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Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Grandes chuletas con pimientos del piquillo

SAGARDI-ANSORENA, nuevo asador de Miguel Ansorena a las afueras de Madrid

José Carlos Capel

Hace más de cinco meses que Miguel Ansorena, veterano pelotari navarro, creador y propietario de los famosos asadores Frontón (I y II) de Madrid, abandonó sus primitivos locales para emerger, junto con su hijo Aitor, en un enclave de ocio del área suburbana madrileña. Como si quisiera despistar a los que siguen su rastro, se ha instalado en el bullicioso centro Diversia bajo una apariencia equívoca. Sagardi, título de las conocidas tabernas vascas de franquicia, sirve temporalmente de cabecera a lo que será la futura sidrería Miguel Ansorena, que ya opera en el lugar a pleno rendimiento. Lo que parece una taberna de pinchos es un asador muy serio que se abastece de productos nobles y que se beneficia de la experiencia del nuevo propietario.

SAGARDI-ANSORENA

Centro Diversia.

Avenida de Bruselas, 21. Alcobendas (Madrid).

Teléfono: 916 61 09 82.

No cierra.

Precio medio, entre 30 y 40 euros.

Anchoas a la bermeana, 8,20. Bacalao frito sidrería, 12,10. Chuletón (dos personas), 36. Tarta de queso fresco, 4,80 euros.

Pan ... 5,5

Café ... 7,5

Bodega ... 4

Ambiente ... 4

Servicio ... 5,5

Aseos ... 6

Sentados en incómodos taburetes, los clientes degustan más especialidades que las habituales en las sidrerías vascas, agredidos por el estruendo ensordecedor de las conversaciones y bajo el confianzudo tuteo de un servicio acelerado. Para compartir abundan las opciones. Se puede empezar por un correcto marmitako de bonito o un combinado de lomo y jamón ibérico. Es sabrosa la tortilla de bacalao, muy fina la morcilla de arroz a la parrilla con pimientos, y suculentas las anchoas a la bermeana, que, inexplicablemente, se presentan en las malolientes cazuelas de barro y se aderezan con más sal de la cuenta.

Bacalao y colas de rape

La casa vuelve a triunfar con el bacalao. Frito, a la parrilla o a las dos salsas (pil-pil y vizcaína), sus níveos y gruesos tacos son una delicia. Pero su mayor mérito se concentra en los asados a la parrilla. Da igual que se elija carne o pescado. Las colas de rape enteras, rociadas de una finísima emulsión de aceite de oliva, vinagre y ajos, son un prodigio. La misma técnica se aplica a chicharros, lubinas y rodaballos. Aun así, el gran acontecimiento es el chuletón, en el que Ansorena es un maestro. Se abastece de gruesas cintas de vacuno mayor de seis o siete años, procedentes del matadero de Betanzos (A Coruña), que deja madurar en cámaras entre tres y cuatro semanas. Trocea chuletas de un kilo con un grosor de tres dedos, que primero templa cerca del fuego y luego embadurna con sal marina mientras se asan para que creen costra y resulten jugosas. Las sirve troceadas y se toman con pimientos del piquillo.

El restaurante Sagardi de Alcobendas, la futura sidrería Miguel Ansorena, destaca por sus carnes y pescados a la parrilla.
El restaurante Sagardi de Alcobendas, la futura sidrería Miguel Ansorena, destaca por sus carnes y pescados a la parrilla.SANTI BURGOS

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TODA LA SIDRA QUE QUIERA, POR DOS EUROS

NI LOS POSTRES ni la bodega contribuyen a elevar el nivel de la casa. El repertorio dulce lo integran un conjunto de golosinas de segunda que ni de lejos están a la altura de los platos salados. Se salvan la panchineta, la tarta de queso con arándanos, el helado de maracuyá y el sorbete de limón al cava.

Tampoco la bodega, que tiene carácter marginal y parece concebida para salir del paso, da la talla para nada. La integran un puñado de riojas y riberas del Duero, además de tres albariños, algún chacolí y dos vinos navarros. Como alternativa está la sidra natural de Astigarraga (Guipúzcoa), bastante fina, a libre disposición del cliente, que se sirve a sí mismo en el propio comedor abriendo los grifos de los toneles expuestos. Se puede consumir cuanta sidra se quiera por un precio fijo de dos euros. A la entrada, sobre la sinuosa barra de siempre, se mantiene una vistosa oferta de pinchos (todos a 1,30) que tienen poco que ver con los rutinarios de Sagardi. Entre los fríos, pulgas de bonito, pastel de salmón y espinacas, pastel de cabracho, jamón ibérico con pimientos de Gernika, delicias de foie-gras y huevos rellenos. Y entre los calientes, pulgas de lomo con piperrada, morcilla de Orio con pimientos, bacalao frito, jamón con setas, croquetas de bacalao, tortilla de patatas, chistorra y pimientos rellenos de bonito. Es agradable su minúscula terraza.

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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