_
_
_
_
Reportaje:

Uno de cada diez homicidios se queda sin resolver

Interpol indica que el 93% de los crímenes se solucionan, pero 60 del año pasado siguen impunes

Jorge A. Rodríguez

Un crimen sin resolver es una espina clavada para los investigadores de Homicidios. Los archivos policiales acumulan expendientes de asesinatos pendientes que nunca se olvidan. "Antes o después surge un dato que nos permite dar con el asesino, pero hay casos que se empantanan: pueden considerarse crímenes perfectos", explica un experto policial. Las estadísticas de Interpol subrayan que el 93,87% de los homicidios que se cometen en España (2,91 por cada 100.000 habitantes) se resuelven, la mayoría en el mismo año en que se cometen. Es decir, que casi uno de cada diez crímenes queda impune: a veces, para siempre.

El concepto de crimen perfecto es relativo. Los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil explican que perfecto es el crimen planeado, en el que entre la víctima y el asesino hay relación, y que se queda sin resolver porque el malo no ha dejado rastros, se ha deshecho de cualquier prueba que le pueda incriminar y ha cuidado hasta el último detalle para que aunque en algún momento se sospeche de él nada se pueda probar. Los cometidos al azar, como los el naipe, no lo son. "Es como si uno va en coche por la carretera y mata a alguien que pasa por el campo y se larga sin dejar rastro. Entonces, ¿qué investigas ahí?", explica un veterano policía de Homicidios. "Pero incluso así a veces llegas al criminal, al convencimiento policial de que una persona determinada es el asesino, pero ¿cómo lo pruebas?".

El catálogo histórico de casos pendientes (el dentista Onaindía, el de Pilar Pacheco, Rosana Maroto...) es extenso, pero España ha sufrido varios casos entre el año pasado y este, algunos muy desconocidos, que siguen pendientes: estos son algunos de ellos, que acumulan ocho cadáveres.

LOS POZOS DE MURCIA

Cuatro cuerpos atados

El último caso data de abril. El cadáver del regente de una pajarería de Alhama de Murcia, cuya desaparición fue denunciada un mes antes por su familia, fue hallado el 28 de abril en un pozo seco de la localidad de Totana, envuelto en plástico, amordazado y atado de pies y manos. Era el cuarto cadáver de una persona asesinada hallado en un pozo murciano desde octubre. El hallazgo del cuerpo de A. N. L., de 34 años y natural de Totana pero vecino de Alhama, hizo mirar con recelo cada uno de los miles de pozos de la provincia. El cuerpo del fallecido fue localizado dos semanas después de que su coche fuera encontrado con las ruedas rajadas y los cristales rotos. Desde que en octubre fueran localizados el cadáver del hijo de un delincuente en Llano del Beal y el de un inmigrante marroquí en Avileses, se han localizado cuatro cuerpos dentro de pozos en Murcia. El 18 de febrero fue hallado en Corvera el cuerpo de José García Martínez, regente de un concesionario de coches en Sangonera la seca. ¿Sospechas? Muchas. Nada se ha probado. Aún.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

LAS BOMBAS DE VIGO

Dos muertos sin porqué

El 5 de noviembre de 2002, dos bombas estallaron en Vigo y Redondela. Una de ellas mató al matrimonio formado por Rosa Gil y Vicente Lemos. La otra hirió a Luis Ferreira y su hijo de 11 años. La policía detuvo y encarceló a Francisco Manuel Rial González, de 31 años, señalado por un testigo protegido como autor de las bombas. Tras cuatro meses de prisión fue puesto en libertad por falta de pruebas. La policía siempre dijo tener "el absoluto convencimiento" de que Rial participó en los crímenes y creyó a pie juntillas al testigo que dijo que lo oyó presumir de las bombas. Eso, hasta que un hermano del testigo atacó a éste por, entre otros asuntos, el lío que había montado. Vicente García Legísima, abogado de Rial, insiste en que no hay una sola prueba. El caso sigue pendiente y salvo que se detenga a un delincuente portugués supuestamente implicado en la trama, así seguirá.

LA NOCHE DEL AK-47

"Remátalos, remátalos"

Cincuenta balas salieron de un AK-47 (Kalashnikov) la noche del pasado 26 de febrero. Ivan Dimitrov, el Calvo, y Petrovic Murolov, dos reputados ladrones de coches de lujo, quedaban tendidos en el suelo acribillados a balazos, pero aún vivos. "Remátalos, remátalos, que aún están vivos", gritó uno de los criminales, en español con ligero acento, al hombre que empuñaba el fusil ametrallador. Una última ráfaga acabó con ellos. Eran las 19.25 en la calle del Jazmín de Madrid. Los investigadores del Grupo X de Homicidios están convencidos de que una banda rival les ajustó las cuentas por penetrar en su territorio. Incluso creen saber cuál. Pero el caso sigue pendiente, como otros 21 de los cometidos en Madrid en lo que va de año.

Estas dos últimas muertes encajan en una modalidad de crímenes violentos, relativamente nuevos en España, que son cometidos por grupos delictivos extranjeros que, por ahora, se matan entre ellos. Un estudio de la Guardia Civil dice que la población extranjera "presenta doce veces más tendencia al delito de homicidio voluntario que la nacional". Pero lo cometa quien lo cometa, ¿cuántos crímenes hay pendientes? "Del año pasado, unos 60 de 474".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_