Dos partidos de la coalición piden a Berlusconi un nuevo Gobierno
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, dedicó la jornada de ayer a pacificar la coalición de centro-derecha que le llevó al poder en 2001 y que aparece como un conjunto heterogéneo de partidos rivales. Después de los enfrentamientos del miércoles, que colocaron al Ejecutivo al borde de la crisis, dos de los socios de Forza Italia, los posfascistas de Alianza Nacional y los centristas de UDC, reclamaron a Berlusconi una urgente remodelación en el Ejecutivo.
Pero, seguramente, la formación de un nuevo Gobierno es la última cosa que está dispuesto a afrontar Il Cavaliere, en pleno semestre de presidencia italiana de la UE y, sobre todo, con el tercero de los socios políticos, la Liga Norte, embarcada en una espiral de amenazas al Ejecutivo que parece no tener fin. Los diputados liguistas votaron en contra de un indulto menor aprobado ayer por la Cámara de Diputados, gracias a los votos de Forza Italia, y el portavoz de la Liga, Alessandro Cè, no se recató a la hora de llamar "hipócrita" al jefe del Ejecutivo por sus promesas de una justicia cierta y su apoyo a esta medida de clemencia con los presos. ¿Es sincera la Liga cuando amenaza con abandonar el Gobierno? Todo apunta a que no.
Los comentarios radicales parecen más bien una estrategia de acoso al Gobierno, para imponer su programa. Aunque el propio líder de la federación, Umberto Bossi, aclaró a los periodistas que da por concluido el pacto que hizo posible el nacimiento de la Casa de las Libertades en 2000 y el sucesivo triunfo electoral, todo parece indicar que se trata de un "órdago".
