex, que habilita siete plazas (todas de serie) en un tamaño muy compacto y es una solución casi imbatible para familias numerosas. La clave está en la forma de plegar la tercera fila, que se oculta extendida bajo la banqueta de la segunda fila y el piso del maletero: así se despliega cuando se necesita y ocupa menos espacio. Sin embargo, la segunda fila es de banqueta corrida, y aunque se regula en longitud e inclinación y se pliega fácilmente contra los asientos de delante, no se puede sacar.

El Zafira ofrece un maletero casi tan grande como el del Touran, pero tiene menos huecos para objetos. Lleva unas bandejas muy prácticas en los laterales de los asientos que completan las de las puertas, dos posavasos delante del cambio y una guantera. Los acabados son correctos: plásticos sólidos, buenos ajustes y un buen aislamiento interior. Sin embargo, tiene unos asientos muy duros y poco envolventes que limitan el confort en los viajes.

Seguridad: 14 puntos (3º)

Incluye de serie el mismo equipo de seguridad del Scénic: seis airbags y ABS con el ESP opcional (445 euros). Pero tiene un comportamiento dinámico inferior al de sus dos rivales.

Economía: 27 puntos (2º)

Es más caro que el Renault, pero incluye siete plazas de serie, aunque con un equipamiento inferior: climatizador y radio-CD. El ordenador de viaje (337 euros) y los elevalunas traseros eléctricos (228 euros) son opcionales y gasta como sus rivales: siete litros a ritmos legales y nueve en conducción rápida y ciudad.

Original y vanguardista. El Scénic tiene un frontal sólido y moderno, un lateral equilibrado y una zaga con el cristal y la chapa en planos diferentes, lo que refuerza su personalidad.

Conducción: 44 puntos (2º)

La conducción es también casi como la de un turismo, con el volante perpendicular al suelo, el cambio en la consola y una posición alta y agradable. Se muestra algo menos ágil que el VW y balancea un poco más, pero filtra mejor los baches y la estabilidad está conseguida, con buen agarre y pocas inercias en las curvas.

Aunque el motor es el menos potente (120 CV), corre casi como el Touran y se defiende muy bien en carretera. Lleva también un cambio de seis marchas y unos frenos potentes, resistentes y equilibrados. La calidad de conducción está a la altura del VW, pero con unos mandos menos precisos.

Vida a bordo: 55 puntos (1º)

Ofrece el diseño interior y las soluciones más avanzadas de los mo-novolúmenes, y aprovecha hasta el último rincón: guantera enorme, cuatro cofres ocultos en el piso, cajones bajo los asientos, bolsas en puertas y respaldos, bandejas plegables, portagafas, y, sobre todo, una consola muy grande entre las plazas delanteras (120 euros ). Sólo le falta la tercera fila de asientos, reservada al futuro Grand Scénic de siete plazas. Pero los cinco asientos individuales admiten todos los cambios: se regulan en longitud e inclinación de uno en uno, se recogen y se quitan. Y el maletero es amplio, aunque menos que los de sus rivales.

Por dentro está bien acabado, con un diseño práctico y moderno, unas butacas delanteras grandes que sujetan bien y unas plazas traseras de acceso cómodo y con una posición más alta para evitar mareos. Los ajustes y materiales son correctos, y como las suspensiones absorben muy bien y está bien insonorizado, es el más cómodo para viajar.

Seguridad: 15 puntos (2º)

Incluye seis airbags y ABS de serie, pero el ESP es opcional y caro (624 euros). Tiene un comportamiento dinámico muy bueno, pero no tanto como el del Touran.

Economía: 29 puntos (1º)

Cuesta 21.740 euros, 1.000 menos que el Zafira y 3.300 menos que el Touran. Y aunque no lleva el ESP, incluye de serie aire acondicionado, radio-CD, ordenador de viaje, cuatro elevalunas eléctricos, y detalles innovadores, como freno de mano electrónico, apertura por tarjeta, sensor de lluvia... Los consumos son similares: siete litros en conducción suave y nueve en ciudad y a ritmos rápidos.