Vascos y pragmáticos
El III Congreso de Colectividades Vascas no olvida las raíces, pero se mira al país de acogida y la situación económica
Decenas de vascos procedentes de los cinco continentes clausuraron ayer el III Congreso de Colectividades Vascas, cita ya oficial para los vascos de la diáspora, unidos por sus raíces culturales y lingüísticas, que no es poco, pero con unas referencias contemporáneas dispares. Jóvenes estadounidenses conservadores, empresarios emprendedores mexicanos o venezolanos, trabajadores que no encontraron el paraíso en la emigración y necesitan de la ayuda del Gobierno vasco, ciudadanos del mundo, en fin, que apuestan por la proyección exterior de las euskal etxeak (casas vascas) y de sus socios.
"Hay que ponerse al día", podría ser la conclusión a la que han llegado esta semana los 150 participantes en el congreso, procedentes de 19 países. La conservación de la lengua, la cultura o el folclore vascos está muy bien, pero hay que moverse para mantener el contacto en la lejanía. Los vascos de la diáspora han apostado por el uso de los nuevos medios de comunicación (Internet o televisión por satélite) para difundir su cultura, pero también las virtudes de cada uno de ellos. "Se trata de que se hable de las actividades de una euskal etxea y se difunda la cultura vasca, pero también la conferencia que ha ofrecido un vasco especialista del corazón", resumía ayer Josu Legarreta, director de Relaciones con las Colectividades Vascas.
Este espíritu pragmático se percibe en las respuestas que los jóvenes que viven en Estados Unidos o Argentina han dado en las encuestas que se han realizado en sus centros vascos. Unos y otros apuestan por la doble identidad y por abrir las puertas de las euskal etxeak al resto de la comunidad. "Abrir un jardín primero, eso atraería a los socios, a los que se alejaron, a los vascos que nunca se acercaron y a argentinos con otros orígenes", comenta una de las participantes en la encuesta que se realizó entre 2.000 personas de 42 entidades argentinas. En el campo institucional, estas sensibilidades se plasman en la creación de una Red Internacional de Amigos de los Vascos, tal y como se recoge en el plan cuatrienal (2003-2006) que se ha elaborado en este congreso.
Pero no faltan los tópicos. Los jóvenes de la NABO (North American Basque Organization) consideran, después del aprendizaje del euskera, el mus como la tradición más interesante. Son pinceladas de cinco días de encuentro, que se abrieron con los resultados de la encuesta realizada por el Gobierno vasco a 12.780 personas de 49 países. La intención de esta consulta era crear un registro (Atzeus) de las personas vascas residentes en el extranjero para poner en marcha un plan de ayudas económicas a la diáspora.
Los resultados dibujan un grupo humano que reside en su mayor parte en América y que tiene una media de edad de 64 años en los emigrantes de primera generación. Y en cuanto al dato más significativo, la media de ingresos mensuales de la comunidad vasca por unidad residencial están en los 479,31 dólares, aunque casi la mitad de los que han respondido la encuesta no ganan 300 dólares. Este dato alejado del mito del tío rico de América ha mostrado la cara menos amable de la diáspora a un congreso que se reunirá dentro de cuatro años con la voluntad de que los lazos no sólo sean culturales, sino también económicos.
Diálogo y rechazo a ETA
Los participantes en el Congreso no eludieron la situación que se vive en el País Vasco, con una condena expresa de cualquier tipo de violencia "y por supuesto la violencia de ETA", cuyo cese inmediato exigieron. "Procedemos de países muy diversos, organizados de acuerdo con sus Constituciones y estructuras socio-políticas propias, pero mantenemos el criterio de que el único valor absoluto de toda organización humana es la persona, su inquebrantable derecho a la vida y su desarrollo integral, individual y social", señalan en el comunicado final.
Los vascos de la diáspora solicitan que "todos los responsables en Euskadi entablen un diálogo, -único instrumento válido para resolver las diferencias y los conflictos-, a fin de lograr una convivencia democrática así como el desarrollo económico y social de nuestro Pueblo". Y piden "el escrupuloso respeto a la voluntad mayoritaria de los ciudadanos de los diferentes territorios de Euskal Herria".
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