Un presunto sabotaje destruye el oleoducto que abastece de petróleo a Bagdad
Un soldado estadounidense muere en una emboscada al sur de la capital iraquí
Una explosión destruyó en la noche del sábado un tramo del oleoducto que abastece de petróleo a Bagdad a la altura de la localidad de Hit, a unos 140 kilómetros al oeste de la capital iraquí. Portavoces militares norteamericanos afirmaron ayer que el incidente estaba aún bajo investigación pero no descartaron que se tratase de un acto de sabotaje. La explosión, que no causó víctimas pero provocó un enorme incendio que aún ayer trataba de ser extinguido, arruinó en cierta medida la reanudación de la exportación de petróleo por parte de Irak. Desde el comienzo de la guerra el pasado 20 de marzo, ocho millones de barriles de crudo esperaban a ser vendidos en el puerto turco de Ceyhan, en el Mediterráneo.
La explosión del oleoducto se suma al ocurrido hace 10 días en otra línea de transporte de crudo en Kirkuk, al norte de Irak, pero esta vez ha tenido lugar en lo que los militares norteamericanos llaman el "triángulo suní", la zona del noroeste de Bagdad donde se han repetido en el último mes los ataques contra sus tropas. Un funcionario anónimo del Ministerio de Petróleo iraquí, citado por la agencia Reuters, aseguró ayer que se trataba de un "nuevo caso de sabotaje". El oleoducto dañado, construido en 1980, cruza Irak de norte a sur y se teme que pueda repercutir en los próximos días en el suministro de petróleo a Bagdad, donde las colas en las gasolineras empezaban a pertenecer al pasado. Su reparación llevará tres o cuatro días de trabajo.
El nuevo incidente aguó la celebración prevista en el puerto de Ceyhan por la vuelta de Irak al mercado mundial de petróleo, con la venta ayer de uno de los ocho millones de barriles de crudo almacenados allí desde hace cuatro meses. Irak, con las segundas reservas más grandes del mundo de oro negro después de Arabia Saudí, exportaba antes de la guerra, bajo el programa Petróleo por Alimentos de la ONU, dos millones de barriles diarios. Esa cifra ha caído a unos 750.000 barriles en estos primeros meses de posguerra, pero las autoridades de ocupación norteamericanas prevén que se incrementará sustancialmente en el mes próximo. Además de los actuales problemas de seguridad, la futura política de producción de crudo por parte de Irak se verá afectada por lo obsoleto de sus infraestructuras y de sus métodos de extracción.
Horas después del sabotaje, un soldado norteamericano perdía la vida y otro resultaba herido en un nuevo ataque con lanzagranadas a un convoy militar en la carretera de Jan Azad, a unos 20 kilómetros al sur de la capital iraquí. Esta baja eleva a 46 el número de soldados de EE UU muertos en "circunstancias hostiles" desde el pasado 9 de abril cuando cayó Bagdad, según datos del Pentágono. En las tres semanas que duró la guerra, de acuerdo con la misma fuente, murieron 87 hombres por fuego enemigo.
EE UU insiste en que los grupos atacantes son locales y están aislados, pero en los últimos días se han reiterado los ataques tanto contra soldados como contra centrales eléctricas y otras instalaciones. Nadie ha reivindicado aún estos atentados mientras los militares norteamericanos aseguran que son cometidos indistintamente por facciones leales a Sadam Husein, como antiguos guardias republicanos o fedayin, y por los voluntarios árabes procedentes de Yemen, Siria, Sudán, Arabia Saudí, Jordania, etcétera, llegados a Irak durante la guerra para apoyar al régimen baazista.
En este sentido, un fantasma recorre últimamente Bagdad, el del Partido Awdah, ("el regreso"), que supuestamente habrían creado familias ricas suníes para restablecer en el poder a los partidarios de Sadam y que estarían pagando 1.000 dólares a cada nuevo combatiente dispuesto a luchar contra la ocupación norteamericana. Otro grupo hasta ahora desconocido y también surgido de las sombras, el Frente Nacional Iraquí de los Fedayines, envió el sábado una cinta a la televisión de Líbano LBC en la que se amenazaba con la muerte a los soldados extranjeros en Irak.
Mientras tanto, la Operación Escorpión del Desierto, lanzada por el Ejército de EE UU contra estos focos de resistencia, cumplió ayer una semana durante la cual han sido detenidos 540 sospechosos.
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