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El Bellas Artes exhibe medio centenar de dibujos de la última etapa de Amable Arias

La muestra relaciona las obras con dos cuadros que la pinacoteca bilbaína adquirió en 2002

El Museo de Bellas Artes de Bilbao inauguró ayer la exposición Amable Arias. Dibujos. De lo invisible, que pretende acercar al público una de las facetas más importantes y constantes de la trayectoria creativa de Amable Arias (Bembibre, León, 1927-San Sebastián, 1984): sus trabajos sobre papel. La muestra, que reúne medio centenar de obras de distinto formato de la última etapa del pintor, permanecerá abierta hasta el próximo 21 de septiembre.

La exposición tiene como punto de partida la adquisición por el museo bilbaíno hace un año, en junio de 2002, de dos significativos lienzos de Arias: De lo invisible I y De lo invisible II. Ambos trabajos de 1972, se sumaron a otras obras que la pinacoteca había adquirido anteriormente. La viuda del artista Maru Rizo Castejón, donó además el año pasado al museo un primer conjunto de 15 piezas sobre papel.

Maru Rizo estuvo ayer presente, junto al director del Bellas Artes, Javier Viar, y la profesora de la Universidad de Deusto Mari Carmen Alonso Pimentel en la inauguración de la muestra, que Viar enmarcó dentro de la "obligada recuperación" de este artista que se está realizando en los últimos tiempos. Rizo confesó tener sentimientos contrapuestos, ya que "a Amable le hicieron tan poco caso en vida", recordó, "y ahora se le empieza a reconocer". Alonso Pimentel, autora de una tesis doctoral sobre el artista y del catálogo razonado de su obra, matizó que los expuestos "son una mínima parte de sus dibujos", que cifró en cerca de 6.000.

Sin embargo, gracias a esta muestra se puede conocer una de las facetas más importantes de Amable Arias, un hombre "íntegro y sincero" y un artista "compulsivo y lúdico", que usaba cualquier papel para dibujar y cualquier material, incluso café o vino. Arias, uno de los fundadores del grupo Gaur, formó parte de la vanguardia vasca de la posguerra, como recordó el director del Museo de Bellas Artes. "Fue uno de los pintores más singulares de un grupo del que formaban parte Ruiz Balerdi, Zumeta o Bonifacio. En él destaca su capacidad para la ironía y el sarcasmo, algo que apareció muy poco en el arte vasco de su generación", señaló Viar.

Las obras reunidas transmiten la alegría de vivir. Corresponden a la última etapa de la obra del pintor, los años setenta y ochenta, una de las de mayor intensidad creativa de su carrera. Fue también la etapa que compartió con Maru Rizo, quien estuvo a su lado hasta su muerte en 1984. "Es un dibujo muy gozoso", afirmó su viuda ayer, un dibujo en el que la fantasía y la imaginación del artista traspasa hasta el corazón de quien contempla su obra.

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