Berlusconi busca amigos
El líder italiano lamenta la incomprensión ante su talante "innovador" y "chistoso"
Traje gris oscuro de chaqueta cruzada, camisa azul y corbata azulada con puntos blancos. Parece el traje oficial del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, y fue el que empleó para la velada que organizó el pasado fin de semana en el Palacio Madama con medio centenar de periodistas llegados de Bruselas. El presidente de la UE que peor prensa ha tenido en las últimas décadas quería aprovechar la ocasión para intentar sellar una tregua de seis meses con sus enemigos. "Tiene que haber otro Berlusconi, un fantasma que revolotea por Europa cometiendo crímenes y provocando que el verdadero sea tratado de una manera determinada por algunos periodistas extranjeros", se quejó.
Pero el que ofrecía la velada era el auténtico Berlusconi, no su espectro, y una vez más no defraudó a los informadores extranjeros con su lenguaje e ideas sobre el futuro de Europa. El hombre de la "moralidad absoluta", como él mismo se definió, resultó ser la víctima de su propio guiñol, con su séquito riéndole las gracias de forma acompasada. La puesta en escena duró 73 minutos. Lo único que cambió en su uniforme habitual fueron el micrófono y los auriculares para la traducción, a los que no dudó a recurrir en cuanto le preguntaron en inglés porque, como reconoció, el dominio que tiene de la lengua de su amigo George W. Bush "es colegial".
Según su propia estadística, el 85% de los periodistas italianos son enemigos "comunistas"
Nada era casual o improvisado. Los intérpretes estaban ocultos detrás de un espejo que alargaban los magníficos frescos restaurados de la sala. Los platos que se sirvieron durante la cena estaban compuestos para que aparecieran siempre los colores de la bandera italiana, como él hizo notar: albahaca, mozzarella y tomate, para la entrada; trío de pasta, en el primero; calabacín, patata y zanahorias hervidas para acompañar la carne con una especie de pudin tricolor, en el segundo, y una bola de helado de pistacho, otra de nata y otra de fresa, de postre.
Es esta forma de actuar, propia de un voraz empresario, lo que temen los líderes europeos. "Se fían de mí", afirma. El que se llevó las manos a la cara fue el portavoz de la Comisión Europea cuando le preguntaron ayer sobre la gran revelación de la noche. Berlusconi lanzó la idea de crear un "verdadero" Gobierno de la UE integrado por delegados de los primeros ministros que se encargarían de gestionar la Unión, lo que significaría la muerte de la Comisión Europea. Se escucharon risas y Berlusconi se refirió a ellas: "Es precisamente lo que sucede cuando se proponen cosas nuevas".
El líder italiano lamentó ante el medio centenar de periodistas que su carácter "innovador" y "chistoso" se vea como un peligro. "Innovar significa hacer funcionar mejor las cosas", añadió. Y no se cortó al acusar a los periodistas italianos, en un tono ofensivo, de lanzar "una imagen que corresponde a la de un criminal". "Sois amables, simpáticos y se puede estar plácidamente con vosotros; pero después empezáis a escribir". Según su propia estadística, el 85% de los periodistas italianos son enemigos "comunistas" instrumentalizados por una corriente de la justicia corrupta que quiere "tumbar el capitalismo".
"La izquierda italiana sigue teniendo la capacidad aún hoy de hacer pasar el comunismo como un bien que el hombre no ha sabido realizar; cuando ha sido la empresa más criminal, que ha creado únicamente terror, miseria y muerte", explicó. "Afortunadamente, hay jueces imparciales", puntualizó. Berlusconi cerró su particular discurso calificándose como un hombre equilibrado, comprensivo y transparente. "Soy un ciudadano más, igual que los otros". "Ésta es la realidad que todos los italianos conocen", concluyó.
En su peculiar y desconfiada visión de la prensa, Il Cavaliere lo único que admira es la "extraordinaria" capacidad de trabajo de los periodistas. "No tenéis sábados, ni domingos, no conocéis un fin de semana". Esta escuela de vida, según Berlusconi, ayudará a su hija Bárbara a ser una "magnífica manager" de los medios de comunicación cuando se haga con el control de la editorial Mondadori. Ya sin micrófono, aclaró que los "cuernos" que puso a Josep Piqué en el consejo informal de Exteriores en Cáceres el año pasado eran para decirles a unos niños que jugaban al fútbol que eso no se hacía.
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