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Reportaje:

Tinto de altura

Se presenta en Ronda el primero de una docena de vinos de calidad que se preparan en la zona

"Cuando me propusieron hacer un tinto de calidad a 1.000 metros de altura me pareció una locura", cuenta José Manuel Ramos Paul el propietario de la bodega que anoche presentó en sociedad el primero de una docena de proyectos de vino que se preparan en esta comarca. Estos empresarios con viñedos propios han hecho una inversión conjunta de 36 millones de euros y vienen empujando: "hace un año quedaron libres en Andalucía los derechos de plantación de 900 hectáreas y los bodegueros de Ronda se quedaron con 500", apunta José María Rodríguez, presidente del Consejo Regulador de las denominaciones de origen Málaga y Sierras de Málaga.

Uno de los pioneros del tinto en la zona fue Alfonso de Hohenlohe, aunque su marca Príncipe Alfonso no está inscrita en el Consejo. Quien aparece liderando este grupo es un ciudadano alemán, Friedrich Sachtz. Hay unas 400 hectáreas adscritas a la denominación de origen Sierras de Málaga, según datos del Consejo, con vinos blancos, en Mollina, Axarquía o la capital, y una zona de tintos, en el entorno de Ronda. La denominación tradicional de vinos dulces sigue manteniendo 1.500 hectáreas de cultivo.

La locura de Ramos Paul empezó hace tres años, una vez que admitió que "a medida que uno de aparta del paralelo de Burdeos, para producir un buen tinto tiene que subir metros sobre el nivel del mar". Compró 25 hectáreas frente a Grazalema, en una zona de alta pluviometría, en la que además decidió plantar 4.700 cepas por hectárea, un 50% más de lo habitual en otras zonas. "La idea no es producir más kilos, sino todo lo contrario: es mejor sacar dos kilos de dos plantas, que dos kilos de una sola planta; consigues más calidad", apunta el propietario. Hay otras características especiales en estos proyectos: "se está investigando con combinaciones de uvas muy singulares; Schatz tiene Pinot Noir, Petit Berdot y Lamberguer", relata Rodríguez. Ramos Paul, en sus viñedos de El Chantre, en una tierra arcillosa en pendiente, junto al yacimiento arqueológico de Acinipo apuesta por Tempranillo, Carvernet Sauvignon, Syrhaz y Merlot.

Este vino no tenía edad para ser embotellado. Es una uva de un año, "pero tenía unas características excepcionales y decidimos darlo a conocer. El nuevo vino se presentó en sociedad en la Maestranza de Ronda, en una fiesta en la que había invitados de Madrid, Barcelona, Sevilla y Málaga, entre los que estaban Victorio y Luchino, que han diseñado la etiqueta. En plena producción sacarán 200.000 botellas al año. Ahora, para un vino de media crianza, que no sale a la venta, han preparado 1.700 botellas "de prueba".

Este es un negocio familiar en el que la socia de Ramos Paul es su esposa, Pilar Martínez-Mejías Laffitte, que pertenece a una de las familias que vendió Cruzcampo a la Guinness. En el inicio de esta nueva aventura empresarial, Ramos-Paul confiesa que todavía no sabe si es una locura o no hacer estos vinos de altura.

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