Abu Mazen dimite de la cúpula del partido de Arafat ante las críticas y divisiones
El primer ministro palestino es acusado de hacer demasiadas concesiones a Israel
El primer ministro palestino, Abu Mazen, dimitió ayer como miembro de la dirección del partido gubernamental Al Fatah y amenaza con abandonar asimismo su cargo como jefe del Gobierno, al que llegó hace poco menos de cinco meses, y pone en peligro el proceso de pacificación iniciado hace un mes y medio bajo la tutela de Estados Unidos. Abu Mazen tomó esta decisión después de haber recibido las críticas airadas del comité ejecutivo de Al Fatah, que descalificaron su política de continuadas concesiones a los israelíes sin recibir contrapartidas importantes.
La crisis se venía gestando desde hace una semana, pero se precipitó el lunes por la noche en Ramala, en una reunión del comité ejecutivo de Al Fatah, cuando los sectores históricos del partido lanzaron una oleada de críticas contra el primer ministro, al que acusaron de comportarse con ingenuidad frente a Israel en el proceso de aplicación de la Hoja de Ruta, ofreciéndoles una generosa declaración de tregua de las facciones armadas sin recibir contrapartidas claras.
Los sectores históricos de Al Fatah, firmes seguidores del presidente Yasir Arafat, insistieron a gritos en sus acusaciones contra Abu Mazen, recordándole que las contrapartidas recibidas por parte de Israel eran mínimas; un repliegue superficial en Gaza y en Belén, la liberación de 53 detenidos y el anuncio de que la excarcelación de presos no superaría al 5% de la población reclusa y que no afectaría a ningún militante de las organizaciones radicales Hamás, Yihad Islámica y no alcanzaría siquiera a líderes de la Intifada, como Marwan Barghouti, miembro de la dirección de Al Fatah y diputado del Parlamento.
Las acusaciones no eran nuevas, las organizaciones radicales habían venido también lanzando en los últimos días imputaciones similares contra Abu Mazen, sobre todo después de que el Gobierno de Ariel Sharon anunciara su decisión de no decretar una amnistía general en favor de los presos palestinos -entre 6.000 y 8.000 reclusos- y optara por una política restrictiva de excarcelaciones de los reclusos. En la misma línea se habían manifestado la semana pasada los diputados del Parlamento palestino, reunidos en Ramala, que calificaron la política de Abu Mazen como "ingenua".
Abu Mazen, incapaz de soportar todas estas presiones, optó ayer por redactar dos cartas dirigidas al presidente Arafat. En la primera presentó su dimisión como miembro del comité central de Al Fatah, que le fue rechazada. En la segunda pidió al partido consignas y directrices claras con respecto a las negociaciones con los israelíes, al tiempo que ofrecía su dimisión como primer ministro si al acabar la tregua de tres meses establecida por la mayoría de los partidos radicales no consigue contrapartidas importantes.
En medio de esta crisis interna palestina, un portavoz del Gobierno de Sharon acusó ayer a los palestinos de haber roto la tregua y calificó al alto el fuego de "inútil", tras el atentado de un militante de la Yihad Islámica, que se suicidó en el interior de una casa de una granja colectiva situada al al norte de Tel Aviv y causó la muerte de una mujer y otros tres heridos. El autor del atentado, Ahmed Yehiya, de 22 años, había grabado antes de cometer el atentado una cinta de vídeo en la que anunciaba la acción terrorista como protesta por la negativa de los israelíes a liberar a los presos palestinos. Éste es el primer atentado suicida que se lleva a término desde que se anunciara, hace 11 días, la tregua unilateral palestina.
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