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Columna
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Desnudos en el Archivo

El Archivo Histórico alavés se ha llenado de desnudos, resultado del trabajo realizado por los asistentes al taller que sobre esta especialidad ofreció hace unos meses Lucien Clergé (Arles, 1934) en Vitoria, coincidiendo con la presentación de su exposición Arena. Signes des Sables en la ya desaparecida Sala Amárica.

Es una exposición que, digamos, alegra el ojo, no por lo que enseña, sino por las curiosas diferencias que cada alumno del francés establece al mirar un cuerpo desnudo. De mujer, por supuesto, ya que por una incomprensible razón el modelo hombre parece no alcanzar tanta popularidad en estos ejercicios. Salvo contadas excepciones, el sello de las lecciones impartidas por el reconocido profesor parece no haber hecho mella en el alumnado. La mayor parte de los veinte participantes, por su simpleza en el tratamiento, hacen del desnudo un vestido insulso y cicatero.

Con el privilegio de un escenario como el Museo de Bellas Artes de Álava y dos modelos profesionales, es incomprensible encontrarse con imágenes tan insustanciales, desprovistas del grado erótico que exige el género y rayando incluso en lo obsceno. Los afectados por este comentario siempre pueden autoproclamar un estilo personalísimo, pero manteniendo ese camino dudo lleguen muy lejos.

Con todo, existen piezas de interés. La composición de Nekane Aramburu, refiriéndose a las clases recibidas, donde Unamuno y Valle Inclán escuchan y preguntan desde sus cuadros al maestro, resulta divertida y original. En otra línea están Joseba Arenaza, Iban Ruiz de Gauna o Marisol Yaben, con desnudos realizados con notable dignidad, aunque sus referencias estilísticas se ciñen más a otros autores que a quien impartió el curso.

Alfonso Berridi (San Sebastián, 1958), mientras, revela en la sala DV de la capital donostiarra, a través de planos suficientemente cerrados para destacar el detalle, la geometría, el color y el movimiento de una rutina cotidiana como tomar el autobús para trasladarse por la ciudad. Es un tema aparentemente sencillo que nuestro autor magnifica con sus acetatos. Además de las fotos, su aportación escultórica habla de un hombre con sensibilidad abierta a las distintas maneras de hacer ese arte, tan permisivo en sus formas y maneras, que hoy se exhibe por todo el mundo.

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