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El ictus es más grave en las mujeres

Un estudio halla que el primer infarto cerebral es más devastador en la población femenina

En los últimos años, el ictus o infarto cerebral se ha revelado como uno de los peores enemigos de la salud femenina, en contra de la idea más extendida que lo define como una patología eminentemente masculina. No en vano, esta enfermedad es la primera causa de muerte entre las mujeres españolas, con casi 22.400 fallecimientos en el año 2000. Ahora, un equipo de científicos del servicio de neurología del Hospital del Mar de Barcelona ha descubierto que el primer infarto cerebral es más grave y sus consecuencias son más devastadoras entre la población femenina que entre la masculina.

Hay dos motivos para que esto sea así. El primero es que las mujeres sufren su primer ictus a una edad más avanzada. "La edad es, sin duda, un factor decisivo en la gravedad de un infarto cerebral y en nuestro estudio hemos encontrado una diferencia de hasta seis años entre la edad media en la que una mujer sufre su primer ictus y la edad a la que lo padece un hombre. Así, mientras que las estadísticas señalan una edad media de 68,8 años para los hombres, esta cifra sube hasta los 74,6 años en el caso de las mujeres", asegura Jaume Roquer, jefe de la unidad de ictus del servicio de neurología del hospital del Mar y responsable del estudio.

El infarto cerebral es la primera causa de muerte entre las mujeres españolas

La segunda razón se encuentra en el distinto grado de gravedad de los factores de riesgo. Los hombres padecen más procesos arterioscreróticos, mientras que en las mujeres son más frecuentes las enfermedades cardioembólicas, mucho más letales en el desarrollo de accidentes vasculares en el cerebro. Los autores del estudio han detectado una mayor incidencia de una de estas enfermedades cardioembólicas entre las mujeres (30,8%) que entre los hombres (18,7%). Se trata de la fibrilación auricular, una alteración en el ritmo cardiaco que da lugar a la formación de coágulos de sangre en el corazón que pueden viajar hasta el cerebro y ocasionar un ictus..

"Cuando el ictus está provocado por un accidente cardioembólico, el infarto es más extenso y afecta a una zona más amplia del cerebro. De ahí que las consecuencias sean más graves", explica Jaume Roquer.

Según el estudio, que se publica en el número de julio en la revista Stroke, aunque las secuelas del ictus en los sistemas motor y sensitivo son las mismas en ambos sexos, sí existen efectos invalidantes que afectan especialmente a las mujeres dependiendo de la zona del cerebro que resulte dañada. La afasia es uno de ellos. El paciente es incapaz de utilizar y comprender determinadas palabras, algo que en el caso de los enfermos analizados en la investigación ocurría en un 29% de las mujeres y en un 22% de los hombres. Una diferencia que se repite en el caso de la disfagia (dificultad para masticar o tragar), presente en el 20% de las mujeres frente al 14% de los hombres, y en las alteraciones visuales.

"Todas estas consecuencias son tremendamente invalidantes y críticas para el paciente desde el punto de vista social. Su vida activa se quiebra y tiene que dejar de hacer muchas cosas. La familia se tiene que reestructurar para atender al enfermo", explica Roquer. En muchos casos se trata de mujeres que, a pesar de estar en edad de jubilación, todavía continúan activas realizando las tareas del hogar, por lo que su nueva situación puede resultarles difícil de asimilar.

La gravedad de los ictus que sufren las mujeres y sus complicaciones hacen que se alargue el periodo de hospitalización. Los autores del estudio, que analizaron a los 1.581 pacientes que ingresaron por infarto cerebral en el Hospital del Mar entre diciembre de 1995 y enero de 2002, señalan que las mujeres permanecen en el hospital una media de dos días más que los hombres.

Además de la fibrilación auricular, otro factor de riesgo para la aparición del ictus es la hipertensión. El 65% de las mujeres estudiadas la padecía, frente al 52% de los hombres. En ellos los factores de riesgo más frecuentes eran, aparte de los procesos arterioscleróticos, el tabaquismo y el abuso del alcohol, todos ellos menos decisivos en el desarrollo del infarto cerebral. Esto hace pensar a los autores del estudio que la prescripción preventiva de anticoagulantes y el control de la hipertensión pueden resultar medidas esenciales para reducir la incidencia y la gravedad de los casi 80.000 ictus que se producen en España cada año.

El problema está en cómo detectar que el paciente padece fibrilación auricular. "Es una enfermedad muy frecuente en la gente mayor, pero no produce síntomas visibles. Nos hemos encontrado con que el 69% de las mujeres y el 71% de los hombres que padecían fibrilación auricular no tomaban ningún fármaco anticoagulante antes de padecer el ictus", asegura Roquer.

El neurólogo Jaume Roquer, en el hospital del Mar de Barcelona.
El neurólogo Jaume Roquer, en el hospital del Mar de Barcelona.CONSUELO BAUTISTA

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