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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

El Gobierno vasco descarta dialogar con ETA y opta sólo por la vía policial

El Gobierno vasco introdujo ayer, por boca de su consejero de Interior, Javier Balza, un cambio de calado en su discurso sobre la lucha antiterrorista, al descartar de aquí en adelante la vía del diálogo con ETA mantenida históricamente y admitir que a la banda terrorista hay que combatirla "sólo por la vía policial".

Las palabras del consejero Balza no permiten, sin embargo, vislumbrar si detrás de esa variación sustancial en el discurso late también un cambio en la política antiterrorista que el Ejecutivo vasco piense aplicar en lo sucesivo.

En todo caso, es la primera vez que desde las filas del nacionalismo oficial y desde las del Gobierno de Ibarretxe e incluso los anteriores, alguien se manifiesta en esos términos y con tal claridad. De hecho, la declaración de Balza supone derribar un pilar hasta ahora intocable del discurso nacionalista sobre ETA: que su desaparición tendría, siempre y en cualquier caso, un final dialogado.

El último intento conocido de lograr el abandono de ETA por esa vía data de 1998, cuando el PNV, EA y ETA sellaron un principio de acuerdo del que se derivaron después el Pacto de Lizarra y la tregua de la organización terrorista. Frente a aquel intento de contentar a ETA con una acción de unidad nacionalista rupturista, Balza parece entender ahora que el mantenimiento del diálogo con la banda como una premisa inexcusable para su final constituye un elemento "de debilidad" frente al que defiende "la respuesta policial".

Este cambio parece alentado por el convencimiento del nacionalismo de que ETA va camino de convertirse en un grupo residual, con un respaldo social ya muy mermado, y que cada vez lo será más, incluso entre quienes siguen votando a la izquierda radical. La pérdida será tanto mayor y rápida cuanta menos viabilidad le vislumbren sus seguidores.

Balza se pronunció por esa exclusividad de la acción policial en respuesta a una pregunta del diario Deia sobre la posibilidad de que ETA "termine como el GRAPO". En su contestación, el consejero se muestra convencido de que así será y explica: "Durante mucho tiempo hemos mantenido la tesis de que para desmontar y acabar con ETA había que avanzar socialmente, en conciencia social, en diálogo con la izquierda abertzale... Ahora, ya se ha avanzado lo suficiente (...). No tenemos que pretender dialogar con ETA". El responsable vasco de Interior concluye que a lo que queda de la organización terrorista "hay que abordarlo desde el punto de vista sólo policial" y que hay condiciones "para decirle a ETA que esto se ha acabado".

El consejero sí defiende el diálogo con la "izquierda abertzale" política, "cuando se den las circunstancias" -según la posición del lehendakari, Juan José Ibarretxe, cuando se desmarque de ETA- y también piensa que habrá que articular "medios dialogados" para "buscar soluciones a los presos". "Con quien no hay que dialogar es con el de la capucha y la pistola al cinto", dice.

Implícitamente, Balza viene a admitir que mantener la puerta del diálogo abierta con la organización terrorista constituye un elemento de debilidad en la lucha contra ella. "Habrá que articular medios dialogados [sobre los presos] pero el centro de la política antiterrorista, hoy día, no debe situarse en un elemento de debilidad respecto a ETA sino de respuesta policial a ETA", afirma. En esa línea, el consejero alaba la eficacia de "elementos consensuados de lucha contra el terrorismo", que reconoce hoy no existen, y apunta, como "principal elemento de debilidad" frente a la banda, a la discrepancia política.

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