La Junta destina 13.500 millones a paliar la desertificación

La Consejería de Medio Ambiente está trabajando en la elaboración del primer Plan Andaluz de Control de la Desertificación al que dotará con unos 13.540 millones de euros en un período de diez años. El plan prevé paliar las causas y los efectos derivados de la acción del hombre en el medio, así como restaurar ecosistemas e incluso a poner en valor recursos singulares de las zonas áridas.

La titular de este departamento, Fuensanta Coves, explicó que de la cifra global, la Consejería participará en un 5,9%, la de Agricultura y Pesca con el 13,4% y la Administración central aportará el 80% restante. Añadió que el texto, actualmente en proceso de elaboración, se presentará a Consejo de Gobierno después del verano. Coves puso de manifiesto la necesidad de diferenciar entre desertización y desertificación. "El primer caso se refiere a la erosión y los lugares desérticos generados por la propia evolución climática, mientras que en el segundo caso hablamos de las consecuencias de la acción del hombre en el entorno", aclara.

En España, la desertificación constituye el principal problema medioambiental, y en Andalucía, según el Plan Forestal Andaluz, el 45% de la superficie tiene problemas graves de erosión (alta o muy alta) y el 84% sobrepasa el límite admisible (erosión moderada, alta o muy alta), con lo que este proceso natural incentivado por la acción antrópica está afectando a 6.300.000 hectáreas.

Provincias más afectadas

Las provincias andaluzas más afectadas son Málaga, Sevilla y Almería. Los principales escenarios previsibles de la desertificación en las tierras mediterráneas andaluzas con los cultivos herbáceos de secano, los leñosos de secano, marginales abandonados, suelos degradados física y químicamente por la intensificación propia de los cultivos agroindustriales, áreas sobrepastoreadas y áreas con incendios recurrentes.

Por ello, las actuaciones de restauración en áreas mediterráneas están encaminadas, no sólo a la protección del suelo y el agua de las cuencas y embalses, sino también a garantizar el mantenimiento de la riqueza ecológica y social propia de estas zonas.

Algunas de las medidas establecidas en el Plan Andaluz de Control de la Desertificación que tratan de impedir o disminuir la degradación del suelo son el uso sostenible de los recursos hídricos, la conservación de los suelos agrícolas, la ordenación del pastoreo; además de la conservación de hábitats y de la biodiversidad.

El nuevo plan también persigue la defensa del medio natural frente a incendios forestales, la utilización sostenible de otros recursos naturales renovables, la defensa de la vegetación frente a plagas, enfermedades y agentes contaminantes, así como la regeneración de la vegetación natural en montes y riberas.