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Pasaje y carga en barcos veloces

Balearia crece en el Mediterráneo y en el Estrecho y rompe el monopolio de Trasmediterránea

Balearia surca rápida el negocio marítimo de pasaje y carga en un mercado que estaba dominado por la compañía Trasmediterránea, la hoy privatizada Tras. La naviera balear-valenciana que preside Adolfo Utor acaba de estrenar con buques rápidos la línea Barcelona-Mallorca-Menorca-Barcelona y ha extendido su actividad al Estrecho, con cuatro rutas diarias entre Algeciras y Tánger.

"Queremos competir con el avión", afirma Adolfo Utor, que dirige la empresa surgida en 1998 tras el fiasco de la anterior Flebasa y que está bajo el control y propiedad de un grupo de ejecutivos. El volumen de negocio anual es de casi 60 millones de euros, con 1,5 millones de pasajeros en 2002.

La naviera Balearia registra un negocio anual de 60 millones de euros y en el año 2002 ha transportado a 1,5 millones de pasajeros

"El desayuno ha sido en Barcelona, la comida en Ciutadella, la merienda en Alcudia (Mallorca) y la cena en Mahón. Es una auténtica marca, un puente de alta velocidad por mar, imposible de cubrir en líneas aéreas regulares". Así se ufanaba Utor por el reto cubierto con la inauguración del nuevo enlace, con un nuevo barco, el Ramon Llull, un ferry rápido que transporta 479 viajeros y 100 vehículos y carga.

Barcelona fue la base de la ex hegemónica Tras, y en la reciente batalla para competir en los viajes con Mallorca, allí fracasaron los catamaranes de la argentina Buquebús y la indonesia Turbocat. "Balearia llega al centro de las ciudades y eso es un gran plus. Nuestro billete puede ser hasta cinco veces más barato que el de los aviones", agrega Utor, un empresario joven que comenzó desde abajo, a pie de muelle.

Bien asentada en las travesías en las islas Baleares y desde éstas con la Península, la empresa Eurolignes Maritimes (Balearia es la marca) abre la batalla del sur en el Estrecho, con el Algeciras-Tánger, y se enfrenta a un pool de siete barcos y un régimen de grandes comisiones en los billetajes. El viaje a África lo cubre el Federico García Lorca, que acoge 879 pasajeros y 210 coches. La clientela deseada son los emigrantes magrebíes y los turistas en Europa.

Con una plantilla actual de 500 trabajadores, la empresa cuenta con ocho barcos. En 2002 transportó 1,5 millones de pasajeros, concentrados hasta ahora en los puertos de Ibiza y Formentera, y en menor medida también en Dènia, Palma y Mahón. En verano de 2003 oferta 6.000 plazas diarias entre la Península y las islas. En cuatro años ha duplicado sus usuarios. No da beneficios y se sabe que en 1999 ganó 400 millones de pesetas con unas ventas de 5.000 millones.

Crecer sin ataduras

Balearia está en manos de directivos de la anterior naviera que fracasó, Flebasa, de Victoriano Sayalero, quien retiene un cuarto del capital pero está en retirada. La naviera se creó hace cinco años con un capital de 600.000 euros, a través de una sociedad anónima laboral, por cesión de los activos y la deuda de 1.500 millones de pesetas, que están a punto de enjuagar. La empresa, que nació con 200 empleados, se transformó en sociedad anónima para poder competir en solitario en el concurso para privatizar Trasmediterránea y crecer sin ataduras.

"Hay que expandirse para competir y tomar volumen", asegura el presidente. Así han botado barcos modernos y operativos en puertos complejos y han buscado servicios de éxito social para tomar volumen. Para la nueva flota han invertido casi 90 millones de euros. La motorista Caterpillar les financió un crédito del 80% para el Lorca, mientras que el nuevo Llull cuenta con una línea de ayuda de la UE de 12 millones. Las nuevas naves ferry, que alcanzan 35 nudos, han sido levantadas en los astilleros Rodríguez de Mesina, Italia.

La naviera Balearia afirma que sus líneas están "muy bien cubiertas y con frecuencias intensas todo el año, a veces cuando la competencia amarra en puerto". La firma se siente "comprometida con el servicio a Baleares", un mercado histórico de Trasmediterránea.

"Restamos clientes al avión. Una gran prima es la venta del pasaje y el transporte del coche", detalla Balearia, lo que significa que "nuestra progresión se basa en fidelizar clientes residentes, no sólo en sumar turistas de ida y vuelta. La línea de Dènia tiene grandes épocas de alza de tráfico, por ejemplo los viajes de los miles de temporeros peninsulares de verano. En los fines de semanas se dan muchos viajes de funcionarios y profesores con plaza en Ibiza, y en las vacaciones de Navidad se da un gran flujo de salida y entrada de inmigrantes y vacacionistas".

Balearia batalló ante la UE contra la Tras estatal y entró en agresivas campañas comerciales. Ahora, su apuesta es la venta en Internet. Para arañar pasajeros para el Estrecho situará roulottes en las carreteras y abrirá una oficina comercial en Bruselas. "Tras medio siglo, fuimos los primeros en instalarnos para vender pasajes a privados, por ejemplo, en el puerto de Valencia", reconoce Utor.

Un 'progre' que tiene negocios con Abel Matutes

El padre del fenómeno Balearia, Adolfo Utor, es un ejecutivo de 42 años, con estudios de Derecho, que empezó amarrando barcos y vendiendo billetes. Fue concejal en Dènia y dirigente del partido socialista valenciano. Utor ha establecido concretas alianzas estratégicas con otros navieros, con los que compite en distintas áreas, y no descarta en el futuro dar cabida a socios en minoría.

El pacto más significativo de Balearia radica en la comunidad de bienes, Gestión Naviera, que tiene con Pitra, naviera del potentado y político del Partido Popular Abel Matutes, un acuerdo para el negocio en la línea Ibiza-Dènia y sobre el barco Manuel Azaña.

En el frecuentado trayecto Ibiza-Formentera, Utor tiene un acuerdo con los dos rápidos del hotelero Alonso Marí, de Trasmapi, y también con un barco ferry de Matutes, de la firma Umafisa. Matutes es socio minoritario de la privatizada Trasmediterránea y no tiene interés en romper con Balearia.

La última asociación empresarial ha sido para lanzar la línea Algeciras-Tánger, en la compañía Nautas Al-Maghreb, donde cuenta Balearia con un socio minoritario de Marruecos, el empresario pesquero Hakim Oualit.

Balearia -tras el colapso de Flebasa- ha sobrevivido a peleas administrativas, vetos financieros y carteles. Ahora ha de cerrar un pacto con el ganadero y naviero arruinado Sayalero -que les cedió empresa con las deudas- para liquidarle la parte minoritaria del capital que retiene.

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