Pier Luigi Pizzi busca al héroe puro en 'Tancredi'
El director de escena lleva al Festival Mozart de A Coruña una de sus cinco versiones de una de las grandes óperas de Rossini, que cuenta también con Alberto Zedda en la dirección musical y los cantantes Raúl Giménez y Daniela Barcellona.
El héroe puro, el héroe magnífico, sin mancha, trascendental, el héroe absoluto: ése es Tancredi para Pier Luigi Pizzi. Al director de escena italiano, uno de los más importantes y prestigiosos del mundo, le ha costado llegar a esta conclusión. Quizá lo supo desde el principio, pero ha perseguido al personaje creado por Voltaire y luego más inmortalizado por la ópera de Rossini para descubrir todas las aristas y motivaciones de este caballero que marcha por la senda del Rey Arturo o que bien podría haberse convertido en un Don Quijote de haber sobrevivido a los sarracenos.
¿Sobrevivido? Pero, ¿acaso no lo consigue? Pues, depende. En la versión que presenta Pizzi en A Coruña, con Alberto Zedda en la dirección musical al frente de la Orquesta Sinfónica de Galicia, Tancredi no logra superar la última batalla. "Hay dos versiones, la de Ferrara, que es la que se presenta aquí, con un desenlace trágico, y otra posterior, de Milán, a la que Rossini añade un final feliz", asegura Pizzi.
Él ha puesto en pie todas, incluso una histórica en la que mezclaba los dos finales y que causó sensación en 1982, cuando la estrenó en el Festival Rossini, de Pesaro. "Fue la primera vez que hacía Tancredi y comprobé que era una ópera extraordinaria". Después repitió en 1986. "La monté con un ambiente de caballería y fábula, sólo con el final feliz". Después, otra vez, con final trágico. Así, mezclando, cambiando ambientes, transportándose a mundos de ensueño, góticos y barrocos, según, el Festival de Pesaro le vuelve a proponer que repita la versión de los dos finales. "Les dije que no porque ya tenía en mente otra completamente distinta, más abstracta, más sencilla, sin parafernalias, que necesitaba el final trágico". Ese último intento es el que Pizzi reivindica como definitivo y es el que se verá en A Coruña los días 3 y 5 de julio.
"Es una obra moderna y con mucha fuerza. Este trabajo lo demuestra, tiene una estética contemporánea, despojada del tiempo, con un sabor arcaico y un decorado metafísico, sin llegar al minimalismo, pero cerca", describe Pizzi. Parece, en fin, que ya ha encontrado su Tancredi, el que más le convence. "Lo he hecho como una obsesión, ha sido la búsqueda del héroe a través del tiempo". Por eso lo puede definir así: "Me gusta porque tiene humanidad, es cercano, de carne y hueso, y un símbolo de la juventud y la aspiración a la perfección. No acepta compromisos, le dirigen sus convicciones hasta el final y todo eso es muy importante destacarlo en un mundo donde reina el caos".
Esta persecución del perso-
naje le ha ocurrido con otras óperas. "Con Aida y con La traviata", confiesa Pizzi. Con la última todavía no ha terminado. En octubre, el Teatro Real abre su temporada con una versión de la ópera de Verdi hecha por Pizzi, que es de los que piensa que cuanto más se manosea una obra, más novedades se pueden encontrar de la misma: "Se puede trabajar sin parar sobre estas heroínas, siempre encuentras una luz y una mirada distintas. También es importante que el público las conozca bien, es más fácil que admitan novedades en ese caso que sobre algo que no saben qué es".
Volviendo a Tancredi. Es una de las óperas más importantes de Rossini entre las consideradas serias, pero en el genio del italiano, la seriedad siempre va acompañada de las marcas necesarias de la casa: "Hay ímpetu juvenil, mucha melancolía e ironía. Rossini nunca se toma todo en serio y hace que los elementos lleguen con transparencia y ligereza", afirma Pizzi del autor imprescindible, creador de El barbero de Sevilla, La italiana en Argel, El turco en Italia, La cenicienta, y también, en otro orden de cosas, igual de serias, los canelones Rossini o el turnedó Rossini, que tampoco son bobadas.
Pizzi, como Zedda, ha sido uno de los artífices de la recuperación espectacular del músico para los tiempos presentes. "A esto ha contribuido mucho el Festival de Pesaro", asegura Pizzi. "Rossini siempre, siempre será moderno. Pero hasta hace poco, había llegado a nosotros lleno de manipulaciones y arreglos hechos a capricho de los cantantes de turno. Hoy, gracias a las nuevas recuperaciones, se conoce el estilo y se le puede interpretar con un rigor absoluto", dice.
Es algo que también contribuye a que los cantantes ahora sepan con qué juegan. "Hoy se adaptan bien al estilo porque ya está bien implantado y lo conocen". Es el caso de Raúl Giménez y Daniela Barcellona, que protagonizan este Tancredi acompañados también por María José Moreno, Marina Rodríguez-Cusí y Marina Pardo, entre otros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.