El Gobierno indulta a una maltratada que lesionó a su pareja
Oliva Vacas, la mujer que perdió un ojo como consecuencia del golpe que su ex marido, E. R. C., le asestó en febrero de 2001, ha sido indultada parcialmente por el Gobierno de la condena a tres años y medio de prisión que le fue impuesta en 1999 por un delito de lesiones infligidas a E. R. C., cuando todavía estaban casados.
El Consejo de Ministros, del pasado 13 de junio, conmuta la pena por otra de dos años de privación de libertad, "a condición de que no vuelva a cometer delito doloso en el plazo de cuatro años". La abogada de Vacas, Vilma Chauca, confía en que la nueva pena se suspenda una vez que el ministerio fiscal y la acusación particular comuniquen su acuerdo. "Lo normal es que Oliva no vaya a la cárcel", dice Chauca, "ya que cumple los requisitos para ello: no tiene antecedentes penales, no existe peligro de fuga y no cometerá ningún delito porque no es una delincuente".
Oliva Vacas, auxiliar de clínica de 44 años, denunció a su ex cónyuge por malos tratos en diez ocasiones y vive con su hijo de 10 años en una casa de acogida a las afueras de Madrid.
La Audiencia Provincial de Madrid la condenó en 1999 por haber producido quemaduras en la espalda a su marido, que la maltrató durante años, en el transcurso de una de las discusiones que mantenía la pareja. Vacas siempre negó que fuera ella la autora del "accidente", pero el fallo fue confirmado por el Tribunal Supremo en octubre 2001. Para conseguir el indulto, la asociación Mujeres que Ayudan, de Navalmoral de la Mata (Cáceres), de donde Oliva Vacas es oriunda, abrió una campaña dirigida al Gobierno en la que recogió 40.100 firmas de apoyo a Oliva.
Agresión en carretera
A raíz del suceso de 1996, la pareja se separó y el niño pasó a la custodia del padre, al que Oliva denunció por agresiones a ella y a su hijo tres años después, recuperando con ello la custodia del niño que declaró que había sido golpeado por el padre.
En febrero de 2001, el padre consiguió llevarse al hijo y a Oliva a un paseo en coche. Aquel día, a las tres de la madrugada, a la altura de Onrubia (Cuenca), E. R. C. detuvo el coche y exigió a Oliva que se bajara. En la cuneta, la cogió por el pelo, le dio un puñetazo en el ojo, que Oliva perdió después de varias operaciones, y la lanzó por un terraplén. Casualmente, presenció los hechos un guardia civil que se prestó a declarar como testigo en el juicio que se celebró el 1 de marzo de 2001, del que E. R. C. quedó en libertad por no existir peligro de fuga, aunque el juez le dictó un auto de alejamiento prohibiéndole acercarse a la madre y al hijo a menos de 200 metros.
E. R. C. incumplió la medida un mes después, cuando quiso llevarse al niño del colegio, por lo que fue condenado a prisión provisional. En la actualidad, el hombre cumple una pena de cuatro años de cárcel en Alcalá Meco por la agresión que le costó a Oliva la pérdida del globo ocular.
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