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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

... y ahora titular pensionista a los 34

Desde que llegué a España después de seis años en el extranjero, este país, mi país, no deja de despertar mis instintos día a día, algunos de ellos más primarios que otros.

Nunca me reprocharé el haber vuelto porque realmente levantarse por la manaña y tener aquel aliciente de "hoy volverá a ser distinto" no ocurre en todas partes. Un día amanece y descubro que España es el país de la Comunidad Europea y del mundo (¡del Mundo!) con menor tasa de natalidad, menudo récord; uno de los países de Europa donde más se fuma, también uno de aquellos en los que la edad media para independizarse es la mayor, en que el precio de la vivienda (y especulación urbana) es de los más elevados; uno de los países con mayor contaminación acústica (motos ensordecedoras, coches convertidos en cajas de truenos etcétera, etcétera), y con la menor sensibilidad a los problemas medioambientales que nos asedian; el segundo país de Europa con mayor pirateo informático (no recuerdo las estadísticas en otros tipos de pirateo) y, en fin, me invade la paranoia y empiezo a pensar que el Gobierno y los políticos nos dan la espalda y que estamos en una especie de laissez faire social con un denominador comun: el egoísmo.

Hasta que por fin un buen día me levanto y descubro en el buzón que mi tarjeta de la Seguridad Social, aquella que me permite ir al médico y utilizar una tarjeta modernizada y no un pedazo de cartón rancio, aquella que estuve esperando durante ocho meses desde que llegué y que por fin llegó, tiene en su recuadro derecho la clasificación de "Pensionista".

Pues sí, ¡pensionista a los 34 años, qué sorpresa y sin esperarlo! Pues nada, es sólo un proble-milla de esos que no importan, y es que cuando me fui hace seis años (y era dependiente de mis padres, pensionistas) pues aquellos datos quedaron grabados como en una especie de Piedra Rosetta de la base de datos de la Seguridad Social cuya solidez es palpable y ahora, a pesar de tener un número nuevo de seguridad social, haber pasado más de cinco años, tener 34 años y vivir en una localidad distinta, todavía me etiquetan de pensionista. Menudo chollo para mí; vaya ruina para un país que empieza a preocuparse por el volumen de jubilados. Sólo me pregunto cuántos como yo, por culpa de negligencias como éstas, andan con una tarjeta de pensionista en el bolsillo.

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