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"Los iraquíes nos daban las gracias"

Evelio Otero se siente un salvador. Un salvador del pueblo iraquí. Este teniente coronel de las Fuerzas Aéreas de EE UU acaba de volver de Irak donde ha pasado los últimos nueve meses. Se quedó muy sorprendido por su acogida. "Fui recibido por multitud de gente que me agradecía el trabajo realizado. Esta sensación es tan gratificante que no tiene precio. La llegada a su país fue triunfal pero su estancia no fue tan placentera, aunque guarda buenos recuerdos. Ha dormido una media de cuatro horas como el resto de sus compañeros. La comida eran potajes precocinados que contenían alrededor de 4.000 calorías, cantidad fundamental para que los hombres del frente tuviesen la fuerza suficiente.

Estos meses han sido duros pero muy gratificantes para Otero, que participó ayer en el seminario Reflexiones para después de una guerra, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. En Irak se encargaba de la logística para que los soldados de primera línea tuviesen todo el armamento necesario en el momento de entrar en acción.

Este militar puertorriqueño de 42 años y padres españoles habla de la guerra con una frialdad pasmosa. Justifica su serenidad en sus 21 años de carrera en las Fuerzas Armadas. No ha pasado grandes momentos de peligro, el único lo vivió hace tres semanas. Sufrió una emboscada junto a seis compañeros por la calles de Bagdad mientras iban en un vehículo. "Cuando nos bajamos para comprobar de donde procedían los tiros fueron los propios iraquíes quienes nos señalaron de donde procedían. Está claro que el pueblo está con nosotros", explica con absoluta seguridad. La emboscada acabó con la detención de los artífices, que pertenecían al Baaz. Este es uno de los muchos ejemplos que Otero tiene para explicar su felicidad. Pero el que recuerda con más emoción, se produjo hace un mes. "Yo iba sucio, armado, con casco y se me acercó un niño que me cogió de la pierna y me hizo el gesto de victoria. Su madre que estaba a escasos metros me saludó con una sonrisa de oreja a oreja y me dio las gracias. Ahí ves que les has liberado de una pesadilla".

Otero, , tiene justificaciones para todo. "Todavía no hemos encontrado las armas de destrucción masiva porque tres meses es un tiempo demasiado corto, pero las encontraremos". Sin embargo avisa de que nadie espere encontrar grandes laboratorios. "Para mi sería suficiente para justificar una guerra encontrar una botella de agua llena de ántrax. Eso podría acabar con uno de mis batallones". Sobre al ataque al hotel Palestina, donde murieron tres periodistas, dice que no justifica lo que ocurrió "pero la reflexión en la guerra no existe, nuestros militares se sintieron amenazados y dispararon".

Este teniente lleva consigo encima una de los juegos de cartas más famosos de los últimos tiempos, en el aparecen los 55 iraquíes más buscados por la coalición, de los cuales unos 33 ya han sido detenidos. "Es una de las pocas auténticas que hay", asegura sonriendo. "La traigo a la charla porque a la gente le hace gracia verla". También lleva consigo un carné de uno de los miembros del Baaz.

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